Ollanta y Fujimori, entre el pasado y lo que puede ser
Por Gustavo Torres
El 5 de junio se realizará la segunda vuelta electoral para elegir Presidente de Perú. Ollanta Humala y Keiko Fujimori intentarán captar los votos necesarios para triunfar ejercitando la mesura de no parecer ni tan de izquierda ni muy de derecha. Los desafíos de un país estragado por el modelo neoliberal impuesto en los ’90 por el padre de Keiko, el expresidente convicto Alberto Fujimori.
Los resultados de los comicios del 10 de abril determinaron que el candidato de la alianza Gana Perú, Ollanta Humala Tasso (48) y la candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori Higuchi (35) -hija del ex presidente preso, Alberto Fujimori- pelearán por la presidencia de Perú en una segunda vuelta electoral a disputarse el 5 de junio. Humala obtuvo el 31,2% contra el 23,2% de Keiko; más atrás se posicionaron Pedro Kuczynski con el 19,3% y Alejandro Toledo con el 15.2%. Para que un candidato gane en primera vuelta necesita obtener el 50 % más uno de los votos.
Con esta primera victoria, Ollanta no tiene nada asegurado, por lo que tendrá que modificar su estrategia electoral respecto al balotaje de 2006, donde terminó perdiendo frente al actual mandatario, Alan García Pérez de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre. Algunos analistas peruanos afirman que los discursos radicalizados de Ollanta en las últimas elecciones permitieron que toda la derecha se uniera alrededor del candidato del APRA. Consultado por Revista ZOOM, el dirigente peruano Guillermo Bermejo Rojas del Movimiento Todas Las Voces, sostiene lo contrario: «la gente sigue esperando que Humala polarice las elecciones. En la elecciones del 2006 cuando toda la jauría periodística se le tiro encima con lo del ‘chavismo’, así como los principales grupos económicos y el apoyo explícito de Estados Unidos a los candidatos del establishment en primera vuelta tuvo 31%, y toda la derecha tuvo que meterle mano a las ánforas para que Alan García ganara; Ollanta en segunda vuelta sacó 48%».
«Todos contra Ollanta» era el lema de sus contendientes en las elecciones de 2006. En ese sentido, el candidato de la alianza Gana Perú empezó a mostrar otro talante, ya no discute, propone y aprovecha cada oportunidad para explicar sus propuestas, ya no se expone de una manera personalista sino en el marco de la coalición Gana Perú -conformada por el Partido Nacionalista junto a fuerzas de izquierda, gremiales, populares e indígenas-, promoviendo a históricos líderes políticos y sociales al Congreso a través de las dos listas, y por primera vez en la historia republicana peruana fue electa una representante de los pueblos indígenas amazónicos en el parlamento, representando a la Alianza Gana Perú. «Estamos dispuestos a hacer muchas concesiones para lograr la unidad del Perú y vamos a conversar con todas las fuerzas políticas», sostuvo Ollanta Humala apenas supo que ganó la primera vuelta. Por su parte, Keiko Fujimori buscará desligarse de la figura de su padre, preso por violación a los derechos humanos y corrupción, para atraer al electorado que rechaza el estilo fujimorista, mostrar que ella es Fujimori, pero no Alberto. Keiko insiste en que va a «respetar la democracia», abriéndose de aquellas declaraciones de que el gobierno de su padre era «el modelo a seguir» o calificar al mismo como el «mejor presidente del Perú». Keiko Fujimori, se presentó como una mujer experimentada pese a su juventud, 35 años, dado que ofició como Primera Dama del Perú durante la segunda presidencia de su padre. Basó su campaña en defensa de los llamados «logros» de su padre.
«El actual modelo económico fue impuesto por el ex presidente Alberto Fujimori, después de cerrar el Congreso en 1993, establecer un estado policial y llevar a cabo un amplio programa de privatizar las empresas nacionales y los recursos naturales, el padre de Keiko Fujimori usó parte del dinero para crear escuelas, hospitales y otros programas de infraestructura que beneficiaron a los pobres», señala el periodista, Luis Arce Borja. El ex presidente está cumpliendo una condena de 25 años por malversación de fondos y por haber ordenado el secuestro y asesinato de un profesor y varios estudiantes en la Universidad La Cantuta por un escuadrón de la muerte patrocinado por el propio gobierno de Fujimori, denominado Grupo Colina. Con la compulsa instalada: Ollanta pondría en peligro el modelo económico actual y llevaría al país en dirección de la Venezuela de Hugo Chávez. En ese aspecto, los opositores del líder nacionalista activa la alarma del miedo de que el candidato de Gana Perú terminará afectando el mercado estadounidense subscrito a través del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Perú, y que es alguien que «recortará las libertades»•, para que este no pueda captar cierto sector del electorado». En tanto, desde el sector humalista se buscará hacer hincapié en el pasado oscuro del fujimorismo en cuanto al respeto a las instituciones y los escándalos de corrupción y que en un eventual gobierno de Keiko el que va gobernar es el padre desde la cárcel y lograr en el menor tiempo su libertad, con este escenario se anticipa una campaña dura y polarizada para el balotaje del 5 de junio.
La composición en el Congreso y los desafíos
La Alianza Gana Perú obtuvo el primer lugar para el Congreso de la República, con 41 curules, seguido de Fuerza 2011 con 35, Perú Posible 22, Alianza por el Gran Cambio 17, Solidaridad Nacional 11 y el APRA con 4 lugares. El veterano partido del actual presidente Alan García, se ha presentado sin candidato presidencial en estas elecciones y obtuvo un ínfimo tres por ciento, llegando apenas a la mínima necesaria para mantener su condición de partido político legalmente reconocido, por lo que se puede considerar como el gran perdedor de estas elecciones ha sido el APRA.»El balance de esto es que si el mérito histórico de Haya de la Torre fue construir el APRA, el mérito histórico de Alan García ha sido destruirlo», afirma el historiador peruano, Nelson Manrique. Otro de los que sufrieron revés han sido el ex mandatario, Alejandro Toledo y el ex alcalde de Lima, Luis Castañeda, calificados como candidatos del crecimiento económico junto a Pedro Kuczynski. Ambos en determinados momentos de la campaña eran los favoritos pero que a medida que se acercaba el día de ir a las urnas fueron cayendo en las preferencias.
Al igual que en 2006, no hay duda de que la élite gobernante terminará apoyando la candidatura de Keiko Fujimori, teniendo en cuenta la oposición de estos actores a revisar de la Constitución de 1993, y un eventual gobierno de Humala rápidamente se encontraría en oposición a un congreso en el que su partido, a pesar de haber ganado el mayor número de escaños, sólo controla el 32 por ciento de los parlamentarios. Para cambiar la constitución requeriría una alianza con una o dos otras fuerzas con representación.
Para el analista político de la Universidad de Lima, Luis Benavente Gianella, la candidatura de «Ollanta Humala encarna el rechazo al sistema político y social actual, existe mucho malestar especialmente en las zonas rurales. Lo que ha hecho ahora es moderar su mensaje para ampliar su espectro social, porque, a diferencia de la campaña del 2006, ahora tiene de competencia a Keiko Fujimori, con quien compite en populismo. En ese sentido, su estrategia fue ser un poco más ‘light’. En toda la campaña no tuvo mayor agresividad contra sus adversarios. Y también fue monopólico en el tema anticorrupción». Por su parte, el dirigente del Movimiento Todas Las Voces, Guillermo Bermejo explica que «el problema de Humala es que esta demasiado empeñado en sacar su carnet de buena conducta cuando los resultados de la última encuesta en cuanto a lo que esperan del próximo gobierno es contundente: 39% espera cambios radicales en el tema del modelo económico y 38%cambios moderados.».
«El 76% de los peruanos quiere aumentos de sueldo, el 79% invertir más en educación, el 66% espera un seguro social para mayores de 65 años, casi un 75% más apoyo a los agricultores, 71% reducir los precios de los productos de primera necesidad, 75% espera mas puestos de trabajo, entre otros podemos decir que el discurso de Humala para tranquilizar los nervios de los de arriba le esta quitando credibilidad en los de abajo y en los jóvenes», dijo Guillermo Bermejo Rojas.
Otros analistas sostiene que Humala deberá aferrarse al estilo similar al del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva que ha adoptado en esta campaña y mantener la distancia del mandatario venezolano, Hugo Chávez, un líder izquierdista cuyo apoyo lo afectó en la pasada contienda.