El referente de Unidad Popular en Provincia de Buenos Aires, Adolfo «Fito» Aguirre explica en las siguientes palabras la posición de Unidad Popular frente a «esta gran acordada» con la UCR de la que han formado parte algunas fuerzas políticas integrantes del FAP en la provincia.
Por Adolfo «Fito»Aguirre *
Esta semana ha sido muy intensa en lo referente a novedades políticas. Más allá de ciertas indefiniciones en el partido gobernante, y en su vertiente “reciclada” que toma la forma de “PJ disidente”, ha habido un hecho en cierta medida controvertido: la alianza de un amplio espectro de partidos políticos en la Capital Federal bajo el título de “progresistas”, y su intento de imitación en la provincia de Buenos Aires por parte de ciertos desprendimientos del FAP y la estructura de la Unión Cívica Radical.
La justificación de esta gran acordada se puede resumir en una frase: “el pedido del pueblo para que nos unamos frente al kirchnerismo”. Pronunciada muy a menudo en los últimos meses, estas palabras, que parecen muy inocentes, dejan espacio a una gran discrecionalidad en los armados políticos, donde pareciera que todo está permitido.
Si seguimos la lógica implícita en esta frase, podría pensarse que al pueblo sólo le interesa vencer el gobierno, y que luego lo demás no importa nada. No hay contenido programático, coherencia ideológica ni visión estratégica. No importa aliarse con sectores que expresan la política más retrógrada de la nación, pues ya todos han anunciado que este gran acuerdo “progresista” tiene fecha de vencimiento: el 28 de octubre de 2013. En el camino quedarán, entretanto, millones de votos que habrán confiado en esa propuesta, aparte de la coherencia y credibilidad de aquellos que dicen representar una “nueva política”.
Se ve que la lógica de la polarización apremia a muchos dirigentes, los cuales aparte de ese tan noble ideal de vencer a un gobierno corrupto, sin propuestas y en decadencia, aprovechan, por lo bajo, a resolver sus cargos legislativos y a salvar a cualquier costa su posición política.
Ciertos sectores del Frente Amplio Progresista han caído en esta trampa. Luego de intensos debates internos, y de argumentos a favor y en contra, han decidido que la mejor opción era ir a las elecciones en conjunto con la UCR. Pero no todos han aceptado el costo de oportunidad de rifar dos años de construcción nueva, coherente y estratégica, por una elección de medio término. En particular, en el partido en el que milito diariamente, Unidad Popular, hemos decidido por principio y por estrategia que no podemos aceptar ir en alianza con un partido político que no sólo ha sido uno de los responsables de la crisis de 2001, sino que en la elección presidencial de 2011 fue una clara expresión de la derecha retrógrada al aliarse con el empresario Francisco De Narváez. Más que frente progresista, lo que se ha armado constituye un frente de salvataje. Y eso que no estamos en Europa.
Nos acusan de sectarios, de intransigentes, de iluminados, pero lo hacen sin argumentos. Unidad Popular se ha caracterizado por promover el frentismo en la política argentina: estuvo, está y estará abierta al diálogo con todas las fuerzas que promuevan la transformación del país. No renegamos del pragmatismo en política.
Lo que genera esta confusión en algunos es que no problematizan otra proposición muy a la moda en estos días: que la Unión Cívica Radical es progresista. Aunque muchos se nieguen a reconocerlo (quizá por un Edipo no resuelto), hoy la UCR es un partido tradicional, dejó de ser una mayoría y se está generando una metamorfosis que también vemos en el Partido Justicialista.
La importancia de los cauces históricos: de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Unidad Popular ha nacido como consecuencia de la crisis de representación que se generó en nuestro país a partir de la crisis de 2001. Emerge por la crisis de los partidos tradicionales y es la consecuencia de años de vaciamiento de la política. Somos conscientes que cada paso que damos tiene la finalidad de devolvernos la esperanza de creer en la política como una herramienta transformadora de la sociedad. Construir la nueva política es un desafío, y es lo que nos guía, pues creemos que no podemos construir mucho hoy con aquellos que han sido parte de la entrega del país.
Partimos de un principio básico: los trabajadores y los sectores populares somos los hacedores de la riqueza del país; sin embargo, la mediación de las estructuras de poder hace que esa riqueza se distribuya de manera desigual y excluyente. Creemos que para avanzar hacia un país verdaderamente justo, es necesaria la unión del campo popular, pero no solamente en un partido político o un acuerdo electoral, sino en un proceso continuo de debates, intercambios, enfoques, articulaciones y construcciones colectivos que puedan desarrollar una estrategia de poder y que así se genere un auténtico movimiento político, social y cultural de liberación de nuestro pueblo.
Postulamos una construcción frentista porque estamos abiertos al diálogo con todos aquellos que verdaderamente promuevan una transformación progresista. Seguimos el ejemplo del Frente Amplio de Uruguay, el cual no nació con las estructuras de Blancos y Colorados. Sí se sumaron militantes colorados y blancos, de la misma manera que nosotros queremos que se sumen a nuestra experiencia frentista la cultura del peronismo y del radicalismo, pero no podemos aceptar resolver acuerdos estructurales que la gente hoy ve, con 30 años de democracia, ligados al pasado.
Estos acuerdos superestructurales no son un muy buen dato político para el 2013, porque nosotros buscamos una alternativa de gobierno que es muy diferente a ser un frente de opositores. En este sentido, Tabaré Vázquez me había dicho en una ocasión: “la unidad siempre cuesta, pero, una vez lograda, vale mucho más de lo que pudo haber costado conseguirla”. Empero, en este caso, no se cumple esta inteligente frase. Un rejunte opositor no es unidad, y el costo será muy alto porque no sólo no valdrá nada después del 27 de octubre, sino que se llevará consigo la identidad y la coherencia programática de muchos que dicen ser progresistas, y muchos que dicen ser parte de la nueva política. El verdadero progresismo no se condice con la vieja política. Algunos no han visto esta fundamental diferencia.
Entre tanto rejunte, separemos la paja del trigo…
Desde Unidad Popular hemos siempre propuesto que, en este año electoral, las fuerzas verdaderamente progresistas, que nunca deberían haber estado separadas, se unan para darle a los argentinos la posibilidad de votar una alternativa de gobierno con coherencia, identidad y programa.
En ese sentido, hemos estado dialogando con diferentes propuestas políticas todo el fin de semana, y a la brevedad anunciaremos la conformación de un frente progresista en la provincia de Buenos Aires, libre del bipartidismo y la vieja política.
En el día de hoy nos encontraremos en la sede nacional de la Unidad Popular para mostrar una oferta electoral clara y con futuro, sin caer en la dicotomía “Kirchnerismo-Derecha” y pensando no en resolver sólo cargos sino en los problemas más urgentes que aquejan a los argentinos.
*Referente de Unidad Popular en Provincia de Buenos Aires y secretario de Relaciones Institucionales de UP nacional.