El economista y diputado nacional Claudio Lozano pronosticó otra fuerte devaluación y no ahorró críticas hacia el kirchnerismo y los futuros presidenciables.
(Labrokenface.com) El presidente del Bloque de Unidad Popular en diputados dialogó con La Broken Face sobre manejo de hidrocarburos, minería y soja y las políticas económicas de los candidatos presidenciables que apuntan a una República Oligárquica.
El kirchnerismo suele criticar públicamente al sector empresario por su comportamiento especulativo y cortoplacista, ¿considerás que son características distintivas de nuestra burguesía nacional?
La verdad es que en la Argentina nunca se logró conformar una burguesía nacional que pudiera ocupar un liderazgo en el proceso económico nacional. Los núcleos fundamentales de la actividad económica estuvieron históricamente en manos de grupos fuertemente oligárquicos o del capital extranjero. Consecuentemente, el empresariado nacional nunca tuvo un papel de liderazgo sobre el proceso económico. Quizás el único momento donde se intentó inventar una burguesía nacional fue durante el primer Peronismo, pero no prosperó. La cosa cambia cualitativamente desde el golpe de estado de 1976 en adelante, porque los grandes grupos empresarios de origen local terminan transnacionalizándose, es decir que sacan una parte muy importante de sus excedentes del circuito económico local. De hecho hoy Argentina tiene excedentes en el exterior, de agentes económicos locales, por montos que superan su propio endeudamiento, unos 300 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, lo que se vive desde la segunda mitad de la década de los `90 es un proceso de creciente extranjerización. La etapa que termina con las transformaciones de los `90 nos devuelve un país donde la burguesía nacional no ocupa lugares de predominio sino que se ha debilitado al extremo. Esto tiene connotaciones políticas porque gran parte de estos grupos empresarios fueron soporte del golpe de estado. El capital más concentrado en la Argentina tiene un proyecto propio, que fue la transformación brutal de la dictadura y la experiencia de los `90. También tiene connotaciones de carácter económico, relacionadas con la existencia de capitales dominantes o que controlan recursos naturales muy estratégicos, ya que les permite tener rentas extraordinarias. Esto puede producir no sólo que los precios se eleven sino que también debilita el proceso de inversión. La inversión existe para lo empresarios cuando viene asociada a expandir su ganancia, si pueden ampliar sus ganancias por medio del manejo de mercado o por disponer de un recurso escaso, las razones para invertir se debilitan. En la Argentina, aún teniendo tasas de crecimiento muy significativas, la inversión nunca acompañó en la misma proporción. Si uno toma el período de la recuperación, del 2002 hasta el 2007, lo que se observa es que la cosa comienza a complicarse cuando se termina de utilizar la capacidad instalada porque lo que no acompañó fue la inversión. No sólo estuvo por debajo de lo que hubiéramos necesitado para poder sostener la tasa de crecimiento sino que se invirtió en términos relativos menos que en la década de los `90. Además, una parte importante fue de carácter especulativo, vinculada al negocio inmobiliario, y por lo tanto no fue destinada a la ampliación de la capacidad productiva.
¿Cómo se fomenta la inversión? El empresariado suele repetir como condición que deben existir “reglas claras” en la economía…
No es un problema de reglas claras. En Argentina, en distintos contextos económicos, la tendencia histórica del capital más concentrado fue a apropiar rentas extraordinarias, desinvertir y fugar capitales. ¿Qué “reglas claras” faltaban en la época de la Convertibilidad o de Martínez de Hoz?
¿Con qué políticas públicas se pude revertir eso?
Implicaría un replanteo general de la intervención del Estado. El Estado debería tomar cartas en la discusión de la oferta de divisas, del comercio exterior, del sistema financiero y debería rediseñar lo regímenes promocionales, porque los que tenemos en lugar de vincular los incentivos a la inversión, lo que hacen es validar las posiciones dominantes ya ganadas.
¿Sería como un sistema por metas?
Claro. Y además hay que establecer mecanismos que permitan que frente a determinado tipo de sectores estratégicos podamos pensar en inversiones mixtas donde el Estado tenga una parte del capital accionario y participe de la dirección. Se necesita retomar el control sobre el proceso de inversión. De hecho el fracaso al que estamos asistiendo de la política oficial si tiene alguna razón es esa. El Gobierno tiene un enfoque de la política económica neodesarrollista y piensa que la oferta naturalmente va a responder si se sostiene la demanda y, en todo caso, lo que tengo que hacer es subsidiar al capital concentrado. La experiencia muestra que esto no es así. El Estado tiene que discutir cómo establece un pacto con los capitales más concentrados. Obviamente que es un pacto que tendría que estar respaldado por una base social importante y sobre la definición de un perfil productivo hacia el cual ir. Si no se reordena el sistema de precios y se mantiene las señales que tenemos hoy, lo que se preproduce es la Argentina que tenemos y no se cambia el patrón productivo, que es lo que deberíamos hacer para dejar de exportar por 800 dólares y comprar por 1800. Hay que replantear el conjunto de la regulación pública.
¿Nacionalizar el comercio de granos sería un ejemplo de estas alternativas?
Si, pero más que pensar en el tema del Estado solo habría que pensar en mecanismos que impliquen al Estado más los diferentes actores, para generar una especie de control público. Es muy difícil tener control sobre la exportación de granos si no tenés control sobre el ferrocarril de carga, sobre el sistema de puertos y de la industria naval, te faltan instrumentos que este gobierno nunca se propuso controlar.
El kirchnerismo siempre defendió un rol estatal muy activo, ¿crees que generó un clima social adverso a intervención en la economía?
Si. El caso más claro es el mal debate de la Ley de Abastecimiento donde vos tenés, de un lado, una regulación inepta que provocó lo inverso de lo que dice que quiere hacer, porque la intervención que ha tenido el Gobierno en áreas como el trigo o la carne no fue para debilitar la concentración. Tuvo el efecto inverso, terminaste con precios más altos, pérdida de cabezas de ganado y se fortalecieron los frigoríficos en desmedro de los sectores más débiles. En el caso del trigo pasó lo mismo, subió el pan y los molineros siguen siendo los que cortan la tajada. Tuvo el efecto inverso porque no hubo una regulación seria sobre el capital concentrado. Por el otro lado, esgrimen la idea de un libre mercado inexistente y un empresariado al que lo traban para invertir, cuando en la práctica eso también es mentira. La discusión acá es cómo se construye una regulación “pública” más que “estatal”, cómo uno abre el Estado a la presencia de los actores sociales para que la intervención tenga la mayor amplitud en términos de representación. Nosotros propusimos que en lugar de que las facultades de la Ley de Abastecimiento estuvieran en manos de la Secretaría de Comercio, recayeran en manos del Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia y que se crearan mesas de concertación por cadena de producción, donde estuvieran representados los distintos tipos de empresas, los trabajadores del sector, los consumidores y el Estado. Y ahí sí avanzar en limitar posiciones dominantes o modificar cómo se distribuye el excedente.
¿Por eso la abstención?
Casualmente el voto a favor estaba pegado a la regulación oficial y el voto en contra estaba pegado a la defensa del libre mercado de las empresas más importantes alegando que eran avasalladas por el Estado y que no podrían invertir. No queríamos quedar pegados con ninguna de las dos mentiras.
¿Cómo crees que será implementada la norma?
No creo que la implementen.
¿Y por qué exponerse a todo este desgaste político?
Para ellos no es un desgaste. En alguna medida con esto tratan de sostener un tipo de discurso en un contexto donde se les cortó su hoja de ruta. El Gobierno había virado, luego de las elecciones de 2013, a la hoja de ruta de la oposición conservadora. Devaluación, retraso de salarios y jubilaciones, suba de precios, suba de tasas de interés, recesión, acuerdo con Repsol, con el Club de París, etc. Todo con la expectativa de que se acordara con los holdouts y lograr así cierta asistencia financiera que le permitiera frenar la recesión y llegar tranquilo a diciembre de 2015. Para esto bajó todas las banderas y discursos, era la política que el Gobierno siempre dijo que no iba a hacer. Cuando esto se trunca empiezan con cuestiones sin un norte claro y que tienen más que ver con recuperar la iniciativa política o, en todo caso, tratar de poner paños fríos sobre la recesión que ellos mismos construyeron. En ese plano se encuadra el intento de levantar la producción automotriz, lo cual es un absurdo ya que genera una brutal demanda de divisas. Desde 2003 para acá el sector automotriz nos salió como 46 mil millones de dólares, en el año 2013 dejaron un rojo de 8 mil millones.
¿Es posible reformar el sector automotriz para que no genere tanto déficit de divisas?
Hay que replantear el régimen automotriz, porque sino estás poniendo plata para generar un rojo en divisas monumental. Algún mecanismo para reducir el componente importado de los autos tenés que tener.
¿Un acuerdo en el marco del Mercosur sería lo más viable?
Si. Debería ser un acuerdo en la región. La integración durante esta última década tuvo mucho más que ver con cuestiones políticas, pero en materia económica no se avanzó nada. No se pensaron mecanismos de complementación productiva. Es el camino imprescindible para poder establecer un acuerdo con China, porque sino vamos a salir perdiendo.
¿Qué rol vamos a asumir en la relación con China?
Yo creo que es muy peligroso tal cual lo están planteando porque, además, se está haciendo muy a lo desesperado. A partir del momento que se cae la opción de volver al sistema financiero internacional, desesperadamente van a China a buscar dólares o inversiones, pero cuando uno busca desesperadamente algo con un actor con la magnitud que tiene China, aún con las mejores intenciones, puede terminar entregando cualquier cosa. De hecho hoy está en construcción una base en Neuquén, que todavía no se discutió en el Congreso; está en el Senado y ni se votó. No se sabe qué es, la empresa China que la construye es dependiente del área militar, dicen que es para observar la Luna y el espacio pero se hace bajo legislación china. Es todo muy raro. Corremos el riesgo de meternos en un quilombo de confrontación entre potencias. Si vamos rumbo a una especialización de carácter primario, con minerales y soja, para que China nos coloque desarrollo tecnológico e industria estamos repitiendo los errores de la Generación del `80 con China en lugar de Gran Bretaña. Distinto sería si fuera América Latina discutiendo con China. Eso sería lo lógico.
¿Qué efecto tendría una victoria de Marina Silva en Brasil?
Creo que toda la región está en un punto de inflexión. El cuestionamiento popular que la región hizo a los regímenes neoliberales, que tuvo como punto fundamental la capacidad de expulsar el ALCA en 2005, no tuvo como correlato haber abierto la puerta a un nuevo modelo de sociedad. El extractivismo se expandió en toda la región. La situación de haberle dicho que no al ALCA pero no abrir otro camino le ha dado espacios de avance a los sectores más conservadores. Argentina tiene un horizonte conservador consolidado. Poniendo a Macri, Scioli y Massa como los tres posible triunfadores, el recambio conservador es casi inevitable. Hay una pulseada en Latinoamérica sobre si se profundiza el proceso de cambio o se viene un retroceso. Los sectores conservadores se montan en un cuadro de indefiniciones y crisis que tienen los gobiernos de la región, pero también es cierto que las organizaciones populares en toda la región también han crecido. Por lo tanto, los ajustes que estos sectores promueven tienen mucha dificultad para materializarse. Macri, Scioli o Massa no la van a tener sencilla, el espacio de las organizaciones sociales hoy tiene mucha confusión y división por el efecto que produjo el kirchnerismo pero una vez que sea corrido el Gobierno el escenario se va a clarificar. Caminamos hacia una etapa de mayor conflictividad social y disputa política.
¿Qué características tuvo el proceso de industrialización de la última década?
Cuando uno mira los números, el porcentaje que la industria tiene respecto del PBI no ha cambiado, es un poco menor que el que tenía a finales de los `90. Lo que se puede decir es que no se desindustrializó más, pero no se logró revertir el proceso y que la industria se convierta en motor del ordenamiento económico. Tampoco se mejoró la insuficiencia estructural de dólares del sector, sino que se agravó. No hubo sustitución de importaciones sino desustitución. Puesto a pleno, el aparato industrial de Argentina consume entre 30 y 35 mil millones de dólares de importaciones.
¿Cuántos de esos 35 mil millones llega a cubrir la exportación del sector agrario?
Todo, el agro y la minería. Lo que está claro es que sostenés con la soja y la minería el déficit de los sectores industriales. No se modificó la participación en el PBI, no se avanzó en un proceso de sustitución. Hay varias cosas que no se hicieron. Una fundamental es el “compre nacional” por parte de las empresas públicas. El primer error es que no se hizo un proceso de revisión de las privatizaciones para avanzar en el control sobre las áreas fundamentales (transporte, telefonía, energía) y a partir de allí poner la demanda estatal a favor de la construcción de una industria local. En realidad, el Gobierno se fue haciendo cargo de las empresas que le tiraron por la cabeza, como la aerolínea quebrada y AySA, y lo mismo pasó con YPF. Estas empresas son clave para la construcción de una demanda derivada que te permita tener proveedores que incorporen progreso técnico. Esa sería una de las líneas fundamentales. Además, tener políticas por sector.
¿Se podría satisfacer esa demanda estatal en el corto plazo?
Yo creo que hay una estrategia general, que comparte tanto el gobierno que se va como el recambio conservador, que es agregar los hidrocarburos no convencionales a la matriz sojera y seguir sosteniendo con esas divisas una estructura industrial desequilibrada. Ese es el problema estructural más grave de la perspectiva futura del país. El proyecto de Scioli, Massa y Macri es hidrocarburos, minería a cielo abierto y soja, una nueva república oligárquica. No quieren un futuro de industrialización. Vaca Muerta es la Meca de todos. Ya lo vive el gobierno actual, pero está en las perspectivas de todos.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención del Presupuesto 2015?
La verdad que no te da ningún elemento serio de discusión. Repite la característica que han tenidos sus presentaciones pasadas, en el sentido de que plantean algo que no es. El presupuesto que va a ser muy parecido al de este año pero peor. Este año, vamos a tener un déficit de 160 mil millones de pesos, tomando como ingresos no menos de 150 mil millones que puso la Anses y el Banco Central (sino el déficit habría sido de 300 mil millones) y a pesar de que dijeron que iba a haber un superávit de 800 millones de pesos. Hubo 200 mil millones de pesos de gastos adicionales que no estuvieron en el presupuesto. El que presentan ahora no tiene pauta de aumento salarial, ni de jubilaciones, ni actualización de los subsidios. Le faltan elementos centrales, porque vos sabés que estas cosas van a aumentar ya que no pueden no hacerlo. De esos 200 mil millones extras de gastos de este año casi 80 mil son subsidios. Uno puede observar que en el 2015 se va a repetir un presupuesto muy desequilibrado, con un déficit de más de 200 mil millones y que va a demandar otros 200 mil millones del Banco Central y de la Anses. En alguna medida te diría que el Gobierno cumplió todos los pasos del ajuste ortodoxo, excepto el ajuste fiscal. El Gobierno maneja el tema de la política fiscal como una suerte de mecanismo compensatorio para ponerle piso al proceso recesivo. Este presupuesto es eso, no tienen ningún otro objetivo. Si ajustaran las cuentas públicas la recesión sería peor. Lo que está claro en este presupuesto es que no hay ninguna voluntad de cambiar nada, tiene la misma lógica. Lo que hay que ver es si la coyuntura permite mantener estos niveles de desequilibrio.
¿Van a poder mantener la devaluación administrada?
Hoy se está construyendo otra vez las condiciones que existieron cuando fue la devaluación de enero. Hay escasez de divisas, sobre la que se montan maniobras especulativas de aquellos actores que tienen capacidad para hacerlo, y además el Gobierno sostiene una política que en alguna medida promueve la dolarización. Si tenés una devaluación oficial en cuenta gotas y una tasa de interés que está por debajo de la inflación para el ahorrista, estás invitando a que todos crean que la tasa de cambio va a subir y en consecuencia busquen dólares. En un contexto como este hay que obligar a que los exportadores escupan los dólares lo antes posible y achicarle las ganancias al sistema financiero haciendo que suban la tasa de los ahorristas y que no toquen la tasa de los créditos. Ahora, si tenés tasa de interés por debajo de la inflación, un dólar que se va devaluando, una brecha del 70 por ciento y todo el mundo sabe que no tenés un dólar partido al medio, todo el mundo que tiene excedente va al dólar. Pero es una situación compleja, porque la devaluación de enero no resolvió nada, lo único que hizo fue producir un saqueo adicional sobre el bolsillo de la gente. Si caemos en una devaluación igual va a ser lo mismo pero en un contexto mucho más complicado porque ya tenés un escenario de recesión profundo. Y no vas a resolver nada tampoco. Ojalá que hagan algo para evitarla. Una nueva devaluación es poner una bomba en el cuadro social existente. Si hay algún aporte al estallido por parte de la política gubernamental es que terminen devaluando. Esto no tiene nada que ver con el valor que tiene que tener el dólar, porque en el fondo la escasez y las maniobras especulativas van colocando un dólar que tiene más que ver con la discusión financiera que con la estructura de costos real. Hoy no es cierto que vos tengas que tener un dólar de 15 pesos para la producción argentina. Con un dólar como el actual muchas actividades podrían andar bien, como la soja. Se genera una discusión muy complicada donde se mezcla todo, no se discute el nivel de tipo de cambio que necesitas y se genera una situación que te lleva casi atado a una devaluación. No veo que si siguen así la puedan evitar. Si no hacen liquidar a los exportadores y no achican la ganancia financiera hay devaluación seguro.
¿Hasta que punto crees que las políticas que implementa el ministro Kicillof son por convicción ideológica? ¿Está envuelto de una dinámica económica y política de la que no puede escapar?
Yo creo que no son parte de su convicción ideológica. Él se siente mucho más cómodo cuando viene a plantear la estatización de YPF, y hace un discurso confrontando con el comportamiento del capital concentrado, que cuando pone en marcha un ajuste como el que hizo. Hace gala de un lamentable pragmatismo y por mantener su continuidad en la gestión termina apoyando la hoja de ruta que armaron Boudou, Lorenzino y Massa en el segundo mandato de Cristina. Ellos desde 2007 en adelante empiezan a plantear la necesidad de un retorno al sistema financiero internacional. Esa es la hoja de ruta que empezaron a implementar y no se ha terminado de consolidar por el castañazo que sufrieron por el fallo del juez Griesa.
Lozano sobre "la nueva República Oligárquica" de Scioli, Massa y Macri
27/09/2014