Por Alcira Argumedo *
Algo está muy distorsionado en la Argentina, cuando aquello que debió haber sido una mera formalidad por la cual se establecen las autoridades de la Cámara de Diputados y la integración de sus comisiones –según el criterio de respetar la representatividad de las distintas fuerzas políticas en las elecciones legislativas del 2007 y del 2009– pasó a ser una confrontación que llevaría a hablar de traiciones, derrotas, alianzas espurias, castigos, venganzas. La heterogénea y contradictoria oposición a la cual se sumó Proyecto Sur y otros bloques de orientación similar, simplemente llegó a una coincidencia metodológica por encima de sus profundas diferencias políticas: imponer reglas de juego capaces de garantizar la mencionada representatividad como base para negociar un acuerdo con el oficialismo, que se negaba a aceptar el nuevo escenario impuesto por el resultado de las elecciones del 28 de junio.
Bajo toda evidencia, las relaciones de fuerzas han cambiado en Diputados y esto es difícil de aceptar para quienes durante los últimos cinco años detentaron la capacidad de hacer aprobar –con distintos esquemas de alianzas en cada ocasión– la gran mayoría de las leyes que promovieran. Incluso lograron, como en el caso del veto presidencial a la Ley de Protección de Glaciares, que los mismos legisladores que la votaron casi por unanimidad en ambas Cámaras levantaran poco después sus manos para aceptar el veto. Tal vez la derrota haga referencia a que el diputado Gioja no continuará siendo presidente de la Comisión de Minería de Diputados, lo que le permitía actuar en conjunto con su hermano el senador Gioja, presidente de la Comisión de Minería del Senado, a fin de favorecer los negocios de su otro hermano el gobernador Gioja de San Juan con la Barrick Gold en la aberrante explotación minera a cielo abierto con cianuro y uso descomunal de agua potable: una irresponsable depredación avalada por el veto a la Ley de Protección de Glaciares. Es posible también que se considere una derrota el hecho de que alguien como Solanas pueda ser presidente de la Comisión de Energía y Combustibles, dada su histórica posición sobre el saqueo de nuestras riquezas: todavía tiene en las piernas cicatrices del atentado de 1991, cuando comenzó a denunciar ese saqueo. Debido a la coincidencia puntual acerca de las reglas de juego, se acusa a Proyecto Sur de haberse aliado con la derecha, pero no se le cuestiona al oficialismo su más profunda alianza con la derecha en casos anteriores ni tampoco su reciente alianza con la derecha para votar conjuntamente a favor de un canje de la deuda que permita honrar los reclamos de los Fondos Buitre y regresar sin gloria al FMI.
Proyecto Sur apoyó al oficialismo en determinadas leyes –la estatización de Aerolíneas Argentinas y de las AFJP, la ley de medios audiovisuales– aunque debemos reconocer que en todos los casos después hubo una trampa: los acuerdos de compra de Marsans con Airbus en vez de reconstruir la industria aeronáutica nacional; la utilización de los fondos de ANSeS para otorgar un préstamo a la General Motors o la compra de bonos, antes de pagar las deudas de ese organismo con los jubilados o instaurar el 82 por ciento móvil; la compulsión impuesta en el tratamiento de la ley de medios. No tocamos el tema de la Ley de Reforma Política y su veloz aprobación en el Senado, porque podría pensarse que nos afecta directamente. El tiempo irá demostrando si Proyecto Sur se ha aliado con la derecha.
La “tercera posición” del diputado Sabbatella es, bajo toda evidencia, un kirchnerismo con antifaz. Su nuevo bloque se conforma con el diputado electo por el kirchnerismo Carlos Heller, con Vilma Ibarra y con los socialistas-kirchneristas Ariel Basteiro y Jorge Rivas. Al acto de presentación del bloque en Atlanta concurrieron, entre otros, el viceministro de Economía kirchnerista Roberto Felleti, el diputado kirchnerista saliente Edgardo Depetri, el legislador kirchnerista Juan Cabandié, el kirchnerista Hugo Yasky de la CTA, miembros de la kirchnerista Carta Abierta y diversos simpatizantes del kirchnerismo: en la lógica de Aristóteles, sería más bien el “tercero excluido”. Sin embargo, para nosotros lo más grave y doloroso de estos episodios y de los análisis periodísticos o políticos ha sido el artero golpe bajo que un periodista propinara en su nota a una diputada hija de desaparecidos –sobrepasando límites éticos y exhibiendo rasgos de crueldad– por haber tomado una decisión en el Parlamento con la cual el periodista no concuerda.
Diputada nacional por Proyecto Sur.