Invitado por el vicepresidente de la Comisión de Legislación Laboral Víctor De Gennaro (Unidad Popular), Juan Castillo vicepresidente del Frente Amplio del Uruguay y ex coordinador de la PIT-CNT brindó, este mediodía, una charla sobre “Sindicalismo sin personería gremial”, que se realizó en la sala 2 del Anexo de la Cámara de Diputados.
Participaron Pablo Micheli, Secretario General de la CTA; Ricardo Peidró, Secretario Adjunto de la CTA; Carlos Chile, Hugo Cachorro Godoy, José Luis Matassa, Adolfo Fito Aguirre, Carlos Custer, Pipon Giuliani, Horacio Meguira, Daniel Jorajuría y los diputados Liliana Parada y Graciela Iturraspe de Unidad Popular, Jorge Cardelli de Proyecto Sur, Ramona Pucheta Socialista del MIJD, Fabio Basteiro Legislador porteño de Unidad Popular y Álvaro Orsatti, asesor de la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), entre otros dirigentes y representantes de diversas organizaciones gremiales.
En la apertura del encuentro, De Gennaro sostuvo que “la libertad sindical no es unicato, es conciencia y es consenso. Nos inventan que la no existencia de personería gremial, la del unicato es la fortaleza del movimiento obrero. En nuestro país, el 84,3% de las empresas privadas no tiene delegados y dicen que hay cinco centrales sindicales, En este esquema, la personería gremial es un torniquete para evitar que se defiendan los derechos de los trabajadores y se distribuya de una manera distinta la riqueza”. Luego se refirió a la trascendencia que adquiría el anteproyecto de ley sobre organización sindical de trabajadores y trabajadoras “con el que estamos recorriendo el país porque, además de ser la llave hacia la libertad y democracia sindical, plantea un debate cultural de primer orden. Debate que abre puertas pero también genera dudas. “La primera: ¿es posible que realmente haya la libertad y democracia sindical?. Por esta razón y como aporte a este debate, le pedimos a Juan Castillo que nos cuente esa historia, esa riqueza de construcción de poder y representación de una central de trabajadores, que creció sin personería, para mostrar que hay vida después de quitar la personería”.
Luego de repasar los hitos que definieron los modos de construcción del movimiento sindical uruguayo, Castillo dio cuenta de los niveles de crecimiento que dicha construcción arrojó como resultado: “En la última década creció 450% el nivel de afiliación, mientras que en la época del neoliberalismo llegamos al piso mínimo de afiliados”. Y agregó que “ningún proyecto de ley viene despegado de lo que esté pasando en las calles de ningún país. En el Uruguay, nunca una ley se adelantó a una demanda social, primero existió el problema y luego los parlamentarios tomaron lo que estaba pasando. Cuanta más movilización hubo, más represión hubo para repeler el ascenso de la movilización, pero esto permitió avanzar en democracia y fundar la herramienta más importante en el campo popular, que es la organización para defender los derechos.
El estatuto actual del movimiento sindical nunca se cambió, es el original que establece que como organización de clase y organización de los trabajadores, no tenemos que pedirle al Estado ni rendirle cuenta de ninguno de nuestros actos. Nuestro estatuto nos mandató para no estar pidiendole permiso al Estado. El que representa a los trabajadores es el PIT CNT, sin embargo no figura en ningún registro público, no tiene personería jurídica ni solicitada ni pedida. Por su parte, Estado y el gobierno de turno están obligados a reconocer el derecho de los trabajadores a organizarse y tiene que velar por sus garantías individuales y colectivas para negociar sus condiciones de trabajo y las salariales. Nosotros mismos velamos por las garantías de los sindicatos. Los que construimos la unidad somos los trabajadores, no es una ley ni un gobierno. La unidad no está escrita ni es un decreto, la luchamos todos los días en una sociedad capitalista que quiere partirla».
Historia: Uruguay estuvo once años sin poder hacer un paro, sin poder organizarse los trabajadores ni negociar las condiciones de trabajo y aumentó la deuda externa, la desocupación, se instalaron grandes zonas de pobreza y miseria y no había dirigentes sindicales. Luego de esa etapa, han ido creciendo por miles los trabajadores y trabajadoras organizados, aparecieron decenas de sindicatos nuevos, de organizaciones por centros de concentración. Recuperamos los salarios perdidos durante la dictadura y los gobiernos neoliberales posteriores y Uruguay ha aumentado el producto y mejorado la economía. Es decir que cuantos más derechos tienen los trabajadores, más se fortalece la democracia.