Por Claudia Neira
Mauricio Macri dedicó gran parte de su exigua presentación en la sesión inaugural en la Legislatura a criticar al Gobierno Nacional por su «actitud excesivamente centralista, concentrando recursos y decisiones». Al respecto planteó que «la descentralización del poder para una mejor participación de los ciudadanos es una tendencia mundial».
Sin embargo, en su propio Gobierno, la democracia participativa parece cada vez más lejana.
En este sentido, el proceso de descentralización política y administrativa que implican las comunas como instituciones nuevas de un Estado más democrático, se enfrenta a los múltiples obstáculos que el Gobierno de la Ciudad le opone, en el marco de una estrategia de vaciamiento de sus funciones y competencias.
Es así como se han generado acciones contundentes que parecen tener como objetivo que las Comunas no lleguen jamás a cumplir su verdadera función. Es el caso del Decreto 376/11 mediante el cual el PRO ha creado las Unidades de Atención Ciudadana destinadas a continuar con las funciones que pertenecían a los CGP´s y que legalmente corresponde que sean transferidas a las Juntas Comunales.
Al mismo tiempo, el Presupuesto 2012 subsumió en el Presupuesto General de la Administración Central, las exiguas partidas destinadas a cada comuna, sin respetar la autonomía presupuestaria que las mismas deberían tener conforme lo previsto constitucionalmente. Claramente, no se trata de un mero acto de ineficiencia estatal sino de la voluntad explícita del Gobierno, de encorsetar estas instituciones novedosas en las formas más burocráticas y anquilosadas del Estado.
Por otra parte, contra la supuesta voluntad descentralizadora de nuestro Jefe de Gobierno, el cercenamiento de las partidas presupuestarias a los comuneros deviene nuevamente en un sistema de centralización de recursos y decisiones, donde los representantes del pueblo de cada comuna terminan subordinados a la voluntad política del gobierno de turno.
Estas situaciones tienen el objetivo político de desjerarquizar las instancias de democracia participativa, asignándole menores grados de legalidad e institucionalidad formal a las tareas de los Juntistas Comunales y cercenar la participación ciudadana. No es casualidad la falta de difusión y concientización sobre las tareas y funciones de las comunas y los Consejos Consultivos.
Lo que se repite en cada comuna es el mismo escenario: oficinas improvisadas, provisorias en muchos casos, instalaciones incompletas, falta de personal y de equipos asesores y falta de bienes y servicios mínimos para cumplir con sus funciones. Ejemplos sobran. Sólo mencionar el caso de la Comuna 5 donde se espera la construcción de un nuevo edificio proyectado para el mes de marzo y que claramente no podrá ser utilizado hasta mediados de año (por el aplazamiento de las obras en el lugar). Hoy los juntitas ocupan las instalaciones de una asociación civil, sin los elementos mínimos de trabajo para el desempeño de sus funciones. De la construcción de este edificio en la Plaza Boedo, depende también la mudanza de la Junta Comunal Nº 3.
Una situación similar sufren los juntistas de la comuna 6, con el agravamiento que las instalaciones de la Junta se llevan a cabo en el edificio del Laboratorio de Ensayos de Materiales de la Ciudad, que se encuentra vaciado y de asueto administrativo ( con la falta de controles que ello implica para las obras de la Ciudad) desde agosto del 2011 y a la espera del reacomodamiento de ambas reparticiones, lo cual se dificulta como resulta evidente.
Estas dificultades, repetidas sistemáticamente en cada una de las 15 comunas, hacen tambalear el propio consenso de los comuneros del PRO que se ven a sí mismos devaluados en su representación popular. Comuneros propios y ajenos, ahogados por la imposibilidad de ejercer sus funciones, confluyen al cuestionamiento unívoco hacia la Secretaría de Atención Ciudadana.
Hace años que desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se viene bregando por el efectivo cumplimiento de la Ley de Comunas. Frente al panorama descripto, sólo la fuerza que podamos construir y organizar – como pueblo- desde los barrios podrá definir si las comunas se consolidan como meros entes desconcentrados, delegados del poder central o logramos abrir un proceso verdaderamente constituyente de la participación popular.