Veintitres
28-05-2009
Ariel y Fabio Basteiro
Su padre los acercó al socialismo pero hoy uno es diputado oficialista y otro candidato por el espacio de Pino Solanas. Sin embargo, comparten una pasión: “Cada vez que podemos, vamos juntos a ver a Vélez”.
Por Franco Mizrahi
Dice la ley primera, de José Hernández en el Martín Fierro, que los hermanos sean unidos. Y aunque la política los enfrenta de veredas, Ariel y Fabio Basteiro intentan cumplirla a rajatabla. Conocedores como pocos de su contrincante y fanáticos de Vélez –“Cada vez que podemos, vamos juntos a verlo”, aseguran–, los hermanos defienden hoy distintos modelos de país pero mamaron desde chicos el amor por el socialismo. En el ’78, plena dictadura militar, fue su padre –Héctor– quien los impulsó a sumarse al PS siendo adolescentes, y allí militaron hasta el 2004, cuando Ariel, dos años mayor, decidió aliarse al proyecto K. En el camino, los hermanos también se unieron a la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) –Ariel ya no tiene cargo en la central y Fabio es secretario general de Capital Federal– y a Aerolíneas Argentinas, donde fueron delegados gremiales. La misma empresa que el año pasado reestatizó el gobierno de Cristina Fernández y que Ariel defendió desde su banca en el Congreso nacional. Aunque, claro, su hermano Fabio –primer candidato a legislador porteño por Proyecto Sur, el partido de Pino Solanas– lo critique. “Es que soy crítico del kirchnerismo. Estoy convencido de que hay que transformar este modelo económico con urgencia porque instaló la desigualdad”, explica Fabio.
–Y usted Ariel, ¿opina lo mismo?
Ariel Basteiro: –No. Mi lectura de la coyuntura es diferente. Creo que el modelo de acumulación del kirchnerismo fue el que más transformaciones logró en los últimos sesenta años y más coincidencias tuvo con las ideas de un socialista. Siempre desde un apoyo crítico. No podemos desconocer que se modificó la política exterior, se rediscutió la definición de la memoria y los derechos humanos o se benefició a los sectores menos pudientes. No ver eso se debe a posiciones puramente electoralistas.
Fabio Basteiro: –Como trabajador, tengo un interés de clase y este es estrictamente contrario a los intereses que nuclea este gobierno. El 92 por ciento de los jubilados de la Argentina está por debajo de la línea de pobreza, el 74 por ciento cobra la mínima, hay 14 millones de pobres y 5 millones de indigentes. Además, el Gobierno prorrogó los contratos petroleros de American Petroleum por cuarenta años más y está haciendo desastres con las minas a cielo abierto. Creo que hay que repensar si se trata de un mejor gobierno.
–¿Consideran al kirchnerismo como un espacio progresista?
F.B.: –No.
A.B.: –Los progresistas de ayer son los que hoy están con Kirchner. Este gobierno tiene matices, producto de lo que es el peronismo, es un gobierno en disputa. Me preocupa cierta pejotización, justificada por la unificación de la derecha y la oposición. Pero más allá de eso puedo sacar la carpeta y plantear cuántas escuelas se construyeron o cuál fue el nivel de mejora salarial o de inversión en infraestructura.
La defensa K de Ariel tuvo sus consecuencias. En febrero pasado, la Comisión de Ética del PS resolvió expulsarlo del partido –y a Oscar González, secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de la Nación–, por considerarlo responsable de los incidentes que impidieron la realización del IV Congreso Nacional Extraordinario del socialismo. Una condición no compartida por Jorge Rivas, también socialista y aliado K, que asumió su banca de diputado la última semana.
–¿Cuál fue su sensación cuando vieron a su amigo, Rivas, volver a ocupar su espacio en el Congreso?
F.B.: –Me dio mucha emoción. Jorge es uno de los compañeros políticos más lúcidos que hay.
A.B.: –Yo lo viví de cerca porque acompañé el proceso desde el núcleo íntimo. Fue muy fuerte. Compartímos bloque, banca, todo. Nunca tuvimos diferencias importantes. De hecho, los dos terminamos cascoteados por el Partido Socialista por la postura que asumimos en los últimos tiempos.
–Se refiere al apoyo K. ¿Por qué considera que no le otorgan la personería gremial a la CTA, teniendo en cuenta que usted formó parte de la central?
A.B.: –El tema de la personería de la CTA es una cuestión pendiente. (Hugo) Moyano y las patronales trabajan para que no salga.
F.B.: –El tema no es la personería sino la libertad sindical. El Gobierno prefiere acordar con el modelo sindical de los gordos de la CGT.
–Su hermano apoyó la reestatización de Aerolíneas. ¿Cuál fue su postura?
F.B.: –El proyecto presentado no fue el que se votó. En este gobierno, están (Ricardo) Jaime y (Julio) De Vido, sospechados de manejos turbios.
A.B.: –Lo de Aerolíneas ningún otro gobierno lo hubiera hecho: una expropiación. Pino decía que era “un choreo”. Hoy tiene otro discurso. Eso demuestra la falta de coherencia de dirigentes que dicen una cosa y después otra.
F.B.: –Acusar a Pino Solanas, que tiene una trayectoria en defensa de los intereses nacionales, por la postura que adoptó merece una reflexión más profunda de quien lo diga.
–¿Lo imagina presidente?
F.B.: –Más que pensar futuras candidaturas, hay que discutir el proyecto. Hay muchos compañeros que podrían ser candidatos, como Víctor De Gennaro, por ejemplo.
–¿Y desde las filas K, por quién apuesta?
A.B.: –Todavía falta mucho para el 2011. Más allá de Cristina o Kirchner, me conformo con que los cambios se profundicen. Con ellos se puede bancar y discutir todo hacia adelante. No me traigan otros candidatos para ser referentes del espacio.