En esta nota, el diputado por Unidad Popular Claudio Lozano explica, en números y realidades, la situación de deterioro que atraviesan los sectores de menores ingresos de la Argentina.
Por Claudio Lozano*
A finales de agosto se dio cita la parodia titulada Consejo del Salario. En dicha reunión, el Gobierno avaló la propuesta de los grandes empresarios y logró la adhesión del gremialismo oficialista que desde hace tiempo ha asumido como tarea principal explicarle a los trabajadores las virtudes de la política oficial. Nunca jamás escucharemos en su boca palabras que expliciten las necesidades de los trabajadores. Muy sueltos de cuerpo y como si vivieran en Marte, anunciaron un aumento del 16% a partir de setiembre (con lo cual el mínimo salarial este mes ubica en $2300) y en febrero del próximo año llegaría a $2875.
La disociación con la realidad se percibe al entender que actualizando la canasta de alimentos que define la línea de indigencia en base a los precios que revelan las Direcciones de Estadísticas Provinciales (y no el INDEC –Nacional intervenido por Moreno) surge que una familia necesita $2251 para no pasar hambre y $4151 para no ser pobre (siempre y cuando sea propietaria de su vivienda). Así las cosas, el salario mínimo establecido apenas cubre la indigencia y representa poco más de la mitad del valor de la canasta de pobreza.
Pero como si esto fuera poco el retraso del salario mínimo es acompañado por una serie de situaciones que complejizan aun más el panorama de ingresos en la Argentina.
Si tomamos la Asignación Universal por Hijo que se puso en marcha en noviembre de 2009 los $180 que en ese momento se establecieron fueron transformados por la inflación en $153. Además, los $1200 del Plan Argentina Trabaja que comenzaron a pagarse en setiembre de 2009 y que nunca se aumentaron (excepto incrementos otorgados a algunos intendentes, organizaciones oficialistas), representan hoy por efecto de la inflación sólo $666.
Al considerar la evolución del salario mínimo y la de los planes sociales, así como al constatar que 7 de cada 10 jubilados perciben $1879 que equivalen a sólo el 50% de la canasta que valoriza sus necesidades, estamos dando cuenta de la situación de deterioro que atraviesan los sectores de menores ingresos. No obstante, debemos consignar también el deterioro en el poder adquisitivo de aquel sector de los asalariados que se encuentra en mejor situación. Nos referimos a aquellos trabajadores para los cuales su evolución salarial fue mayor que la evolución de los topes a partir de los cuales se dejan de cobrar las asignaciones familiares, y a la situación de aquellos que en razón de la falta de actualización del Mínimo No Imponible en Ganancias, terminan teniendo que contribuir con un impuesto que no debieran abonar.
En este sentido, dada la falta de actualización de los topes salariales a partir de los cuales se dejan de cobrar las asignaciones familiares, aproximadamente unos 2 millones de trabajadores no las perciben, lo cual comparado con el año 2004 supone un aumento de casi un millón de trabajadores formales del sector público y privado que las cobraban y dejaron de hacerlo. Asimismo, 1.542.969 trabajadores pagan ganancias como resultado de la no actualización del Mínimo No Imponible. Cifra ésta que duplica la correspondiente al año 2007 (los que pagaban en ese momento eran 732.114). Corresponde precisar que como consecuencia de lo expuesto los trabajadores formales que pagan ganancias vieron como el aumento salarial real que obtuvieron en el período 2007-2011 (+16,7%) se transformó a consecuencia del impuesto en una caída salarial real de (-8%).
Lo expuesto no hace más que ratificar el cuadro de estancamiento y deterioro que en materia social está viviendo la Argentina. Situación que puede graficarse del siguiente modo:
En nuestro país, de cada 10 trabajadores gana menos de $5000, el ingreso promedio de los que están ocupados es del orden de los $3100 para una canasta familiar de $7000. En este contexto, 6 de cada 10 hogares no logran cubrir la canasta mencionada y 3 de cada 10 hogares son pobres. Para esta Argentina que describo los valores necesarios serían otros. Así, el salario mínimo no debiera estar hoy por debajo de los $3500; el Plan Argentina Trabaja debiera ubicarse en $2165; la Asignación Universal por Hijo tendría que ser de $320; los jubilados debieran percibir un promedio de $3600; el tope salarial a partir del cual se dejan de cobrar las asignaciones familiares debiera ser no de $5200 sino de $6587; y el Mínimo no Imponible debiera ser de $9800 para los solteros y de $14000 para los casados.
* Diputado nacional por Buenos Aires para Todos en Unidad Popular. Publicado en Redacción24