El secretario de Relaciones Internacionales de Unidad Popular realizó esta entrevista donde explica la postura de UP sobre política exterior.
Carlos Custer es secretario de Relaciones Internacionales del partido Unidad Popular que lidera Víctor De Gennaro y un histórico dirigente de ATE y la CTA. Su trayectoria está muy ligada al movimiento sindical mundial: fue fundador de la Confederación Latinoamericana y el Caribe de Trabajadores Estatales (CLATE) y Secretario General de la Confederación Mundial del Trabajo (CMT). También fue diputado nacional, y Embajador argentino ante la Santa Sede entre 2003 y 2007.
Nuestro entrevistado volvió hace unos días de Montevideo, donde participó del 50º aniversario del sindicato estatal COFE. Allí mantuvo junto con la dirigencia de UP una serie de encuentros con miembros del Frente Amplio, entre ellos, con Juan Castillo, vicepresidente de la coalición de gobernante y ex presidente de la central obrera PIT-CNT.
– ¿Cuál es la posición de UP respecto de la política latinoamericana?
– Antes que nada hay que decir que nuestros lazos con Latinoamérica son históricos, desde nuestra participación en el plebiscito sobre la continuidad de Pinochet como parte de la Comisión Sudamericana de Paz, pasando por la presidencia de Víctor De Gennaro en la CLATE, nuestro protagonismo en el Foro de San Pablo en 2000 o la incorporación de la unidad latinoamericana dentro de las cinco grandes líneas de la Constituyente Social. Nuestro compromiso es claro y nuestros aliados son el PT en Brasil; el Frente Amplio y sus componentes en Uruguay; el Frente Iguazú y Avanza País en Paraguay; los movimientos sindicales de Bolivia; el PS, el PC y la democracia cristiana en Chile. Dicho esto, creemos que hay un camino latinoamericano central que, si no lo caminamos, no podremos desarrollar por sí mismos una transformación seria de la sociedad
– En las próximas semanas hay elecciones presidenciales en Uruguay, Brasil y Bolivia. ¿Qué valoración hacés sobre los procesos en estos países?
– En Uruguay ha habido un enorme progreso, sin tanta estridencia ni repercusión externa, pero un progreso que se va afirmando bastante bien. Esto no implica que los gobiernos progresistas tengan siempre sintonía con los movimientos sindicales. Por eso nosotros siempre decimos que aún los gobiernos progresistas deben respetar la autonomía de los movimientos sindicales, sin que esto signifique a su vez que los movimientos sindicales sean indiferentes a la coyuntura política.
En el Congreso del PT de diciembre pasado vimos con mucho interés la discusión sobre cómo avanzar. Durante los dos períodos presidenciales de Lula y el de Dilma, el PT ha sacado a 40 millones de brasileños de la pobreza, pero han llegado a un nivel sobre el que si no tocan algunas cosas estructurales, la transformación tiene un límite. Y este es su gran desafío
– ¿Cómo se explica la amistad de los gobiernos progresistas latinoamericanos con el kirchnerismo y la oposición doméstica de UP?
– El kirchnerismo ha tenido en América latina una mirada positiva, porque ha levantado nuestras banderas tradicionales con las que hemos caminado por 30 años el continente. Nosotros estamos contentos de compartir banderas. El problema que tenemos es la incoherencia entre las políticas hacia fuera y las de adentro.
Nosotros no hacemos anti kirchnerismo, pero somos críticos del gobierno. No nos es fácil explicar esta política discursiva latinoamericana y anti imperialista, por la cual el gobierno ha tenido muy buena relación fundamentalmente con Venezuela, Bolivia y, por extensión, con Cuba
– Hay contradicciones insalvables, como la de Chevrón y Ecuador, ¿no?
– Con Ecuador ha habido una dificultad porque el presidente Correa y los movimientos políticos no entienden mucho que mientras Chevrón es corrida de Ecuador, Argentina le abre las puerteas de par en par, sabiendo el tipo de empresa que es. La política kirchnerista va confirmando nuestras reservas, aun en el ámbito latinoamericano
– ¿Existen en los países latinoamericanos espacios críticos por izquierda a los gobiernos, como en la Argentina?
– En Uruguay y Brasil tenés sectores críticos dentro de las propias fuerzas, como también en potenciales aliados. Los estatales uruguayos, por ejemplo, han tenido tensiones muy importantes con Tabaré, pero sobre todo con Mujica.
Sucede que los gobiernos determinan políticas de Estado sin respetar a veces mecanismos de consulta y consenso. Nosotros los comprendemos y acompañamos. Eso no es para preocuparse, porque los gobiernos progresistas de transformación tienen sus tensiones, no sólo entre quienes se ven afectados, sino también entre quienes quieren ir más rápido. Es capacidad entonces, de este tipo de gobiernos, saber que no tienen que enfrentarse a las fuerzas sociales ni sindicales.
Lo importante es que los gobiernos progresistas no traicionen nunca los factores fundamentales de la distribución de la riqueza y la reforma tributaria que aquí, en la Argentina, no existió nunca
– Podemos decir que América latina pudo sostener gobiernos con cierta soberanía política porque hubo también un contexto económico y político mundial que así se lo permitió. ¿Cómo avizorás los próximos años del continente?
– América latina tuvo la confluencia de gobiernos progresistas y un contexto internacional favorable que le permitió que la crisis le pegara menos. Creo que ya no podemos retroceder a fórmulas neoliberales. Piñera en Chile no pudo volver al neoliberalismo. El presidente Cartés de Paraguay quiere regresar a un modelo menemista y está lleno de protestas y huelgas. No sé hasta dónde va a poder ir. Por más que se apoye en Estados Unidos y la Alianza del Pacifico, tiene que encarrilarse en un contexto regional.
En este sentido no creo que haya mayores retrocesos. No volveremos a la dependencia con Estados Unidos ni al neoliberalismo absoluto. Hay que tener cuidado de todos modos: en Honduras hubo un golpe y otro en Paraguay con una destitución presidencial en 48 horas
– ¿Cuál es el desafío argentino?
– Que la variante al kirchnerismo no sea por derecha, que pareciera que así va a ser, exceptuando a posibles candidatos como Binner, aunque la alianza entre la derecha radical y el PRO parece inminente. En eso la Unidad Popular intenta plantar una alternativa política diferente que no sea el desbarajuste del gobierno ni la centro derecha o derecha. A partir de 2015 tenemos que hacer nacer un gran movimiento político con bases sólidas para transformar la sociedad.
Fuente:La Otra Mirada Sur
Custer: "el problema del Gobierno es la incoherencia entre la política hacia fuera y hacia dentro”
11/09/2014
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