Se reunieron ayer con la directora general de Coordinación Comunitaria porteña, Laura García Tuñón, a quien le plantearon su preocupación.
(Télam) Los autoconvocados «Vecinos contra el microestadio» se acercaron a la ex legisladora y dirigente de Unidad Popular para manifestar su rechazo a ese emprendimiento inmobiliario, que se desarrollaría en la comuna 3, una manzana delimitada por las calles Moreno y Catamarca, y las avenidas Belgrano y Jujuy.
«No es el tipo de desarrollo que el barrio necesita, por el impacto ambiental y por los problemas adicionales que traerá», manifestaron los vecinos, que tras reunirse con varios legisladores aún no tienen respuestas del ejecutivo porteño sobre los planes para la recientemente bautizada «manzana 66».
Desde fines del año pasado, la manzana -situada a tres cuadras de la Plaza Once- se convirtió en un polígono de diez mil metros cuadrados, donde sólo quedaron en pie las paredes de los frentes de algunos inmuebles.
«Resulta por lo menos sospechoso que se plantee realizar semejante proyecto inmobiliario, que va a consumir niveles muy altos de energía en una de las zonas con mayores cortes de luz en el verano; la crisis energética y de infraestructura de la Ciudad se agravaría con este tipo de proyecto», dijo García Tuñón.
«Es importante que los vecinos de la Ciudad y de la comuna 3 podamos decidir si en esa manzana queremos un estadio o si es necesario utilizar esas tierras para un proyecto de vivienda social o para construir instituciones educativas, problemas significativos de nuestra capital», dijo la legisladora.
Los vecinos plantearon además que el proyecto se realizaría en una zona donde hay más de diez centros de salud en unas seis manzanas a la redonda, como el Hospital Ramos Mejía, Francés y Español, lo que entorpecería la circulación de ambulancias y el libre acceso al lugar.
Los vecinos realizarán el sábado próximo a las 15, una asamblea frente al predio, como lo hacen cada quince días para elevar sus reclamos.
El microestadio cubierto tendría capacidad para 18.000 personas, tres subsuelos de cocheras y conexión con el subte H, lo que -según los vecinos- también traería problemas a los cimientos de las antiguas construcciones edilicias de la zona.
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