Documento realizado por La Maza al Sur sobre el estado de los Barrios de Balvanera y Almagro .
Una vez atravesado el corazón de Once y la estación ferroviaria, y ya entrados en la traza urbana de viviendas rumbo al vecino barrio de Almagro, se puede presenciar este panorama: dos murallas que corren sobre las calles Perón y Mitre, disimuladas por momentos entre emprendimientos privados que ocupan parte de los terrenos ferroviarios (dos estacionamientos, un local de turf, y las recientes canchas de fútbol en la esquina de Gallo y Perón).
Dos murallas que encierran terrenos y bienes ferroviarios en desuso y que parten al barrio en dos mundos por lo mismo difíciles de unir: el de quienes viven cerca de Rivadavia, y de los que viven y transitan por calle Corrientes. Los pasos peatonales escasos y siempre deteriorados hacen que atravesar desde un lado hacia el otro sea una experiencia muy poco recomendable por los lugareños.
Durante más de 10 años los vecinos reclamaron allí la recuperación de las tierras encerradas entre estas dos murallas, su aprovechamiento como espacio verde y público, la construcción de un parque que además de espacio de esparcimiento y pulmón verde, conectara el norte y el sur de este barrio e integrara el tren, al paisaje de la zona. El principal resultado de ese recorrido de demandas y luchas fue la plaza Fumarola, un triángulo de tierra entre las calles Anchorena y Jean Jaures, ganado al espacio ferroviario en desuso, y convertido en plaza por los vecinos del lugar.
Después de este logro que data del 2004, poco se ha podido avanzar en la revalorización de este espacio que se extiende a lo largo de 5 cuadras, a pesar de los reclamos y denuncias que los vecinos y organizaciones han sostenido durante todos estos años. Alrededor de cuatro hectáreas aguardan ser reconvertidas para el barrio en pulmón verde en una zona de la ciudad que ostenta los primeros puestos entre los barrios con menos espacio verde por habitante: 0, 20 centímetros ² (una baldosa de pasto por habitante) cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 10 metros2 x habitante.