Camille Chalmers, líder de la plataforma de Defensa de Haití para su desarrollo alternativo y referente de jubileo Sur en ese país, informó hoy en Diputados sobre la dramática situación que se vive en Haití, en una conferencia organizada por la Diputada Nacional Graciela Iturraspe del bloque Unidad Popular.
La diputada nacional abrió el encuentro expresando “su más enérgico repudio y preocupación por la ocupación que está viviendo la República de Haití a causa de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití (MINUSTAH), agravada o visibilizada por la brutal agresión que ha sufrido el pueblo haitiano, por parte de soldados uruguayos, integrantes de dicha Misión”. Asimismo, señaló que en el proyecto de declaración presentado solicita “al Poder Ejecutivo que en la próxima Reunión de la ONU, prevista para antes del 15 de octubre del corriente, la Argentina renuncie a continuar siendo una fuerza de ocupación en Haití”.
Por su parte, Camille Chalmers aseguró que para ellos es muy grave plantear la crisis que está viviendo Haití en términos de militarización. En ese contexto, exigió un “esfuerzo creativo de las fuerzas progresistas del continente para inventar mecanismos de solidaridad con el pueblo haitiano”. “Hay que poner fin a la tragedia y los pueblos latinoamericanos deben poder responder de otro modo”, señaló.
Chalmers denunció también la ilegalidad de la Minustah, y dijo que hubo una manipulación de la Carta Magna de la ONU porque no existió ninguna de las causales que exige el texto legal para justificar la presencia militar en el territorio. Señaló además la ilegitimidad de origen del gobierno haitiano; una manipulación ideológica que muestra a Haití como un “Estado fallido”; otra mediática, por la cual se muestra al país como un lugar “totalmente caótico para justificar la presencia militar” y las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos en el territorio.
Otro de los presentes fue Víctor De Gennaro, candidato a diputado nacional por el FAP, quien aseguró que la situación que se vive en Haití “es una nueva Escuela de las Américas”. “El silencio es ser cómplices y actuar en contra de quien fue el primer pueblo que logró la lucha independentista de Latinoamérica», concluyó De Gennaro
Estuvieron presentes en la conferencia el diputado Eduardo Macaluse –Presidente del Bloque Unidad Popular-, Nora Cortiñas -Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora-, Beverly Keene –Coordinadora Internacional Jubileo Sur-, Ricardo Peidrós –Secretario Adjunto de la CTA- , entre otros dirigentes de organizaciones.
Breve reseña histórica
El 29 de febrero del año 2004, una intervención militar franco-norteamericana destituyó al presidente haitiano Jean Bertrand Aristide. Posteriormente, este golpe de estado fue legitimado y reforzado con el mandato de la ONU que autorizó la presencia de tropas militares que integran la Misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití (MINUSTAH), con efectivos de diferentes países de América Latina (entre ellos de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Ecuador, Guatemala, Perú, Bolivia y Paraguay), y de otros continentes, comandados y financiados por EE.UU. y Francia.
La coalición golpista y Washington aprendieron de un error previo en el caso venezolano: en vez de detener temporalmente a Aristide, el embajador de Estados Unidos puso al depuesto mandatario haitiano en un avión y lo envío a República Centroafricana (donde también había un gobierno de facto desde el 2002) y el golpista François Bozizé hizo redactar una nueva Constitución y resultó electo presidente de Haití en 2003.Fue el antecedente inmediato de lo que luego se constituyó como el primer golpe de Estado exitoso en Centroamérica en el siglo XXI: el perpetrado contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya el 28 de junio de 2009.
Ya en ese entonces, la ansiedad de “hacer algo” por Haití condujo a varios países de Latinoamérica a emprender una intervención diplomática y militarmente mal concebida en su origen; pobremente implementada en ejecución y carente de propósitos políticos rigurosos y mensurables.
Antes de que la naturaleza golpeara con fuerza, con el terremoto de enero de 2010, la intervención militar desplegada desde 2004 en Haití había fracasado en términos de pacificar el país, estabilizar la situación política, reconciliar la sociedad y traer algún tipo de mejora en la calidad de vida de los haitianos.
Después del terremoto la excusa de permanencia de la intervención fue que estas “coaliciones de voluntarios” podrían ayudar en la crisis humanitaria y sanitaria causada por el sismo. Pero después de las pruebas audiovisuales recientes del abuso de los militares a los haitianos, los gobiernos de la Unasur empezaron a plantearse la necesidad de retirar las tropas.
Hoy, es evidente y urgente la necesidad del pueblo haitiano por asistencia coordinada, rehabilitación y toda solidaridad que pueda colaborar con una reconstrucción a partir de una lógica soberana y de cooperación humanitaria, para dejar atrás la ocupación dependiente y el aprovechamiento de las Instituciones Financieras Internacionales por seguir dando créditos y condenando al país a ser deudor de cuentas imposibles de cobrar.
Una vez más, decimos que la misión fracasada de la MINUSTAH y los organismos financieros usureros deben dejar el suelo haitiano. La ayuda entre pueblos no puede ser violenta; la ocupación no es solidaridad.