Esta semana los ministros de educación de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nacióncoincidieron en que la educación tenía problemas. Y llamativamente ambos encontraron la misma raíz, o más bien el chivo expiatorio: los docentes faltan, los docentes no trabajan, los docentes noentienden, no están preparados. Y podríamos continuar con una larga lista de «halagos» a los trabajadores.
Mientras el gobierno de la Ciudad avanza paulatinamente en la precarización de las condiciones de trabajo de los docentes, declama en los medios la preocupación por la falta de docentes en la ciudad. El Ministro reconoció que faltan 3 mil maestros y responsabiliza al impuesto a las ganancias, razón por la cual los jóvenes no elijen la carrera.
Según el ministro, «el déficit de docentes que afronta el distrito es producto del pago de ganancias por parte de los trabajadores» y no de una política constante de pauperización del trabajo docente y de abandono de la escuela publica. Si fuera culpa del impuesto a las ganancias ¿no ocurriría esto en todas las provincias? Si observamos que los subsidios a la escuela privada en la Ciudad suben año a año; que el salario de los trabajadores de la educación está ubicado en el lugar 16 del país y con constantes retrasos, (el salario promedio de un trabajador formal es de 3.500 pesos, contra 2.980 que se acordó en la última paritaria docente); que a fin del año pasado se eliminaron las juntas de clasificación; que este año se cerraron cerca de 90 cursos y que sigue aumentando el hacinamiento de nuestros chicos y chicas en las escuelas de la zona sur, tenemos algunas de las respuestas ante la falta de maestros.Además de todo esto, el 31 de mayo nos encontramos con “buenas nuevas”. El acta de implementación del Proyecto Piloto de Maestro Itinerante. Este plan crea en 10 distritos escolares, 70 cargos de maestro itinerante con el objetivo de garantizar en todas las escuelas los 180 días de clases, ya que estos maestros cubrirían a aquellos que se ausentan por breves lapsos. Este Plan supuestamente paliaría la falta de maestros. Pero sin embargo, estos maestros serán suplentes a término, es decir cesan el 31/12. Su vínculo laboral y sus derechos son recortados y por ejemplo, no cobrarán sus vacaciones. Es decir, la precarización laboral al extremo. Y después el Ministro se pregunta por qué faltan docentes y por qué los jóvenes no se sienten incentivados a estudiar la carrera docente. Estudiar para ser maestro hoy implica hacer jornada completa con dedicación full time al estudio. Faltan más incentivos para los estudiantes; como becas de estudio y que esa formación les permita hacer un posgrado para seguir formándose, por mencionar algunos.
El plano nacional no se diferencia demasiado. El Ministro de Educación, Alberto Sileone, encabezó el 12 de junio la primera reunión del Comité Ejecutivo del Consejo Federal, para abordar el ausentismo de los alumnos y de los docentes en las escuelas argentinas y diseñar acciones para paliar esto. Nos preguntamos cómo abordará esta problemática, desde un ministerio de Educación que cierra abruptamente las paritarias docentes y que estipula la remuneración de los docentes
por decreto, desde un ministerio que asume el silencio y el “no te metás” frente a las políticas de cercenamiento educativo, y que plantea que si las provincias tienen que modificar el régimen de licencias y los estatutos docentes, podrán hacerlo ante esta situación. ¿Tendrán en cuenta al realizar el relevamiento del ausentismo que la gran mayoría de los docentes somos mujeres y que las licencias por embarazo o por cuidado de nuestros niños y niñas, son los
principales factores de licencias? Las mejores condiciones laborales son indispensables para disminuir el ausentismo.
Si se garantizan mejores salarios, una buena infraestructura en el aula y una cantidad razonable de chicos por curso, podremos empezar a resolver el problema. El maltrato a los trabajadores y trabajadoras de la educación continúa. El año pasado Macri los llamó vagos, Cristina Kirchner dijo que trabajan cuatro horas por día y tienen tres meses de vacaciones. La docencia es una profesión que debemos respetar y apoyar, no denostar.