El Instrumento Electoral por la Unidad Popular de Córdoba se suma al homenaje que se realizó el pasado 5 de noviembre a ese gran luchador por los derechos sociales y políticos de los trabajadores y el pueblo como fue Agustín Tosco, en un acto organizado por el colectivo “Tosco Vive” de la ciudad de Córdoba, y destaca la plena vigencia de este gran dirigente político.
El 5 de noviembre de 1975, el líder sindical de izquierda de Luz y Fuerza fallecía en la clandestinidad, perseguido por la Triple A, producto de una enfermedad infecciosa.
El «Gringo» Tosco fue recordado en el Salón de actos del Pabellón Argentina de la ciudad universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). El evento estuvo organizado por la UNC, junto con la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) y la Comisión «Tosco Vive».
Agustín Tosco fue miembro de la CGT de los Argentinos y uno de los principales actores del Cordobazo.
Por la persecución y privación de la libertad, primero por la dictadura militar de Onganía, Levingston y Lanusse, y luego por la fuerza parapolicial y paraestatal de la denominada Triple A, hacia septiembre de 1975 el padecimiento de encefalitis bacteriana no pudo ser atendido apropiadamente, y su deterioro físico aceleró el final.
A fines de octubre fue internado en Buenos Aires, con nombre falso. Pero no mejoró. Agustín Tosco murió en Buenos Aires el 4 de noviembre de 1975, a los 45 años. Sus compañeros llevaron su cuerpo sentado en el asiento del acompañante de una ambulancia hasta la ciudad de Córdoba. Oficialmente murió en Córdoba el 5 de noviembre.
El cuerpo fue velado en el domicilio particular de un dirigente lucifuercista, y luego trasladado al Club Redes Cordobesas, donde se montó la capilla ardiente.
A su entierro concurrieron unas 20.000 personas, en lo que fue uno de los hechos de mayor tristeza y movilización de la década, pese a las amenazas de la Triple A, banda paramilitar ultraderechista comandada por José López Rega, ministro de Bienestar Social del gobierno nacional.
Al llegar el cortejo al cementerio San Jerónimo, matones de la intervención de la provincia luego del Navarrazo, apostados en los techos de los panteones, dispararon contra la concurrencia y dejaron varios heridos.
En el homenaje, que se realizó lunes pasado, estaba programado que hablaran Hebe Goldenhersch -vice rectora de la UNC-, Matías Lingua -presidente FUC-, Antonio “el Negro” Medina -de Luz y Fuerza-, un docente del secundario de la Escuela Agustín Tosco de Villa El Libertador y la hija de Agustín Tosco, Malvina Tosco. Durante el desarrollo de la ceremonia se sumaron también las palabras de Héctor Tosco, hijo del líder homenajeado. El momento más emotivo llegó cuando cinco nietos leyeron las cartas que “el nono” (Tosco) le escribió entonces a sus hijos, cuando estaba detenido en la cárcel de Rawson.
Malvina, con gran lucidez, señaló que hay quienes recuerdan a su padre como un dirigente ‘honesto’, pero con eso quieren escamotear que fue mucho más que eso, ya que toda su vida luchó por el bienestar del pueblo, por la justicia, por los derechos de los trabajadores, por una sociedad mejor. Héctor a su vez, recordó que el actual gobernador José Manuel de la Sota formó parte de la intervención de Lacabanne, y que el ex gobernador Mestre tenía la responsabilidad por los asesinatos de 2001; como parte de su argumentación de con quiénes no podía haber ningún acuerdo. Porque señaló que su padre propiciaba la unidad de radicales, peronistas, socialistas, comunistas, y las distintas expresiones políticas que tomaran los trabajadores, pero siempre desde la defensa de la clase trabajadora; fue esta clara definición de una posición de clase en común desde donde era posible lograr unidad entre las distintas posiciones políticas partidarias.