El Diputado nacional por Unidad Popular y presidente de su bloque, Claudio Lozano, se presentó en la Legislatura porteña para dar luz sobre algunos temas de la realidad nacional de las políticas económicas internacionales.
El licenciado en economía, acompañado por Olmos, Bergel, Vera y Plumato, se manifestó sobre los acuerdos internacionales y el acompañamiento por parte de la comitiva de la oposición. A continuación, textuales de su rica conferencia.
“Todos hemos sido espectadores, primero con el Club de Paris y luego con esto de los hold out, de esta aparición consensuada del coro de pagadores que avalan que buena parte de la estabilidad y posibilidades de la Argentina descanse en acuerdos y en una negociación amigable con organismo extranjeros. Son contados con la mano aquellos dirigentes políticos o sociales que hayan expuesto un planteo diferente”.
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Sobre el fallo del juez estadounidense Griesa
“Es absolutamente anacrónico y que pone en riesgo restructuraciones presentes y futuras”. “El hecho de que ciertas naciones latinoamericanas, los Estados Unidos, gobiernos europeos, la OEA, las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, ni nadie haya dicho que es un disparate, revela que hay margen político internacional para no reconocer este fallo completamente aislado políticamente”.
“Los efectos que producirá no son solo los 1000 millones de dólares involucrados en el juicio, aparecen no menos de 15 mil millones de dólares de los, denominados fondos buitres, que vendrían atrás; Argentina estaría reconociendo mejores condiciones que la de los acreedores que participaron del canje, a partir de ahí quedaría expuesta a demandas multimillonarias en compensaciones a los demás”.
“Lo que el Gobierno y el coro de los pagadores que lo apaña, no ve es que el acuerdo es un modo de acelerar la crisis del endeudamiento y llevarnos al reingreso al mercados internacionales de crédito para girar a una calesita ya conocida de tomar deuda nueva para pagar deuda vieja”.
La década engañada
“Lo que está puesto en manifiesto es el fracaso más ostensible de la política de deuda de la política de deuda, que había sido presentada como una acción histórica y de carácter revolucionario”.
“El gobierno mintió cuando dijo que se la había hecho una quita monumental a los acreedores, porque lo que se reducía en aquel presente se devolvería luego con el denominado cupón PBI; que ni siquiera estaba asociado al crecimiento genuino del país, sino que a penas reactiváramos la actividad económica debíamos comenzar a pagar. Fue una quinta mentirosa”.
“Lo que fue presentado como quita revolucionaria no existió y lo que fue presentado como un gesto de ruptura con el sistema financiero internacional era una estrategia asociada a las tendencias dominantes en la administración republicana de los Estados Unidos de ese momento que recomendaba hacer quita a los acreedores privados y liquidarle el total al Fondo Monetario Internacional”.
“Tan mentira como el latiguillo del desendeudamiento: hoy tenemos una deuda pública total que está en el orden de los 250 mil millones de dólares, que, comparada con el producto total de la Argentina, supone un porcentaje similar al que tuvimos a finales de la época de la convertibilidad”.
“Le resolvimos el problema al fondo y a una buena parte de los acreedores pagándoles y tomamos deuda y fondos del Banco Central y del sistema previsional que suman un 60% de la deuda pública. Hicimos una transferencia del patrimonio que tenían los jubilados para sus haberes, para garantizar la cancelación de deuda a los acreedores privados y la cancelación con el Fondo se garantizó poniendo en discusión el poder de compra de todos los argentinos por el impacto inflacionario de haber destruido el patrimonio del Banco Central”.
“El FMI podría haber sido unos de los organismos que podríamos haber enjuiciado, ya que había violado su propio estatuto que no le permite prestar dinero a países que acusan fuga de capitales”.
“Si decimos que en el curso de la década pagamos alrededor de 63 mil millones de dólares para seguir teniendo 250 mil millones de dólares de deuda pública y además estamos enjuiciados por el mundo, el fracaso de la política de deuda internacional es evidente”.
“Esto vuelve a poner sobre la mesa, una discusión que intentaron ocultar durante toda esta década supuestamente ganada. Entre el 2003 y 2013, en Argentina entraron, en diferencia de compra y venta, del exterior, 154 mil millones de dólares. Pagamos 63 mil millones, que hay restarle a los 154 mil, para seguir teniendo 250 mil millones; tuvimos una fuga de capitales de 90 mil millones, sumaria 153 mil millones”. “Hay otros 30 mil millones que salieron como revisión de utilidades de dividendos al exterior, que nos habla del grado de extranjerización de la economía Argentina”.
Alternativas y nuevos panoramas
“Dado que el fallo nos ponen en situación de default, nos brindaría la oportunidad de asumirlo y usarlo de punto de partida para reacomodar la política de deuda. En este sentido, conformar una comisión investigadora en el Parlamento nacional, poner en marcha una auditoría integral de deuda pública, reorganizar los pagos de aquello que corresponda pagar y poner en cabeza de los comprometidos con el proceso de endeudamiento de la Argentina el peso de los pagos, esto quiere decir, fijar contribuciones extraordinarias sobre aquellos responsables de la fuga de capitales y de los fondos argentinos en el exterior».
“En la última deuda se fugaron 90 mil millones de dólares de agentes económicos registrados en el banco central y actualmente hay más de 200 mil millones de dólares en el exterior de agentes económicos locales. Por lo tanto, hay disponibilidad de fondos y de rentas por sobre las cuales el Estado puede ir para que el pago de lo que haya que pagar luego de investigar no caiga sobre el conjunto del pueblo”.
“Cuando el Gobierno depositó 1000 millones en manos de Griesa, no embargo porque no puede, porque toda la ingeniería del canje está hecha contra embargos. Cuando ingresa el dinero en el Banco de New York, que es el agente de pago de la economía Argentina, ese dinero deja de ser de nuestro país pasa a ser del fiduciario, que es el banco, para los bonistas acreedores, por eso Griesa no lo puede tocarlo”. “Por otro lado, el banco, nuestro agente de pago, está en falta con los contratos firmados por la Argentina. El organismo no le realizó la transferencia de los fondos a los bonistas, tarea por la cual le pagamos. Por lo tanto, estamos en condiciones de hacer renunciar al Banco de New York y cambiarlo por nuestro Banco Central o Banco Nación.
“Otro medida, muy vinculada, que estamos en condiciones, porque el propio canje lo permite, es convocar a una asamblea de bonistas y explicarles que les remplazamos los bonos por activos con legislación local para tribunales locales con sede de pago en territorio local, lo cual solucionaríamos, otro de los errores que fue haber emitido deuda con legislación extranjera”.
“Tercero, podríamos poner en marcha la comisión bicameral, cajoneada en el Congreso, poner en marcha la comisión y la investigación, tener todas las herramientas legales de una auditoría bien hecha y a partir de ahí, comenzar de nuevo”.
“Lo que quiero decir es que hay elementos para no quedarse en el reconocimiento de este fallo tal cual esta, que existen condiciones para hacer otra cosa y que en todo caso, nada distinto se está haciendo porque hay una estrategia de política económica que tomó otra dirección. En el marco de una coyuntura particular que la Argentina carecía de divisa extranjera, el Gobierno tomó la determinación de comprar la receta del ajuste ortodoxo: devaluación, suba de las tasas de interés, retraso de los salarios y jubilaciones y nefastas medidas: modificar tasas de inflación en Indec para que el Fondo nos mire de otra manera, acuerdo con el Club de Paris, terminar el problema con Repsol, tener una relación amigable con los hold out y los fondos buitre y como consecuencia ir al mercado financiero internacional para cubrir el faltante de dólares”. “La lógica de esta política no es defender el interés nacional, sino pedir préstamos para cubrir falta de divisas y no para financiar la ampliación de tu desarrollo y crecimiento de capacidad económica”.
“La mayor irracionalidad de esta política es que se basa en el argumento que dice que ante la falta de divisas, acordar con el FMI, con el Club de París, con Repsol, con los hold out, y como resultado natural, será el mayor déficit de divisas”. “Antes de ponerla en marcha, se tomaba los vencimientos en dólares en el periodo de Junio de 2014 – diciembre 2015 y sumaban alrededor de 14 mil 500 millones – una enormidad para nuestro país que sus reservas no suman más de 20 mil millones -, ahora, con la sumatoria de acuerdos, pasamos a tener 18 mil millones de dólares de vencimientos”. “El problema de carencia de dólares creció 30%”.
“A los únicos que le sirve esta historia es aquellos que tienen un funcionamiento transnacional, que pueden atar negocios en el exterior, y que les conviene que exista armonía en las relaciones económicas internacionales y que no tengan discusión”.
“Para aquellos que integran el coro de pagadores, parte de la oposición política a este Gobierno, no observan es que entre el 2015 y el 2019, es decir, la próxima administración, iba a tener solo 18 mil millones de dólares de vencimientos, ahora tendrá 33 mil millones, es decir, un incremento del 79%”.
Conclusiones
“Haber pagado 63 mil millones para seguir teniendo 250 mil millones de deuda publica nos dice que una de las prioridades de debate para articular una experiencia popular en Argentina, sigue siendo el tema de la deuda”.
“La fuga de capitales de 90 mil millones nos dice que poner en línea el comportamiento de los principales capitales es una clave fundamental del tipo de regulación que tiene que tener el Estado para que el esfuerzo de los argentinos se refleje en inversión y desarrollo. Detrás, está la inversión que no tuvimos para cambiar la matriz productiva del país y poder sostener una estrategia de desarrollo. Argentina no necesita el acceso de capital extranjero; necesita poder capitalizar y retener el esfuerzo nacional y transformarlo en inversión productiva. Si de los capitales que se fueron, tan solo la mitad se hubiesen invertido en ferrocarriles, en industrias naval, en petróleo, en energía, Argentina hubiese sido otra”.
“El resultado final es una fase de crecimiento muy importante del país que nos devuelve una realidad de 17 millones de trabajadores que su ingreso no supera el 4100 pesos para una canasta familiar en región metropolitana que supera los 10 mil; donde 7 de cada 10 hogares no llega a fin de mes y 3 de cada 10 son pobres. La Argentina está atada con alambres en términos sociales, a pesar del crecimiento vivido, porque ninguno de los temas claves, que tienen que ver con hacer de esto otras perspectiva de desarrollo, se tocaron: el comportamiento de grandes capitales ni su regulación, la puesta en marcha de una política redistributiva para terminar con la pobreza ni la revisión integral del endeudamiento”.