Colectivo Porteño – Nos comunicamos con Silvio Fanti, delegado de la fábrica autopartista LEAR que sufrió, junto a sus compañeros, persecución y represión durante protestas laborales. En la segunda parte, nos acompañó Claudia Brizuela, secretaria de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina y nos contó parte de su historia y las actuales problemáticas que enfrenta el trabajo sexual.
Bestial Represión
Durante la semana se vivió otra expresión de represión sobre trabajadores en uso de derecho a huelga en la Autopista Panamericana a la altura de la localidad de General Pacheco (partido de Tigre). “El pasado martes nos manifestamos, como lo hacemos cada semana, pero en esta ocasión la empresa, en complicidad con la gendarmería, exigió a los compañeros, que no están suspendidos ni despedidos y que suelen solidarizarse con la protesta, que ingresen a la fábrica, entonces la fuerza armada realizó un cordón”, explicaba Silvio Fanti, delegado de Lear, en una entrevista telefónica con Colectivo Porteño. La mecha se encendió cuando, “como puede verse en los medios, uno de los “verdes”, la patota de SMATA, sale del cordón a provocar a los compañeros manifestando; es ahí que la infantería comienza a reprimir”.
Las siglas SMATA corresponden a Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina; organización trabajadora alineada y muy cercana al Gobierno nacional, como puede evidenciarse en su propio sitio web.
“Lo que nosotros reclamamos – continuó Fanti – es la reincorporación de compañeros despedidos, más de 110, y suspendidos, que no tienen razón de ser. La planta de Lear tenía, hasta comienzos del conflicto, 650 trabajadores. Es una empresa multinacional que produce el cableado y la instalación eléctrica de los modelos Ranger y Focus de la marca Ford. “Lear es proveedor exclusivo de la marca Ford, que no tiene ninguna crisis, por lo tanto Lear tampoco debería tenerlo; lo que hay en este caso es una renovación de personal, para implementar un convenio de alta a la baja que la empresa firmó con SMATA, un acuerdo que acepta la baja salarial”, reveló el entrevistado.
“Por otra parte, venimos denunciando una sustitución de mano de obra nacional: Ford tiene una bajada diaria de 540 unidades y la planta de Lear está bajando 300 unidades, siendo su proveedor exclusivo”. En este sentido el delegado apuntó: “Vemos un vaciamiento de la empresa y el riesgo para quienes aún tienen sus puestos de trabajo”.
“Yo honestamente choque contra una pared, he votado en varias ocasiones por este gobierno, pero el giro que ha pegado es totalmente anti obrero, cuando supuestamente, hay que defender la fuente de trabajo argentina”, afirmó con decepción y sinceridad Silvio Fanti.
El trabajo sexual, un trabajo como cualquier otro
Para la segunda mitad, se hizo presente en la mesa de Colectivo Porteño Claudia Brizuela, Secretaria de Ammar CTA capital. “Nacimos en el año 1993, en principio para evitar y protegernos del asecho de la policía; luego conocimos la Central de los Trabajadores de la Argentina y empezamos a tener información y a interiorizarnos de nuestros derechos”, relató sobre los orígenes de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina. ”Entonces, corrían las medidas de encarcelamiento por 48hs, 21 días y brutal maltrato sobre las trabajadoras que llegaron a quedar en estado de coma”.
Actualmente, una de las principales problemáticas que enfrenta la Asociación es que “la ley 26.842 nos mezclan y no alcanza a separar lo que es la trata de personas y el trabajo sexual”, comenzó Brizuela; “nos definimos por ser mayores, autónomas y con decisión propia”. “Hasta hoy logramos la personería jurídica de AMMAR y ahora buscamos la gremial, pero mientras estamos en camino, avanzando para alcanzarlo, suceden cosas como que me imputan bajo la ley 26.842”, se lamentó la Secretaria, aunque admitió: “La ley está bien hecha, pero mal aplicada, tienen que diferenciar la trata de personas con el trabajo sexual”.
En una reflexión sobre el arribo de las mujeres a ejercer la prostitución Brizuela “Este sector de la clase trabajadora, como muchas otros, tenemos la opción de optar por este trabajo, que no es lo mismo que elegirlo. Esta actividad me generó mayor crecimiento económico que en otros que yo podía realizar”. Con orgullo, la entrevistada reafirma: ”Este es mi trabajo, lo reconozco como trabajadora y queremos impulsar los mecanismos de reconocimiento de esta profesión como trabajo sexual”.
“Hay una diferenciación entre las compañeras”, explica la delegada de CTA capital – “Para las trabajadoras de la calle, el articulo 81 nos secciona un espacio de la ciudad (a 200mts a la redonda de lugares residenciales) para trabajar, pero por otro lado, quienes están en lugares privados están bajo régimen de proxenetismo”. “A ellas buscamos empezar a darle herramientas para que se puedan organizar en cooperativas y dejen de alimentar los bolsillos de los proxenetas”, manifestó Brizuela.
Una vez, la complicidad de los aparatos estatales con la delincuencia se hace presente. Como explica la entrevistada: “Siempre que hacen un allanamiento en los clubs clandestinos, no atrapan al proxeneta o la recepcionista, detienen y procesan a las compañeras y cuando se cierra un local, las trabajadoras van a buscar otro, porque, a pesar de ser clandestinos, la necesidad las lleva a trabajar y se fortalece ese régimen”.
Vale destacar que el colmo de tal complicidad se nota cuando Brizuela comenta que ella está procesada, pues estuvo varios años en privados con la intención de generar una ley que protega y cuide a las chicas que trabajan allí. Y dicho procesamiento se dió en el momento en que presentó el proyecto de Ley. Un proyecto de Ley que quedó en la nada.
Una lógica generalizada de nuestra actualidad, un paralelismo entre los temas que se desarrollaron durante este programa: en lugar de que la justicia, las fuerzas de seguridad y los gobiernos se enfoquen en limitar los intereses capitalistas de fondos extranjeros y en detener el proxenetismo, se los apaña y protege, mientras se castiga, persigue a los compañeros y compañeras trabajadores y trabajadoras.