El barrio de Palermo es único. Extraña síntesis de tango, bohemia y arte, unido a galpones, talleres y el ferrocarril. Entre todo eso, entre las pizzerías y los bares, entre las viejas casonas con zaguán y las altas torres del incipiente boom inmobiliario, aparece la Plaza Julio Cortazar, ex Serrano. Aunque es pequeña, muchas cosas pasan sobre sus baldosas. El sábado fue una mañana agradable y quinees hacen Camino Popular, de la mano de los candidatos a Senador y Diputado, Claudio Lozano e Itai Hagman, decidieron ir de visita.
Como es costumbre, la vida en la plaza giraba en torno a su feria. Allí se ofrecen artesanías, ropas de confección independiente, juguetes, libros, mubles, artículos de colección, discos y muchos otros objetos. La caravana del frente entró por calle Honduras; la Diputada nacional Liliana Parada, la luchadora en temas de género, Nina Burgo Marcó, Fernando Tocco Basualdo, junto a unas decenas de compañeros, la integraban.
Enseguida se hicieron notar, con sus banderas y la alegría que caracteriza a la juventud de Camino Popular. Los feriantes y artesanos descuidaron sus puestos. Muchos comerciantes de los bares que rodean la plaza, cual terrazas parisinas, se acercaron a ver que sucedía y todos se juntaron a dialogar con los representantes del frente. Comentaban de los sucesos del barrio, las situaciones de inseguridad, las inundaciones y los niveles de inflación, inclusive en los impuestos. “Esta todo cada vez más caro”, decía Gladys.
También se acercaron los más jóvenes. En un costado de la plaza, los “chicos” de Camino Popular, – como los comenzaron a llamar las personas – armaron una cancha de futbol-tenis (una popular mezcla de futbol, voley y tenis). Un hilo grueso hacia a la vez de red divisoria. Una pareja de cada lado, pasaban, sin que pique, una pelota de futbol hacia el lado del oponente. Se desenvolvieron apasionantes partidos; aguerridos y peleados.
Los más chiquitos también se sintieron presentes. Entre hamacas, pasamanos y el tobogán, llenaron de corridas, gritos y carcajadas el arenero (hoy encerrado con rejas).
Entre mates, facturas, charlas y juegos, la visita a una de las plazas más simbólicas del barrio históricamente compadrito del universo borgeano, estuvo repleta de júbilo y alegría.