El ex secretario general del Cispren y precandidato a diputado nacional del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) desconfía de la veta “popular” de Binner. La apuesta hacia el 2015 es Víctor De Gennaro, que representaría la salida “por izquierda” al kirchnerismo. Afirma que el post kirchnerismo de Scioli o Massa es “neoliberalismo”. Leé la entrevista.
(Periódico La Décima) En el ambiente periodístico es conocido por su sobrenombre: “Pipón”. Es que Juan Carlos Giuliani es uno de los fundadores del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren-CTA), institución a la que representó como secretario general durante más de diez años: desde mediados de los noventa hasta el 2005.
Más que progresista, este riocuartense de trato amable y verba sentenciosa prefiere definirse como “popular y nacional” porque dice que la “progresía” argentina se parece mucho a una bolsa donde entran muchos que no califican para ese mote.
En los setenta, Giuliani fue Montonero y hoy busca armar, desde Córdoba, una salida para ganarle al kirchnerismo por izquierda o centroizquierda (depende cómo se sopesen sus ideas) en el 2015. La herramienta para ese metié es el partido Unidad Popular (UP), que a nivel nacional conduce el ex dirigente sindical y actual diputado nacional, Víctor De Gennaro.
Desde el 2010, Giuliani dirige la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Central de Trabajadores de la Argentina. Esta es la entrevista que mantuvo con La Décima:
¿Cómo viene la campaña para las Paso?
La aprovechamos para marcar los ejes de nuestras ideas fuerza y la usamos para construir el partido en Córdoba. Estamos conformando juntas promotoras de Unidad Popular en toda la provincia para llevarlo a Víctor De Gennaro en el 2015 o 2019 a una candidatura presidencial.
¿Por qué se sumaron al Frente Progresista Cívico y Social?
Porque respeta una de las condiciones básicas: intentar una nueva experiencia política al margen de los aparatos de la UCR y el PJ, que cogobiernan la provincia y el país hace 30 años, con las consecuencias a la vista. Ambos son una unidad de negocios, con dirigentes que se transforman en gerentes de los tipos que tienen el poder real. Hay un pacto de gobernabilidad cuyo eje central es mantener invicta la matriz de distribución de la riqueza que es de una injusticia total. Porque a treinta años de democracia tener un 30 por ciento de los argentinos bajo la línea de pobreza y un 40 por ciento de los trabajadores en negro o precarizados, cuando hubo diez años de crecimiento macroeconómico a tasas chinas, es inaceptable.
¿No debe ser fácil disputarle el relato de la izquierda al kirchnerismo?
Es fácil porque le desnudas el doble discurso. En primer lugar, porque hay una malversación de la década de los setenta que es indignante para quienes somos sobrevivientes de esa década. Que un grupo de funcionarios millonarios –empezando por quien nos gobierna, con setenta palos en el banco- te diga que están haciendo la revolución en nombre de los treinta mil desaparecidos, causa indignación y dolor para los que hemos militado en esa época y seguimos militando.
Lo mismo pasa cuando te dicen que lo hacen para garantizar un capitalismo serio; te aseguro que ninguno de los treinta mil que vivieron, militaron y murieron, lo hicieron por ningún capitalismo serio, sino por otra sociedad que no era ésta.
El doble discurso se cae a pedazos porque no se puede hablar de progresismo por un lado y por otro lado firmar el acuerdo con Chevron; o ascenderlo a Milani que está comprometido con el terrorismo de Estado; o permitir el saqueo que significa la Barrick Gold; o que Grobocopatel (el rey de la soja) sea recibido en la Casa de Gobierno con todos los fastos mientras promete inversiones a costa del desalojo de chacareros, campesinos y pueblos originarios para seguir extendiendo la frontera de la soja.
También hay que reconocerle al kirchnerismo la enorme inversión social en relación al Producto Bruto Geográfico.
Pero inclusión social no es justicia social. Inclusión social es una fotografía, un paliativo: un bolsón, un plan, que te sirve para resolver la crisis. Ahora, cuando eso se perpetúa en el tiempo, lo que hace es cristalizar el clientelismo político. No hay políticas universales, ni siquiera lo es la Asignación por Hijo, ya que hay un millón y medio de pibes que no la reciben. Si es universal debería ser una renta ciudadana para los menores de 18 años que presenten la libreta escolar. Justicia social es otra cosa: es salario y trabajo digno, es acceso a la vivienda para todos, es salud, es educación…
Pero De Gennaro y la CTA acompañaron al principio este proceso y apoyaron a Kirchner.
Tuvimos muchas expectativas en esto, como lo tuvo la mayoría del pueblo. El kirchnerismo no se explica sin el 2001; es un emergente de la pueblada, de la crisis de representación política. Surge además por una postulación que hace Duhalde. Ahora, en la primera etapa de Kirchner, hasta que vino Lula y firmaron el Consenso del Sur, por supuesto que veíamos con expectativa y simpatía este proceso; pero prontamente se fracturó todo. Porque en lugar de avanzar en el 2005 -cuando Kirchner es relegitimizado con los votos- y profundizar un camino que nos llevara a fomentar la organización popular, lo que hace Kirchner es volcarse hacia el PJ y la CGT, dos viejos conocidos.
En ese momento en que ustedes apoyaban, en la prensa nacional había denuncias de corrupción y del manejo feudal de los Kirchner en Santa Cruz.
Está bien, pero no conocíamos el volumen de esta matriz de corrupción porque no vivíamos en Santa Cruz. De todos modos eso no va al fondo de la cuestión. La cuestión es que (Kirchner) se recostó en los factores de poder, con un agravante: cooptar y fracturar. Lo hizo con los organismos de derechos humanos y con la CTA y la CGT.
La conclusión es que ha tenido algunos pasos importantes en materia de integración latinoamericana, derechos humanos, reestatización de las jubilaciones –más allá de que manotea los fondos del Anses para pagar deuda pública en vez de aumentarles el 82 por ciento móvil a los jubilados-.
Por eso digo que el doble discurso tiene patas cortas. Hoy nadie duda a qué sectores terminó beneficiando este modelo nacional y popular: a los bancos. El año pasado los bancos ganaron 22 mil millones de pesos; en el primer trimestre de este año ganaron un 22 por ciento más con respecto al primer trimestre del año pasado. Es un verso lo de la industrialización (del país); los que siguen ganando es el capital financiero, especulativo y los servicios. Hoy te hablan del boom de la industria automotriz cuando de cada auto que se fabrica sólo el 27 por ciento tiene componentes nacionales.
De haber un cambio ¿viene por derecha o por izquierda?
El poder nos vende que el post kirchnerismo sea una vuelta a la década del noventa, al neoliberalismo, al ajuste: sea con Massa, Scioli, Macri, Schiaretti, Aguad o Cavallo. Nosotros pensamos que hay que horadar el techo que se autoimpuso el kirchnerismo y plantear una alternativa superadora. Una alternativa que sea progresista en serio, popular, democrática y de izquierda.
¿Estas manifestaciones multitudinarias antikirchneristas expresan esa salida por izquierda?
No, ni loco.
¿No va a ser fácil entonces?
Pero lo vamos a intentar. Si nosotros hubiéramos creído que no valía la pena en los noventa cuando la CGT dijo vamos a firmar todo lo que haga Menem y Menem estaba destruyendo el Estado de bienestar social, no hubiéramos fundado la CTA. Nosotros creemos que la gente está para más de lo que dice la clase dirigente. Lo que no sé es si esto se va a expresar en esta elección, en el 2015, el 2019 o si lo voy a ver alguna vez. En la elección del 2011 donde Cristina ganó por choreo no estuvo ni Alfonsín ni Duhalde; estuvo Binner con el FAP con una propuesta concreta que era una perspectiva de futuro diferente al margen de los aparatos de la UCR y el PJ, y la gente le dio un mínimo crédito a esa historia. No creemos como dice Eduardo Aliverti que a la izquierda del gobierno nacional está la pared. No: a la izquierda del gobierno hay millones de hombres y mujeres que quieren vivir mejor de lo que viven hoy.
¿Advierte un final de ciclo kirchnerista?
Sin duda. La discusión es si el fin de ciclo es romper el techo y avanzar por izquierda con una salida que consulte con los intereses populares o por el contrario el establishment te sigue imponiendo el pacto de gobernabilidad y que los tipos que vengan, lo que hagan sea garantizar que sigan ganando los que ganan hoy.
¿Binner expresa esos intereses populares?
(Duda. Primero dice que no y luego se corrige) Los expresa en tanto y en cuanto el FAP mantenga el pacto fundacional de estar al margen de la UCR y el PJ. Si Binner va a hacer para el 2015 lo que está haciendo en provincia de Buenos Aires y Capital Federal, no cuenten con Unidad Popular. Si para algún sector de la progresía es Binner 2015, para nosotros será De Genaro 2015. Así de simple.
Periodista: Mario Albera