Por Claudio Lozano.
Ni todo el campo necesita que se le bajen las retenciones ni es cierto que el único tema para tratar sea el del sector agropecuario. Hay muchas otras cuestiones, como la pobreza, el empleo, los salarios, las jubilaciones, las tarifas, que merecen la atención del Parlamento. Pero, además, tampoco compartimos el proyecto en torno al cual se convocó a la sesión especial, por varias razones:
1) Porque es exagerada la rebaja en el nivel general de las retenciones. Por ejemplo la soja, que en el proyecto citado queda con una retención del 25%, podría tener una retención del 31% si se tomara en cuenta un criterio razonable de retenciones móviles en consonancia con la baja de los precios vivida a nivel internacional. En el caso del trigo, que en el proyecto queda con una retención del 15%, el nivel lógico sería del 20% y en el girasol, en lugar del 15% debería ser del 27 por ciento.
2) Porque hay una escasa segmentación en el proyecto y una ausencia de diferenciación en el tipo de productor. Como consecuencia de estas dos cuestiones, la aplicación de este proyecto implica una elevada desfinanciación del Estado (perdería, por ejemplo, casi el 60% de la recaudación por retenciones a la soja) y el beneficio se repartiría de manera muy desigual.
Por lo tanto, porque desfinancia de manera exagerada al sector público y porque distribuye de manera inequitativa los resultados de la rebaja en las retenciones, entendemos que no corresponde plantear un proyecto de esta naturaleza. A los niveles generales de retenciones que ya mencionamos se los debería acompañar con una profunda segmentación, que establezca categorías mucho más precisas como monotributistas, hasta 300 toneladas, hasta 600 toneladas, hasta 1.000 y de 1.000 en adelante.
Por último, tampoco compartimos la sesión especial porque es el resultado de la estrategia política de una oposición consentida, que sólo corre presurosa frente a las demandas del campo cuando entiende que con esto gana votos.