Por Sebastián Tafuro | Marcha . “Lo combativo no tiene por qué estar reñido con la belleza”. En el elegante salón del primer piso de la sede nacional de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Víctor De Gennaro recibió a Marcha y comenzó la conversación, que abordaría diferentes temas, reflexionando sobre la estética del lugar de encuentro y su ligazón con el espíritu de lucha de un gremio que supo tener grandes hitos.
Desde la rebelión popular de 2001 hasta su constante apuesta a un movimiento político, social y cultural de liberación, el actual diputado nacional por el Frente Amplio Progresista (FAP) se explayó largo y tendido con su tenaz discurso y un inconfundible estilo.
¿Cuál es tu reflexión sobre la conmemoración que se produce a 10 años de la rebelión popular de 2001?
Es muy importante recuperar la historia. Para mí es muy bueno que se recupere, aunque hay distintas recuperaciones. El poder lo va a mostrar y va a decir “guarda con el 2001, el caos, la represión”. Para mí el 19 de diciembre terminó la dictadura militar. Aunque quizás los jóvenes no conozcan tanto, fue lo más parecido al 27 de junio de 1975. Esa jornada, conocida como el “Rodrigazo”, hubo paro y movilización y fuimos todos a la Plaza de Mayo. Echamos a Celestino Rodrigo y a López Rega en su intento de hacer vía democrática con un gobierno popular peronista lo que después tuvo que hacer la dictadura. Ese día todos salimos a la calle y la Casa de Gobierno estuvo vacía. Sin embargo, ese día también comenzó el golpe ya explícito, el genocidio, “hay que darle para que tengan a este pueblo”.
Tardamos tantos años para volver. Y en el 89 cayó el muro y la traición del peronismo con Menem fue terrible. Ahí empezó otro desierto. La resistencia que empezamos en el 90, 91, el 19 de diciembre terminó. Laburamos una década y terminamos en todo el país movilizados contra el estado de sitio para decir “no”. Y al otro día, nadie en la Casa de Gobierno. Nosotros podemos ser capaces de voltear un gobierno, pero no somos capaces de gobernar. Terminó la dictadura y empezó un tránsito hacia el gobierno nuestro, hacia el gobierno del pueblo y ese es el tránsito en el que estamos.
¿Pensas que pudo haber habido otra salida política al 2001 o las condiciones no posibilitaron que haya ese “gobierno del pueblo” que vos planteas?
Estábamos más preocupados por defendernos. La mejor experiencia popular se llamó FRENAPO, Frente Nacional contra la Pobreza. Fue impresionante. El poder te va a mostrar la represión y la huida de De La Rúa, pero no te va a contar que ese año por ejemplo hicimos el Matanzazo, 19 días tomada la ruta 3 y Patricia Bullrich (que era Ministra de Trabajo en ese entonces) tuvo que ir a firmar ahí para desactivar el corte. Tres veces llenamos la Plaza de Mayo al mes siguiente, hicimos la marcha contra el ALCA y luego el FRENAPO, una consulta popular con 3.100.000 votos. El 13 hubo un paro nacional conjunto con la CGT, votamos el 14, 15, 16 y 17; el 18 hicimos la conferencia y a la noche empezó el quilombo. Era toda una movilización popular. Había todo un trabajo y una organización, pero estábamos más preocupados por defendernos. Hasta el nombre de la mejor experiencia popular que hicimos es defensivo.
Perteneces a la corriente Unidad Popular que está dentro del FAP y al mismo tiempo impulsas un movimiento político, social y cultural que trascienda esas siglas. ¿Hay un instrumento político específico? ¿Cuál es la relación entre las distintas organizaciones?
La política es todo, es construcción de poder para hacer lo que uno cree que debe hacer en función de un proyecto, en nuestro caso, recuperar la soberanía de la patria y hacer la felicidad del pueblo. Para eso queremos tener poder. Vos construís política para eso, la política no es un instrumento, no es una organización. Vos vas cambiando y haciendo las organizaciones que te permiten conseguir el objetivo, no hay que enamorarse de la sigla, del aparato, sí de la construcción colectiva. Por eso una constituyente social somos todos, el pueblo, el enemigo no, el que concentra y extranjeriza no tiene nada que ver con nosotros, los que mandan, los que asesinan, ni genocidas ni corruptos, esos ninguno. La autocrítica que hicimos después de 2001-2002 es que nos falto conciencia para gobernar. Entonces hay que construir una nueva experiencia política, un nuevo movimiento político, social y cultural. Hace 30 años atrás le hubiéramos puesto solo movimiento político, todos entendían, pero ahora lo político está asociado a lo electoral.
La política es integral. Nosotros hoy tenemos una central de trabajadores que está en construcción, que ha instalado un proyecto diferente y crece. Hoy somos 3 veces más que en el 2001. La constituyente social es un proceso de construcción más colectiva. Ahora empiezan las asambleas locales para construir la asamblea general. También vamos a lo electoral. El FAP es un frente electoral, es una parte de la política. Ese frente puede contribuir a hacer una nueva experiencia política, es un desafío esa transformación.
Es la primera vez que ocupas un cargo legislativo y vas a ocupar la vicepresidencia de la Comisión de Legislación del Trabajo; ¿qué proyectos pretendes impulsar desde ese lugar?
Es un privilegio poder estar ahí en esta etapa, me produce apasionamiento, es demostrar que también ahí se discute y se construye política, es parte del todo, por eso somos un instrumento electoral, un instrumento electoral por la unidad popular. Lo primero es terminar con el hambre, darles el 82% móvil a los jubilados y enfrentar la precarización del trabajo de los jóvenes. Esas determinaciones significan discutir la renta en su conjunto, la renta petrolera, sojera, minera, ictícola y financiera; significa discutir por la democratización. Mis compañeros me pueden perdonar cualquier cosa menos que me confunda. Nosotros no estamos ahí para establecer el capitalismo en serio, estamos para legalizar la respuesta al conflicto que viene con este ajuste que nos quieren vender como el único posible, estamos para recuperar un proyecto de nación soberano y la felicidad para nuestro pueblo.
Desde el kirchnerismo se plantea que la contradicción principal en la Argentina es entre un modelo nacional y popular que encarna el gobierno y aquellos que pretenden retomar un modelo neoliberal. ¿Qué piensa Víctor De Gennaro al respecto?
No me dice nada eso a mí. No se dice “quiénes” en esa afirmación. ¿Boudou? ¿El pago de la deuda al club de París? ¿La Barrick Gold? Las palabras hoy han sido malversadas de tal manera que se discute en abstracto. Hay que discutir en concreto. Cuando empieza a discutirse en concreto, uno ve a quién beneficia. Como eso de “hay oficialismo y oposición”, en algunos lados yo soy oficialista. Si viene la Presidenta y, en vez de decir lo que dijo, dice “yo les pido que aprueben una ley de salario universal para los chicos”, lo voto con las dos manos. ¿Por qué no lo dijo? Porque saltaría que no es universal. Porque le están pagando a 3.400.000 pibes, que es un fenómeno, pero no le están pagando a 4.800.000. Hay que hablar de los temas concretos porque si no uno se confunde con esas abstracciones. Hay que fijarse en los hechos más que en las palabras, decía Walsh. Uno es lo que dice, pero no es solamente lo que dice, es fundamentalmente lo que hace.
¿Qué ejes encontrás para explicar el 54% de Cristina?
Que Cristina haya ganado así tiene un par de causas: la primera que uno tiene que reconocer es que hay mucha gente de nuestro pueblo que considera que hay muchas cosas positivas en el gobierno. La segunda tiene que ver con algo más general: ganaron todos los oficialismos. Eso muchas veces se obvia. Además de una parte que ve lo positivo que se está haciendo, hay otra parte que analiza “mejor malo conocido que bueno por conocer” porque venimos de sobrevivir y nos alientan a eso. Gracias a esto está el blindaje internacional, ¿Te acordás la campaña? Ahora se acabó eso. Habría que pasar los discursos que decían “a nosotros no nos toca la crisis internacional” y se está por venir un ajuste. ¿No era que no venía?
¿Cuál es tu mirada de lo que hoy es el mundo sindical?
Hoy hemos pasado esa etapa de destrucción de la organización de los trabajadores y la juventud está protagonizando de una manera mucho más potente. En la CTA ninguna duda, no solo hemos triplicado las afiliaciones, sino que surgen nuevas experiencias organizativas, está creciendo la organización popular. No solamente nosotros, seguramente en la CGT hay un mayor protagonismo. Le tienen tanto pánico los empresarios que se escudan en este sometimiento del gobierno y del Ministro de Trabajo que lo que hacen es tratar de impedir la libertad y la democracia sindical a toda costa. En la actividad privada, el 84% de las empresas no tienen delegados. No se trata de que un grupito tenga paritarias y sean los empleados mejor pagos del país. El problema es los 16 millones de laburantes que tenemos que tener una estabilidad diferente, 8 de cada 10 jóvenes no conocen lo que es el trabajo estable.
¿Cómo ha afectado a la CTA la división interna, la fractura?
Es una pena para un compañero que diga que el Ministro de Trabajo lo nombra para ir a votar el salario mínimo sin ser elegido y vote con la Sociedad Rural, con la UIA, el gobierno y la CGT. Tengo vergüenza ajena, me da pena. Todo el mundo reconoce que Miceli es el Secretario General de la CTA. ¿Donde están ellos en los movilizaciones? La debilidad de una siempre duele. Ahora una cosa es que te duela y otra cosa es no ver lo objetivo, que es el crecimiento de la organización de los trabajadores. Hoy la CTA tiene un millón y medio de trabajadores afiliados y la CGT tiene 3, tenemos que ir a buscar los millones que faltan y eso se está moviendo, por eso nos tienen clandestinos, nos ilegalizan, porque no quieren que haya legalidad. En los momentos de mayor legalidad, la política de masas es mayor, por eso te aterrorizan.
¿Creés que podrían confluir en alguna movilización en 2012 la CGT de Moyano y la CTA de Miceli?
No se trata de personas, ese es el problema. Hace un mes atrás la pregunta no era esa, era ¡qué grande como confluye la CGT de Moyano con la CTA de Yasky! Lo que hay que ver es qué pasa con los trabajadores. Y los trabajadores vamos a resistir, estamos mejor organizados y vamos por más. Seguro los trabajadores vamos a ser protagonistas de ese gran movimiento político que se avecina en nuestro país. Eso se va a expresar en las marchas, en las peleas.
¿Por qué haces permanente referencia en tu discurso a la idea de “felicidad del pueblo”? No es muy común ni en políticos ni en sindicalistas.
Primero porque fui feliz cuando era pibe, tuve ese privilegio. En la dictadura explicitar el deseo era la muerte. El deseo es la base de esa felicidad y yo creo que el deseo hay que explicitarlo, hay que sacarlo, es lo que mueve al mundo. La cultura represora necesita reprimir el deseo, la cultura liberadora necesita que ese deseo se explicite y se avance. Eso sí, la felicidad no es individualista, es colectiva, por eso es la felicidad del pueblo.
Fuente: www.marcha.org.ar