El ex embajador argentino en el Vaticano y secretario de Relaciones Internacionales de Unidad Popular (UP), Carlos Custer, fue entrevistado por el periodista Roberto Caballero en CN23. He aquí lo que dijo.
– Con un Papa argentino, ¿se confirma que Dios es argentino?
– Dios es argentino aunque no tuviéramos al Papa. Creo que tenemos que estar contentos: no sólo es el primer Papa argentino sino que es el primer Papa no europeo, el primer Papa del Tercer Mundo y esto es significativo. Sabemos que el continente latinoamericano agrupa hoy a la mitad de los católicos en el mundo. Tenemos que estar contentos de que sea argentino, de que sea Bergoglio y también tener una visión de esperanza, de que Bergoglio sea consecuente con la defensa de los pobres, todas sus denuncias acerca de la marginalidad, las injusticias, su condena a la trata, las drogas y el paco que destruye a nuestra juventud. Siempre dijo que nos tienen que preocupar los viejos y los niños. Ahora es el Papa y vamos a esperar que él confirme y fortalezca esta línea en la Iglesia.
–¿Por qué elige su nombre Francisco?
–Es muy sintomático: es jesuita y podría haber elegido el nombre de Ignacio. Creo que San Francisco de Asís –el Santo de los Pobres por excelencia en la Iglesia– es el que lo ilumina en este caso. Esto demuestra que la opción preferencial por los pobres estará entre sus preocupaciones. Nos da esperanza de que sea un gran impulsor de los cambios que debe realizar la Iglesia.
–¿Cómo cree que va a impactar su designación en Argentina?
–Será con alegría porque todos tenemos ese corazoncito nacionalista. Pero más que la nacionalidad del Papa debería importar qué va a hacer. Impacta positivamente en la imagen del país, es una mirada sobre la Argentina. Quiero señalar que hablan de sorpresa pero el Cardenal Bergoglio (sin poderlo certificar, claro) obtuvo entre 40 y 44 votos en el cónclave anterior, fue el segundo, el más votado después del Cardenal Ratzinger. Eso lo dejó en una muy buena posición, no desde los números sino desde el concepto que tienen de él en la Iglesia Universal. Acá votan muchos cardenales romanos, de la Curia, muchos italianos, pero también vota una enorme cantidad de cardenales provenientes de todo el mundo. Y el hecho de que Bergoglio concite esta atención, significa que es un hombre de mucho prestigio, no se debe sólo a su simpatía: lo ven como un hombre fundamentado para afrontar los destinos de la Iglesia. La única reserva que yo tenía era la edad. Todo el mundo sabía que era un gran candidato pero no aparecía como posible porque, si no me equivoco, su Santidad Francisco I ha cumplido 76 años en diciembre. Por lo visto, los cardenales entendieron que no importaba la edad sino la persona, la voluntad y la propuesta que significaba.
–Va a tener un Papa Emérito a su lado. ¿Será persona de consulta? Es curioso, ¿no?
–Sí, es curioso pero el ahora Obispo Emérito de Roma, Ratzinger, es un hombre sumamente discreto y prudente. Creo conocerlo un poco, y por su personalidad, no creo que se vaya a inmiscuir. Será del nuevo Papa su voluntad de consultarlo o no, lo que no debería significar ningún tipo de sombra o duda. Sé que la relación entre ellos es excelente.
–Hablé con muchos curas de Opción por los Pobres que me señalaban una parte oscura de Bergoglio en relación a su pasado durante la dictadura. También hablé con el téologo Leonardo Boff, muy cercano a la Teología de la Liberación, y habló muy bien de Bergoglio, como hombre reconocido por el mundo y cercano a esta teoría.
–No me consta que haya acusaciones concretas sobre la actuación de Bergoglio en época de la dictadura. Creo que esa época no tuvo actuaciones muy significativas. Él fue obispo muchos años después de la caída de la dictadura. Si hubiera gente que tiene pruebas de lo contrario, debería demostrarlo. Me pone contento que Leonardo Boff, gran teólogo de la Liberación, hable bien del cardenal. Creo que hay que juzgarlo por sus dichos y sus actos, no por lo que se presume: condena el liberalismo exacerbado, la atención de la niñez, el problema de los jubilados, la denuncia contra el paco y la trata. El otro día hizo una misa en Plaza Constitución, no creo que sea muy común que un Cardenal haga esas cosas, o acompañar a la gente de Cromañón. Esos son los gestos que cuentan, las cosas concretas.
–La región ha tenido gobiernos populares que se parecen bastante a los pueblos que gobiernan. Hay una suerte de oleada que ha reconciliado a la sociedad con la política, la trasformación, la inclusión. Algunos temen que Bergoglio venga a clausurar, desde una óptica social cristiana, ese proceso. ¿Cómo lo ve?
–No le veo relación: Chávez estaba siempre con el crucifico en la mano; Correa se dice católico y ha sacado un comunicado diciendo que está muy contento de que haya un Papa sudamericano; Lula viene de la corriente cristiana. Más bien creo que la Iglesia en sus desafíos tiene que afrontar esta situación de injusticia y discriminación. El mismo Benedicto señalaba que hay un sistema económico internacional terriblemente injusto que había que cambiar, donde el capitalismo depredador –el financiero– trata de llevarse todo por delante. No hay reglas, no hay moral. Al contrario: la Iglesia, seguramente a través de Francisco, deberá seguir ayudando a estos movimientos que tratan de construir una sociedad más libre, más justa, más solidaria.
–El padre Eduardo de la Serna me decía que a diferencia de Ratzinger, Bergoglio es un hombre que tenía calle. ¿La Iglesia dará un paso hacia la izquierda o hacia la derecha?
–En términos globales, la Iglesia no tiene derecha o izquierda. Si lo viéramos en el sentido progresista, de cambio, de transformación, no tengo problema en llamarlo de izquierda. En eso la Iglesia da un paso importante. Va a haber que juzgar los hechos, las obras, los contenidos, pero soy muy optimista y tengo mucha esperanza. Lo de Ratzinger es cierto: es un gran teólogo, un hombre con una cultura extraordinaria y una gran bondad. Tengo una muy buena imagen de él, pero es un hombre encerrado en su biblioteca. Bergoglio tiene más experiencia social, religiosa, ha estado en todas las marchas de Luján, en las misas de San Cayetano, escucha y confiesa, está con los trabajadores, con los desocupados, las prostitutas, los marginales. Hubo candidatos que eran de Curia, y sin embargo, se elige uno que además de ser del tercer Mundo, es un candidato de una diócesis, un pastor. Bergoglio no tiene ninguna experiencia práctica en la Curia, la conoce, pero su trabajo ha sido en el terreno. Eso nos da motivo para ser optimistas. Ojalá haya una Iglesia más colegial, más transparente y más descentralizada.
Fuente: CN23
Custer: "Tengo la esperanza que Bergoglio sea consecuente con la defensa de los pobres"
16/03/2013