A 42 años de la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, Maffei reflexiona sobre la situación ambiental.
El 5 de junio de 1972 comenzó en Suecia (porque su gobierno tuvo la iniciativa), la primera gran conferencia mundial para abordar la problemática ambiental: la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, conocida luego como Conferencia de Estocolmo. Asistieron 113 países y más de 400 organizaciones intergubernamentales. Estableció principios y recomendaciones fundamentales para la protección y cuidado del ambiente y es reconocida como el comienzo de las políticas internacionales en la materia.
Han pasado más de 40 años, las cumbres mundiales sobre ambiente se redoblaron. Se han firmado numerosos pactos, acuerdos, compromisos, sin embargo las problemáticas siguen creciendo y aunque se han desarrollado tecnologías que perfeccionan los análisis -conocemos las causas, los agentes, la incidencia- las políticas públicas siguen siendo absolutamente ineficaces. En nuestro país nos dan la espalda. Para nuestros gobernantes el ambiente es un incordio y un invento de los países desarrollados para impedir nuestro crecimiento. Bajo esa concepción;
Crece la contaminación química del suelo, el aire y el agua.
Los bienes naturales se depredan y saquean. El extractivismo es la regla (petróleo, gas, minería a cielo abierto, fracking…) agrotóxicos, pasteras…
La biodiversidad de especies se extingue al ritmo predatorio de las selvas, bosques, mares, pesca, monocultivo….
Las energías se obtienen de fuentes altamente contaminantes contribuyendo firmemente al creciente calentamiento global.
Una mención especial merece el transporte automotor en constante crecimiento no sólo por su contribución a la contaminación –consume casi el 50% de toda la energía – también porque nos fumiga a diario con millones de toneladas de tóxicos: (entre otros) Monóxido de carbono, Óxidos de Nitrógeno, Plomo, Asbesto…, pero además porque es la principal fuente de siniestralidad nacional (unas 8000 víctimas fatales al año y más del triple de lesionados).
Los basurales nos invaden, cuando no, la incineración.
En definitiva una inmensa riqueza y diversidad natural y cultural, en un país escasamente poblado, con tierras, agua y diversidad biológica abundantes, un nivel aceptable de escolarización, en capacidad de producir alimentos absolutamente excedentarios, que simultáneamente no da de comer a su propia gente y permite mediante políticas destructivas, sin control, sin formación y sin participación social, el saqueo y destrozo de sus ecosistemas.
Un “crecimiento” asentado en formas de producción y consumo basados en tecnologías y procesos vetustos, predatorios, contaminantes, lesivos, agresivos que socavan el presente y la posibilidad de alcanzar en el futuro niveles decorosos de sustentabilidad: social, política, económica y ecológica
Por eso hemos decidido junto a miles de compañeros participar en política, para planificar nuestro crecimiento, para sostenerlo en la producción limpia, para construir conocimientos fundados en la ciencia y las tecnologías no subordinadas a los intereses de los grupos económicos, para que nuestro ambiente, nuestra salud, la de nuestros hijos, la de nuestra tierra, no queden subordinados a la dictadura empresarial de turno ni a la especulación política. Para que la justicia ambiental deje de ser teórica y morigere la destrucción de nuestra Argentina.
Estamos haciendo un esfuerzo significativo de concientización y formación.
No resignamos el crecimiento, pero no aceptamos que siga fundándose en la contaminación, la depredación, la deforestación, el rociado de químicos rurales y urbanos, la destrucción de nuestro suelo, mares, agua, glaciares, bosques.
Queremos vivir con dignidad y trabajamos para que esto sea una realidad en nuestro país.
En el ambientalismo algunos hablan de las 3R para mejorar nuestras vidas:
Reducir consumos de bienes y energías, residuos, materiales peligrosos o contaminantes…
Reciclar todo lo que no es biodegradable
Reutilizar al máximo lo que ya ha consumido procesos productivos
Nosotros sostenemos que hay varias otras erres en las que debemos trabajar: remediar el daño causado; recuperar nuestros saberes, nuestro sentido, nuestros valores, nuestra conciencia; readaptarnos a los cambios sin perder de vista los derechos , civiles, sociales, políticos, económicos, humanos, laborales en su ejercicio efectivo y la justicia social; regular y controlar sin corrupción…
Hemos podido comprobar como el cuidado del ambiente produce infinitas opciones laborales. Producir y consumir cuidando el ambiente es efectivamente un excelente camino al pleno empleo.
Esta es nuestra contribución no solo al Día Mundial del Medioambiente, sino a la comprensión de una inmensa complejidad que nos requiere informados, formados y activos para ser portadores de la buena nueva: En nuestro país, podemos preservar el ambiente para vivir infinitamente mejor.
*Diputada macional (MC); vicepresidenta de la Mesa Nacional de Unidad Popular.