Entrevista al diputado nacional de UP, Claudio Lozano, donde habló de crecimiento, la inflación, el dólar, las paritarias y el futuro de la economía en un año electoral.
El diputado nacional recibió a El Tribuno en una oficina cercana al Congreso, y aseguró que el congelamiento de precios “tiene más que ver con una señal para moderar la demanda salarial que con resolver el tema inflacionario”.
Además, sostuvo que el dólar oficial no debería estar “por debajo de los seis pesos” si se quieren tomar los mismos parámetros que en 2010.
En materia económica, ¿imagina un 2013 más tranquilo que 2012?
La impresión que uno tiene es que la experiencia económica que ha vivido la Argentina ha cambiado de etapa. Si tuvimos desde mediados de 2002 para aquí una fase de crecimiento acelerado de la economía, ese proceso se comenzó a desarticular a partir de 2007 y en 2012 se paró. Y la etapa que viene es una etapa de estancamiento, de crecimiento muy lento, con impactos en materia de empleo que no son positivos: básicamente, la creación de empleo va a estar por debajo de la que necesitamos. De hecho, objetivamente se viene dando desde 2012 un deterioro en la calidad del empleo, hay destrucción de trabajo formal y eso se compensa en parte con empleo informal o no registrado. Esto está acompañado de una situación en la que la evolución de los precios está quitándole poder adquisitivo al conjunto de los ingresos, sean trabajadores registrados, no registrados, jubilados, planes sociales y demás. Más allá de que la Argentina pueda llegar a crecer dos por ciento este año, una parte muy sustantiva de la sociedad probablemente no se dé cuenta de que ese crecimiento existió.
Ese dos por ciento sería mejor que lo ocurrido el año pasado…
Uno podría decir: “Si en 2012 la economía estuvo estancada y en 2013 va a crecer un dos por ciento, vamos a estar un poquito mejor”. Pero para la vida cotidiana de la gente no va a tener impacto significativo: esto es así porque el empleo va a seguir con problemas y porque el poder adquisitivo también va a estar en problemas.
En ese sentido, creo que las bondades sociales que tuvo la etapa de recuperación de la economía argentina desde mediados de 2002 en adelante, se han acabado. El horizonte es un horizonte de estancamiento y deterioro de la situación social de la Argentina, lo cual es un problema porque se da en un contexto en el que pese a la recuperación, aún hoy ocho de cada diez trabajadores ganan menos de seis mil pesos, seis de cada diez hogares no cubren una canasta de consumos mínimos y tres de cada diez hogares son pobres.
¿Cómo cree que terminará la puja distributiva en las paritarias de este año?
Hay una decisión bastante evidente por parte del Gobierno nacional de tratar de anclar el salario como mecanismo de contención de la evolución de los precios, está claro con lo que está pasando con los docentes.
Se está planteando una pauta cercana al 20 o 22 por ciento anual como promedio en las paritarias.
Eso implica que el salario vaya por detrás de la evolución de precios esperada. Está claro que se está planteando un mecanismo de contención salarial, un mecanismo de deterioro del poder adquisitivo de los ingresos como modo de contener la evolución de los precios. Eso, indudablemente, habla de que se va a acelerar el conflicto social.
Todas las organizaciones de trabajadores están discutiendo una perspectiva superior porque el nivel de los salarios es lo suficientemente bajo en la Argentina actual, y está lo suficientemente distanciado de las necesidades que debe cubrir una familia.
Nadie está con la expectativa de que el aumento que consiga esté por debajo de la inflación, que todo el mundo ubica, por lo menos, en un 25 por ciento.
¿Cómo se explica que en medio de un año electoral, el Gobierno busque un techo de las paritarias menor que la inflación?
Creo que tiene que ver con tratar de ordenar una situación que se está complejizando. Desde mi punto de vista, se trata de una salida más ortodoxa y no de transformación, que sería la deseable. Lo que hay acá es una estrategia que acelera la devaluación, que incrementa tarifas y por esa vía intenta reducir algunos subsidios, y le pone moderación a la recomposición de los ingresos, tanto salariales como de jubilaciones.
De hecho, el último incremento que se otorgó para los jubilados y que regirá a partir de marzo fue menor a los últimos aumentos. Me da la sensación de que han tomado como estrategia una que empieza a hilvanar un proceso de ajuste moderado como intento para gestionar esta coyuntura. Es una pena, porque la razón por la cual Argentina ha pasado de la etapa 2002-2007, que fue de recuperación de la actividad económica, a una de desarticulación de política económica y estancamiento, es porque lo que no funcionó fue la inversión.
Fue en un contexto en el que se expandieron las utilidades y los beneficios de las empresas. La pregunta es por qué en un contexto así la inversión no tuvo ni la cantidad ni calidad que debiera tener para garantizar el cambio productivo y la sustentabilidad del crecimiento.
¿Por qué supone que pasó eso?
Pasó porque el sistema de precios y la conformación de mercados de carácter oligopólico y altamente concentrados que tiene la Argentina, y que privilegia las rentas extraordinarias en desmedro de los eslabonamientos de agregación de valor, da como resultado que siempre se reproduce la misma matriz y no hay direccionalidad de la inversión para orientarla en dirección a la reindustrialización. Lo que deberíamos estar discutiendo es esto, no la moderación salarial. La moderación salarial no resuelve el problema de la inversión en la Argentina.
¿Cómo evalúa los acuerdos de precios que lanzó el Gobierno por sesenta días?
El congelamiento es un instrumento, lo que en todo caso hay que ver es qué otro tipo de cosas se hacen. Lo más importante es percibir que acá no hay ningún intento de armar un plan antiinflacionario real. Entonces, es muy difícil tener como expectativa que el congelamiento por sí solo resuelva el problema. Uno no percibe que haya una estrategia organizada que dé cuenta del conjunto del sistema de precios en la Argentina para resolver el problema. El acuerdo de precios tiene más que ver con una señal que se da en el momento en el que se discuten las paritarias para moderar la demanda salarial que con resolver el tema inflacionario. La estrategia oficial para resolver el problema es anclar el salario para moderar la evolución de los precios: eso implica retraso del poder adquisitivo de la población y más estancamiento de la economía.
¿Vería bien que los acuerdos de precios se extiendan por un año como reclaman varios sectores?
Lo que nosotros necesitamos es un acuerdo general. Lo que se necesita es convocar a un pacto social que permita discutir la relación entre precios y salarios y el ordenamiento del conjunto de los precios de la economía. Eso implica hacerlo discutiendo cómo se cubren las necesidades de la vida de la gente y cómo al mismo tiempo se garantiza el proceso de inversión. No va a haber resultados positivos si solo se tiene una estrategia de contención de los precios que no venga asociada a un cambio de composición de la demanda que privilegie el consumo popular y un cambio en la composición de la oferta que privilegie una reindustrialización. Esto debe ser una discusión más general que de un solo instrumento. Y lo que uno percibe es que el Gobierno no tiene la vocación de convocar al conjunto de los actores para elaborar una estrategia de relanzamiento del proceso de inversión y cambio productivo de la Argentina.
Si de usted dependiese, ¿mantendría el cepo al dólar o lo liberaría?
Me parece que la Argentina tiene que centralizar sus operaciones de divisas en el Banco Central y que tiene que privilegiar el destino que se hace del uso de la divisa. Creo que el modo en que se planteó la discusión en torno al cepo fue muy inadecuada en el sentido de que nadie entiende bien qué es lo que se está haciendo. Argentina tiene en la divisa un bien escaso, que es absolutamente prescindible para financiar el proceso de desarrollo. Pero para discutirlo en serio, lo que una conducción de la política económica debería hacer es decir con claridad quiénes son los dueños de las divisas en la Argentina, que son las primeras 50 empresas de la cúpula empresarial. Tienen un saldo en divisas que triplica el saldo comercial real que tiene la Argentina. Con ellos hay que discutir qué se hace con estas divisas. Hasta hoy, para lo que está sirviendo (el cepo) es para financiar la fuga de capitales y las utilidades de capitales. Las primeras 50 firmas tienen aproximadamente unos 30 mil millones de dólares de saldo comercial anual versus los 12 mil que la Argentina tiene como saldo comercial agregado. La diferencia se va en términos de fuga de capitales y remisión de utilidades al exterior. Nosotros tenemos que discutir cómo esas divisas se transforman en inversión en el país.
¿Considera que hay que devaluar el dólar oficial?
Si uno quisiera colocar la moneda en el nivel que tenía en 2010, el dólar oficial no tendría que estar por debajo de los seis pesos. Pero me da la sensación de que discutir la Argentina solo a través del tipo de cambio no alcanza. Cuando hay un proceso en el que entraste en una espiral inflacionaria de las características que tiene la Argentina, si solo devaluás eso necesariamente termina en precios. Consecuentemente uno debe tener una estrategia integral. La estrategia no puede ser congelar la foto del sistema de precios que tenemos hoy, eso hay que frenarlo y acompañarlo con un reordenamiento del sistema de precios que nos cambie la orientación de la actividad económica.
Lozano: “La estrategia oficial es acelerar la devaluación y moderar el sueldo”
25/02/2013