Entrevista a Nelly Minyersky y Nina Brugo Marcó (secretaria de la Mujer de la Unidad Popular) sobre derechos sexuales y reproductivos.
(El Diario) Las dos son abogadas, especialistas en derechos de la mujer y, sobre todo, fervientes militantes feministas. Nelly Minyersky y Nina Brugo Marcó defienden una visión humanista y de respeto a la autonomía y no discriminación hacia las mujeres y discuten, a sus más de 80 años, con quienes desde posturas “fundamentalistas” se oponen a la despenalización del aborto.
Las dos estuvieron hace unos días en Paraná, invitadas por el Colegio de Abogados de Entre Ríos, participando de una jornada sobre “Cómo defender a las personas en cuestiones de violencia” y se prestaron a una entrevista con EL DIARIO.
“La mujer puede decidir no querer continuar con un embarazo; el derecho a decidir tiene que ser nuestro: cuándo, de qué manera y en qué momento queremos ser madres”. La que habla es Nina Brugo Marcó, paranaense, abogada laboralista, egresada de la Universidad Católica Argentina (UCA), especialista en derechos de la mujer. “Hay muchísimos fundamentos jurídicos para despenalizar el aborto”, agrega Nelly Minyersky, experta en cuestiones de violencia y familia y asesora de Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Debate. Minyersky integró además la comisión que elaboró el proyecto de reforma del Código Civil y Comercial de la Nación que en este momento se encuentra en debate en el Congreso, donde participó de la redacción de los títulos en materia de Derecho de Familia y defendió la incorporación de las técnicas de reproducción humana asistida, como inseminación artificial o fecundación in vitro.
–¿Qué le parece el proyecto que recibió media sanción del Senado en noviembre del año pasado?
–Nelly Minyersky: Considero que todo lo que hace al tema de Familia, sea relaciones entre cónyuges, parejas heterosexuales u homosexuales, filiación y derechos de los niños hay un avance muy grande porque, de aprobarse en su totalidad, adecua realmente nuestro derecho interno a las convenciones internacionales. Sin embargo, el proyecto no se sancionó en su totalidad, y por eso hay que trabajar en puntos que hacen a lograr tipos de familia más democráticos y una relación de paridad entre todos los miembros de la familia, con las diferencias lógicas que puede haber entre un niño y un adulto. Todo esto, si bien no tiene que ver directamente con la violencia, está relacionado, porque una familia mejor constituida, donde haya paridad de derechos entre sus miembros y donde los niños sean tratados como sujetos de derecho son elementos de prevención de la violencia.
–¿Y en materia de derechos sexuales y reproductivos?
–N.M.: El tema de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito también está implicado en la temática del proyecto, porque hay un artículo que si se recepciona como está en el proyecto que recibió media sanción, implicaría un retroceso, que es una discusión todavía pendiente a nivel internacional respecto de cuándo comienza la vida, que es un tema que excede a todas las ciencias y que está atravesado por cuestiones ideológicas. En el proyecto original se respetaba una práctica que en el país tiene muchos años que es la reproducción asistida, que implica respetar muchos derechos constitucionales, como el derecho a constituir una familia, sea del tipo que sea. Desgraciadamente en este aspecto se siguen violando los pactos de derechos humanos frente a interpretaciones caprichosas y que tienen un gran contenido ideológico. Hoy sabemos que no se puede hablar más de embrión, que es un proceso, un desarrollo, entonces la única forma cierta de definir que un ser es persona es con el nacimiento. Eso da lugar para muchas discusiones, pero si prevalece esa redacción estaríamos diciendo que un embrión in vitro, es decir, algo que se trabaja en un laboratorio y se pone entre dos vidrios, es persona, y si es persona no se puede hacer ninguna técnica de fecundación.
–Esto abre también la discusión por la despenalización del aborto. ¿Qué espacio hay en este momento para dar ese debate en el Congreso?
–Nina Brugo Marcó: Cuando se amplían derechos, y se autoriza en determinadas condiciones la interrupción voluntaria del embarazo, ese es un derecho que se puede ejercer o no. Cuando se restringen derechos, en cambio, se comete el grave pecado humano de quitarle derechos a quien no piensa como uno.
–N.M.: Hay que decir también que tanto Código Civil, como el Código Penal y la jurisprudencia nunca consideraron en forma igual al no-nato que a una persona con existencia corporal visible: el delito de aborto tiene una pena mucho menor que el homicidio; los médicos a los que se ha pretendido querellar por un embarazo que no llega a término nunca fueron condenados por homicidio; la tentativa de aborto no es punible, en cambio la tentativa de homicidio sí lo es. De manera que en un Estado laico como el nuestro, la discusión debería ser cómo hacemos para ampliar derechos, y quien no quiere ejercerlos, no está obligado.
La mujer, víctima de violencia
Nelly Minyersky y Nina Brugo Marcó estuvieron en Paraná participando de una jornada llamada “Cómo defender a las personas en cuestiones de violencia”, organizada por Instituto de Derecho de la Mujer y el Instituto de Derecho de Familia del Colegio de Abogados de Entre Ríos, a cargo de Luciana Amatti y Romina Aquilini, respectivamente.
Brugo Marcó, especializada en violencia laboral, explicó que “los estudios a nivel nacional indican que el 70% de los casos de situaciones de violencia en el trabajo tiene como afectadas a mujeres”.
Por su parte, Minyersky explicó que “el tema de la violencia contra la mujer es algo sumamente profundo y que está muy enraizado en la sociedad, fundamentalmente porque vivimos en una cultura patriarcal que lo permite. Respecto de la violencia laboral, por ejemplo, no existe una ley que la contemple en el sector privado”.