El abogado de la Querella Argentina Contra los Crímenes del Franquismo, Carlos Slepoy, y otros querellantes dialogaron con medios españoles.
El abogado de la Querella Argentina Contra los Crímenes del Franquismo, Carlos Slepoy, visitó Barcelona invitado por la red catalana de organizaciones de apoyo a la querella y la Federación Europea de Asociaciones Argentinas. Junto a él, están Rubén Benedicto, representando a los querellantes, Horacio Tamburini, de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la periodista de TV3, Montserrat Armengou.
En agosto pasado y en el marco de la causa iniciada en Argentina contra los crímenes cometidos en España durante el franquismo y la desaparición de bebés, el presidente de la Cámara baja Julián Domínguez y los miembros de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías de Diputados recibieron a tres querellantes (ex presos políticos del franquismo), a la representante de la asociación Todos los niños son mis niños) y a Slepoy, quienes asistieron acompañados por el diputado Víctor De Gennaro (Bloque Unidad Popular).
En una charla distendida, Slepoy, Benedicto, Tamburini y Armengou hablaron de sus experiencias en esta lucha por la memoria con el medio español «Público»:
Rubén Benedicto es psicólogo social, y hace 2 años se enteró de que su abuelo republicano era uno de los tantos desaparecidos enterrados en fosas anónimas de España. Es miembro activo de la Xarxa catalano/balear de apoyo a la querella: «Desde hace un par de años, todos los querellantes, denunciantes y las organizaciones que dan su apoyo a la Querella en Catalunya decidimos integrarnos en una «xarxa» (red), y eso es lo que somos: una red social que apoya el proceso judicial y la lucha contra la impunidad y por la memoria. Es un trabajo pausado, lento, pero constante y no lo vamos a dejar (…). Las personas somos seres históricos, nos hemos formado en unas relaciones sociales que son producto de la historia, y en este país, nos hemos formado en la empatía con los vencedores (…). Es el mundo al revés. En este país los niños jugaban encima de fosas comunes, y no es una metáfora».
“Había que matar físicamente al opositor, pero también metafísicamente, sobre el significado de su muerte. Las víctimas del franquismo no solo son las víctimas directas de la Guerra Civil y de la represión que vino después, somos todos aquellos que hemos crecido en ese aire envenenado de la mentira”, explica Benedicto.
Horacio Tamburini tuvo que huir de su país en 1976, perseguido por la dictadura argentina. Médico de profesión y profesor, vive en Catalunya desde hace 38 años y representa al sindicato CTA: «Sin que las víctimas pusieran sus casos sobre la mesa, no habría juicios, ni la posibilidad de romper con esa memoria que sí tienen los pueblos, pero hoy en España es la memoria de los vencedores, de los fascistas. El pasado está presente, pero es el discurso del poder. Muchos de los responsables de los crímenes están vivos, aunque se quiera hacer otro relato de la historia. Esos mismos tribunales españoles que dijeron que tenían potestad para juzgar los crímenes cometidos por la dictadura argentina o guatemalteca, por ser crímenes de lesa humanidad, ahora no pueden decir que no están facultados para juzgar los crímenes del franquismo, con resoluciones que no tienen lógica alguna”.
Montserrat Armengou es periodista de TV3 y trabaja para el programa Sense Ficció. Es autora, junto a Ricard Bellis, del documental Los niños perdidos del franquismo (2002) y Las fosas del silencio (2004), entre otros trabajos de investigación que han servido, y están sirviendo, para la recuperación de la memoria y dar voz a las víctimas y familiares del exterminio sistematizado del enemigo que llevó a cabo el régimen franquista: «Cuando hace 14 años empezamos a investigar los crímenes del franquismo, pensábamos hablar de las mujeres y niños que estuvieron en las prisiones, pero el concepto de recuperación de la memoria histórica estaba sólo en el ámbito de las organizaciones que trabajaban en ella o entre los especialistas, pero no estaba en el imaginario colectivo (…). En ese trabajo nos encontramos con un «detallito», y era que los niños que nacían en las cárceles no eran registrados. En nuestra mente enseguida nos acordamos de Argentina y empezamos a profundizar. Cuando vemos que esto sucedía en otros países, acomodados en nuestro sofá, es duro, pero es más duro cuando ves que también pasó en tu país. Ahí empiezas a encontrar la mierda, con perdón, en nuestra casa».
«Cuando hicimos el documental El convoy de los 927 (2004), nuestro imaginario era: son deportados, población judía… pero no podíamos pensar que el primer convoy de población civil, en la Europa Occidental, para llevar prisioneros al campo de concentración de Mauthausen fue de republicanos españoles. Es triste que muchas víctimas del franquismo, durante mucho tiempo, el único consuelo y reparación colectiva que han encontrado, al margen de su círculo y asociaciones de afectados, fuera aparecer en un documental de una televisión. Como parte de una sociedad esto me parece miserable (…). La gente empieza a decir no, no podemos mantener una situación donde reclamar memoria y reparación se tome como rencor”.
Carlos Slepoy es uno de los abogados de la Querella. Durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón, en 1974, sufrió un secuestro y fue torturado. Trabajó junto a Baltasar Garzón en el encausamiento del dictador chileno Augusto Pinochet y en los primeros autos de la Querella contra el franquismo. Defensor del concepto de Justicia Universal y reconocido internacionalmente por su trabajo en defensa de los Derechos Humanos. Nos cuenta: «La Querella argentina es la consecuencia de la impunidad reinante en España sobre estos crímenes. (…) La impunidad del franquismo está acorralada en el ámbito internacional», y aclara que el caso de su amigo Garzón es la primera vez en la historia que un juez, en democracia, es procesado por defender los derechos humanos.