19.10.2008
El diputado nacional Claudio Lozano afirmó que el Ejecutivo está dando un giro hacia la ortodoxia y recuperando consignas de los ‘90. También consideró que se desaprovechan las oportunidades que da la crisis internacional.
Por Laura Rotundo
Buenos Aires > Claudio Lozano dialogó con La Mañana de Neuquén sobre el momento que atraviesa la economía mundial y dio su visión respecto de la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El economista de la CTA y Diputado Nacional del bloque “Buenos Aires para todos” criticó al oficialismo, argumentando que “quiere escaparse de la realidad”.
¿Cómo observa el escenario económico de este país?
Yo diría que desde el año pasado se vienen evidenciando algunos signos de agotamiento de la fase expansiva que la economía argentina -aunque bajo condiciones de desigualdad- tuvo entre 2002 y 2006.
Ya desde el 2007, las circunstancias que hicieron posible que se diera ese escenario expansivo, prácticamente han desaparecido.
Entre otros factores que nos beneficiaron allá por el 2002, con la economía paralizada, la infraestructura -tanto en materia de transporte como de energía- estaba absolutamente disponible para comenzar el proceso de crecimiento. Hoy, crecimiento mediante, existe un desborde absoluto en ambos sentidos, ya que las inversiones no fueron las suficientes para sostener el incremento de la oferta en niveles significativos.
El proceso inflacionario es el hecho concreto en el que se expresan estas señales de debilitamiento, que son las mismas que antes habían contribuido al crecimiento…
¿Y entonces?
Bueno… en este contexto, se abre un proceso económico distinto. Por lo pronto, la inflación en 2007 se ubicó en el orden del 25 por ciento anual; 2008 se cerraría rondando entre un 20 y un 25 por ciento y el año próximo sería de alrededor un 18 por ciento.
Yo digo que estas condiciones abren un período diferente porque obviamente suponen un deterioro del poder adquisitivo en partes importantes de la población argentina, además del cambio en las tendencias sociales que hasta el 2007 se venían evidenciando.
¿Se refiere a los índices de pobreza e indigencia?
Exacto. Lamentablemente, desde el 2007 esos números están subiendo nuevamente en la República Argentina, acompañados de un debilitamiento de la inversión, una desaceleración de la tasa de crecimiento de la economía y un ‘parate’ en la generación de empleo que se observa desde octubre del año pasado.
Este es un escenario que sin dudas se monta sobre los efectos que plantea la coyuntura mundial de hoy…
A propósito de la crisis mundial, ¿cree que van a acentuarse los puntos que
señaló?
En tanto no se tomen definiciones adecuadas a nivel mundial, yo creo que sí va a profundizar las tendencias que mencioné en Argentina… tendencias a la recesión, a la reducción del empleo, a los ingresos de la población y expansión de la pobreza e indigencia.
El hecho de que exista una crisis también en las naciones desarrolladas, también podría generar un momento que sea para aprovechar algunas oportunidades, para poner en marcha cuatro objetivos fundamentales:
En primer lugar, trabajar en la defensa de la población más vulnerable. Esto requiere de una política expresa de redistribución del ingreso a través de políticas públicas de alcance universal, que apunten a ampliar el consumo popular y el mercado interno, transformándolo a éste como una suerte de efecto ‘contracíclico’ para lo que será el derrumbe de los niveles del comercio internacional.
El segundo eje tiene que ver con defender el mercado interno y la producción local. En este aspecto, es indispensable utilizar todos los recursos disponibles para evitar la avalancha de importaciones.
En tercer término, el otro elemento consistiría en ubicar al Estado en el papel central del proceso de inversión, de manera tal que la inversión pública puede actuar para frenar la caída del nivel de actividad. Este punto tendría que venir acompañado de regulaciones estatales que establezcan criterios muy estrictos para el movimiento de capitales y el control del mercado cambiario, además de una supervisión exigente sobre el funcionamiento del sistema financiero.
Por último, el cuarto punto es trabajar en reforzar la integración de América Latina.
Yo creo que estas representan cuatro claves para que nuestro país se pare de forma inteligente e interesante ante la coyuntura mundial.
Si en lugar de hacer estas cosas, los criterios se mantienen tal cual están, seguramente lo que vamos a vivir es un agravamiento del cuadro que describía al inicio de este reportaje, con la única modificación de que los mayores niveles de recesión seguramente actuarán como atenuantes del proceso inflacionario.
Cómo diputado y miembro de la oposición, ¿cómo observa la gestión de Cristina Kirchner?
Lamentablemente al Gobierno, en lugar de notar que da pasos hacia las oportunidades que la coyuntura mundial plantea y de tratar -en base a una profundización de una estrategia heterodoxa- de proponer un proyecto de país frente a la crisis, lo veo más bien cerrado sobre sí mismo y deslizándose peligrosamente hacia posiciones más ortodoxas.
¿Por qué lo dice?
Por ejemplo, por las decisiones que se comunicaron de pagarle al Club de Paris, de reabrir el canje con los bonistas, el proceso de revisión tarifaria… esto parece más orientado a un ajuste más ortodoxo.
Por otro lado, veo al Gobierno francamente con una suerte de pérdida de brújula, creo que la perdió. Del mismo modo que hasta hace un mes el tema más importante era pagarle con reservas al Club de Paris y reabrir el canje, ahora parecería que ninguno de los dos anuncios se concretaría.
Además, lo observo recuperando muletillas que son propias de los años 90, planteando por ejemplo que hay que ‘subirse’ a los mercados de capitales en el momento en que esto se derrumba o bien, incluso profundizando políticas de apertura. De hecho, en el presupuesto recientemente aprobado, el Artículo 34 abre la libre importación para todo el equipamiento de infraestructura que se realice de aquí al 2010, cuando sería formidable hacerlo aquí, para incentivar un proceso de reindustrialización en Argentina.
Por eso, sostengo que lo veo con algunos deslices hacia la ortodoxia pero también con niveles de titubeo que indican una pérdida de brújula significativa.
Y en este contexto que usted describe, ¿qué le preocupa más?
Que no se tome ninguna medida para hacerse cargo del cuadro de agravamiento social existente, que afecta a entre 13 y 14 millones de personas en nuestro país.
¿Cree verdaderamente que el ex Presidente Néstor Kirchner influye en la gestión de Cristina?
Mi impresión es que, en general, la lectura que se hace de este ‘doble comando’ que existiría en el Gobierno pone el acento en cuestiones irrelevantes.
Sí creo que desde hace bastante tiempo, además de la sociedad conyugal que Néstor y Cristina Kirchner conforman, existe también una sociedad política… ya desde sus gestiones en Santa Cruz.
Independientemente de esta consideración, yo creo que no interesa realmente que haya uno o dos comandos, sino que el problema central reside en qué comando se tiene y en cómo se controla el timón.
Desde mi punto de vista, insisto que no existe una postura clara respecto de la situación internacional.
Por último yo creo que el Gobierno, vía manipulación de las estadísticas, ha intentado fugarse de la realidad de una Argentina que quería que fuese distinta.
Los argumentos en los que se funda el presupuesto recientemente aprobado indican también que tiende a fugarse del planeta porque no hay ninguna hipótesis que tenga algo que ver con lo que realmente sucede.