Ante la catástrofe que azotó a la capital provincial, UP La Plata denuncia que «nadie se acercó a la periferia» donde la inundación hizo estragos, y que la ayuda sólo llegó donde la militancia oficial «tiene trabajos». La desidia gubernamental y la especulación ante la tragedia.
Luego de la catástrofe y ante la desidia gubernamental, los compañeros de la UP que no habían sufrido los desastres que provocó el agua en La Plata, montaron un operativo para saber el estado de aquellos lugares donde sí se había sufrido la inclemencia de la inundación.
Durante la mañana del miércoles 3 de abril, mucho antes que el gobierno municipal, provincial o nacional llegara a los barrios o tuviera una certeza de lo acontecido, había una sensación en el local de la UP de que lo que había pasado era una tragedia.
Rápidamente y luego de comprobar que los compañeros de Puente de Fierro, Los Hornos, San Carlos y Aeropuerto, estaban literalmente con ‘el agua al cuello’, se centró la atención en conseguir lo indispensable para que pudieran paliar parte de su desdicha.
De más está contar que la desorganización y la falta de un plan ante la crisis, por parte de los distintos estamentos de gobierno, fue la característica de las primeras horas del miércoles y parte del jueves. Nadie supo qué hacer. Nadie tomó el control de la situación. Todo, y sin exagerar, quedó en manos de la organización espontánea de los vecinos y de aquellas organizaciones que tenían algún desarrollo en el territorio.
Conseguir ropas secas, alimento y agua, fue la tarea. Para esto, nuestros compañeros hicieron lo imposible, indagando y reclamando mercadería en todos los lugares. Debemos decir, que para la tarde del miércoles era la Cruz Roja quien había montado el más grande dispositivo de recepción de donaciones. El problema fue la distribución.
La tensión mediática estuvo centrada en los barrios de La Loma y Tolosa, que pertenecen al cuadrado fundacional y a la primera corona del Gran La Plata. Los dos son barrios tradicionales, los dos son los típicos barrios de la clase media trabajadora platense. Hasta allí se le animaron los medios durante los dos primeros días. Hasta allí, también, llegó la cobertura gubernamental durante esos días. Y aquí se centra otro de los episodios de la catástrofe. Nadie se acercó a la periferia, toda cruzada por arroyos desbordados. Toda inundada.
La voluntad de nuestra militancia forzó, con todas las limitaciones, para que pedacitos de esa ayuda llegara, aunque más no sea a los lugares donde teníamos compañeros anegados.
El operativo consistió en la captura de mercaderías y la distribución con nuestros autos particulares a los barrios.
Durante el segundo día, nuestras organizaciones hermanas de ATE y CTA coordinaron acciones con el partido. Atender aquellos lugares donde se tenía algún tipo de desarrollo territorial fue el acuerdo. Y esto, porque nuestros recursos eran mínimos y la necesidad era mucha.
El viernes 5 de abril, la ausencia de un gobierno que diera explicaciones y brindara respuesta efectiva a la gente generó broncas con distintas manifestaciones por la ciudad. En los barrios de la periferia, la ayuda no llegó. Los piquetes crecían. La violencia entre vecinos fue dando coletazos, que por suerte no prosperaron.
Aquí vale una reflexión. El vacío producido hasta ese viernes por parte de los gobiernos provincial y nacional fue sorprendente. Tal vez, como en la mafia, se había definido en el partido gobernante entregar a la sociedad un culpable. Tal vez por esto, quedó plasmada en una foto la cara pasmada del intendente Bruera, pálida y sin respuesta.
El sábado 6 de abril, el caos empezó a ser conducido por los «Unidos y Organizados». El gobierno municipal fue hecho a un costado y el Ministerio de Desarrollo Social se hizo cargo de la recepción y distribución.
Aquí empiezan las quejas de siempre al kichnerismo. “La ayuda es para ellos. Llega a los barrios donde tienen trabajos”, se cuenta por las calles. Creer o reventar. La miseria de esta manera de hacer política está más vigente que nunca.
Los centros de recepción se han transformado en centros de acopio. La ayuda sigue sin llegar. Da pena tanta desidia. Da bronca que no haya planes. Da mucha más bronca que se cuenten votos en estos momentos donde la solidaridad debiera ser el motor.
Los compañeros de la UP La Plata queremos decirle a la señora Cristina Fernández de Kichner, al señor Daniel Scioli y al señor Pablo Bruera que su inoperancia, su inacción, su omisión y sus negociados han llevado a que hoy contemos en nuestra ciudad los muertos por docenas.
Los compañeros de la UP, queremos agradecer también la solidaridad de todos los que de una u otra manera están bancando a nuestros barrios, en una ciudad que no va a ser la misma.