La diputada Graciela Iturraspe (UP) presentó un proyecto para expresar su pesar por el aniversario del homicidio y su repudio por la falta de esclarecimiento. La causa no tiene detenidos y el crimen sigue impune.
La diputada nacional del Instrumento Electoral por la Unidad Popular Graciela Iturraspe presentó un proyecto de resolución que expresa su profundo pesar al cumplirse el séptimo aniversario del crimen de la joven Paulina Alejandra Lebbos, sucedido el 25 de febrero de 2006 en San Miguel de Tucumán, y su repudio ante la falta de esclarecimiento del hecho.
EL CASO
Paulina Alejandra Lebbos tenía 24 años y estudiaba Comunicación Social en la Universidad Nacional de Tucumán. El sábado 25 de febrero de 2006 salió a festejar con a varias amigas porque habían aprobado otra materia. Fueron a una discoteca local y se retiraron entre las 6.30 y las 7 de la mañana. Junto a su amiga Virginia Mercado se tomó un taxi de vuelta a su casa. Primero descendió Virginia y Paulina siguió en viaje, ya que iba a la casa de su novio, Cesar Soto, pero nunca llegó.
Cerca del mediodía, Soto llamó a los padres de Paulina preocupado por su retraso, y ahí empezaron sus peripecias. Primero, para encontrarla; luego y hasta hoy, para obtener justicia.
«Nos tomaron la denuncia y yo pensé que en ese momento habían comenzado a buscarla, pero nunca me imaginé lo que me iba a pasar después», declaro su papá, Alberto Lebbos, quien era en ese entonces subsecretario de la Juventud de la Provincia de Tucumán.
El gobernador José Alperovich, que estaba de vacaciones, a su regreso, en un encuentro con él, le prometió su total colaboración en la investigación. El 11 de marzo, el fiscal Alejandro Noguera a cargo de la investigación, llamó a la familia y le informó que habían encontrado un cuerpo en un camino vecinal. Lebbos llegó al lugar donde ya había una gran cantidad de gente, policías y bomberos y reconoció el cuerpo de su hija.
EL ENCUBRIMIENTO
El ex jefe de Policía, Hugo Sánchez, le informó que luego de un rastrillaje desde los cerros la Policía había encontrado un cuerpo, a cinco metros adentro de la ruta. En realidad el cuerpo lo habían encontrado dos hermanos, Sergio y Marcelo Goitia, cuando circulaban por la zona a caballo pero, al dar aviso, en la comisaría les hicieron firmar declaraciones donde decía que el hallazgo lo había hecho la Policía.
Los Goitia luego se presentaron a la Justicia y cambiaron la declaración que les hicieron firmar y denunciaron amenazas y apremios para guardar silencio. También declararon que ellos mismos habían estado limpiando ese lugar varios días antes y ni habían visto, ni olido absolutamente nada. Las pruebas que rodeaban al cuerpo se perdieron para siempre. La policía sacó fotos del hallazgo que se perdieron y alteraron por completo la escena del crimen. Aquí es donde comienza el encubrimiento y la impunidad que fuera denunciada en reiteradas oportunidades.
Según ha declarado su padre a los medios locales, en una reunión con Alperovich, éste le manifestó conocer el nombre del asesino, y que en pocas horas se resolvería el caso. Esto nunca sucedió y Lebbos renunció a su cargo.
CAJONEADO
La hipótesis oficial es que Paulina murió estrangulada. Había sido torturada, violada y herida con armas blancas, pero no hay ni un solo detenido.
El primer fiscal, Alejandro Nogueras, se apartó del caso luego de que los medios lo fotografiaron mientras salía de la casa del gobernador. A él le sucedió Carlos Albaca, pero con los mismos resultados. El crimen sigue impune.
Las declaraciones de su amiga Virginia tienen varias contradicciones, y no queda muy en claro que pueda reconocer al chofer del taxi que las transportó aquella mañana.
César Soto fue aceptado como parte querellante de la causa, pero se negó a entregar su chip telefónico para constatar las llamadas y no se han pedido pericias telefónicas.
Juan Pedro Cruzado, el chofer del taxi, estuvo detenido, declaró cuatro veces y siempre se mantuvo en sus dichos.
Debido al asesinato de Paulina Lebbos rodaron varias cabezas del gabinete provincial y de la jefatura policial, aunque sin consecuencias ni para los encubridores ni para la investigación.
La versión de que Paulina fue otra víctima de los «hijos del poder» quedó flotando en el aire, pero no se le dio mayor trascendencia a pesar de que la investigación en algún momento apuntó seriamente hacia allí.
«Actualmente, después de transcurridos casi siete años del hecho, el crimen de Lebbos se reduce a una pila de papeles amontonados en el desorden de algún despacho de los Tribunales. No hay detenidos por el crimen ni voluntad política de esclarecerlo», sostuvo Iturraspe en los fundamentos de su Proyecto.
«Hechos como éste, que lamentablemente no son aislados en la provincia de Tucumán, además de significar una tragedia personal para muchos argentinos, no pueden seguir impunes. Por tal razón considero que debemos, como representantes del pueblo, repudiar y exigir a quien corresponda que tomen las medidas pertinentes para que no tengamos que vivir un caso como este nunca más», agregó la diputada.
Este Proyecto fue acompañado por los diputados nacionales Claudio Lozano, Liliana Parada, Omar Duclos, Fabian Peralta, Elida Rasino y Gumersindo Alonso.