El jueves 2 de octubre, la carpa de la precarización laboral instalada por la CTA en el obelisco llevó a cabo el panel sobre la precarización del sistema educativo. Allí se recordaron las diferentes políticas educativas efectuadas en la ciudad de Buenos Aires que, en su mayoría, vienen pautadas desde el Gobierno Nacional por el Consejo Nacional de Educación pero que la gestión Macrista lleva al extremo en esta jurisdicción.
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En esta mesa participaron Jorge Cardelli, Sec. de Cultura de la CTA; Roberto Araujo, de Ademys; Marina Ampudia, Educadora Popular; y Laura García Tuñón, Directora General de Coordinación Comunitaria de la Legislatura Porteña.
García Tuñón, puntualizó algunas medidas que la gestión de Mauricio Macri tomó en las escuelas porteñas, como la llamada Ley Mordaza, que le prohibía a los docentes hablar con la prensa; la incorporación de convenios y acuerdos con universidades privadas, con asociaciones civiles, fundaciones, algunas nacionales y otras extranjeras poniendo planes o pruebas que se fueron incorporando en las escuelas. También mencionó la Ley de Juntas, la separación de docentes por una dramatización que ridiculizaba a funcionarios Macristas y la Ley de Evaluación que sirve más que nada para perseguir a los maestros. La precarización del salario y de las condiciones de trabajo de los docentes.
García Tuñón fue más allá y explicó que hasta en los actos escolares existe un control hacia los docentes: “antes, cuando había que hacer un acto escolar, un docente no le preguntaba a nadie. Inventaba con sus compañeros, y al que le tocaba hacer el acto, imaginaba desde el discurso hasta el numerito que armaba con los chicos y solo tenía que informar al director. Hoy los docentes en las escuelas hasta tienen miedo de pensar el acto escolar, no sea cosa que los sancionen porque alguien del Ministerio lo venga a ver y le pase algo. Eso es lo que ha metido el Macrismo dentro de las escuelas como control social para ver que se hace o no se hace. Pero lo peor de todo esto lo que ha hecho es trabajar con el sentido supuestamente común de la población de la ciudad de Buenos Aires. El Macrismo, con todo este tipo de políticas, lo que ha intentado hacer es deslegitimar la escuela y a los docentes, que la población piense que lo que está haciendo es ordenar la escuela. Que nadie aprende y que ellos al controlar al maestro ay las escuelas, ordenan la educación para tratar de mejorar lo que está mal».
Además expresó que “de a poquito, con estas leyes y acciones que fue realizando en estos 7 años, trabajó sobre el sentido común de la población para poder instrumentar la evaluación, la designación de los docentes de otra manera, para poder controlar en cada escuela lo que se hace, que se enseña y cómo, y no como responsabilidad indelegable del Estado de atender la educación y de dar las herramientas y la plata para impartirla”.
Asimismo, afirmó que la población tiene una imagen de la gestión que no es la verdadera, ya que «Esto lo que ha implicado es precarización laboral, del sistema, del conocimiento. Miedo, pero sobre todo ese trabajo hacia el afuera del sentido común. Lo que nos ha marcado el Macrismo es una desigualdad dentro de las escuelas públicas. No es lo mismo ir a la Escuela Nº26 del Distrito 6º que ir a la Escuela 10 del Distrito 5º que está dentro de la Villa 2124. No es lo mismo. En una tenés arte, en la otra35 pibes acinados adentro de un aula.
El objetivo principal de la la escuela no debe ser formarse para trabajar, ese no debería ser su eje. Como nos dice Nano Balbo, la escuela nos tiene que servir para poder aprender, para vivir, ser ciudadanos y poder ser felices en la construcción de nuestro pensamiento, de nuestra sociedad. Y después, con todo eso podemos estar formados también para trabajar. Si es que hay trabajo. Porque hoy si le decís a un pibe que va a estudiar para tener trabajo, te mira. Hoy no hay trabajo, ni para los que estudian ni para los que no estudian. Hay algunos pocos trabajos, y si consiguen uno, no llegan a fin de mes. La verdad que entonces, meterles esto en la cabeza a los pibes y a las familias, es mentirles».
También invito a la reflexión colectiva a los trabajadores de la educación y se preguntó: “Entonces, ¿como nos ponemos a pensar como colectivo de trabajadores de la CTA, de la Ciudad, como colectivo docente, como colectivo de los que queremos transformar a esta ciudad y este país, en una escuela que nos sirva para ser felices, para crear ciudadanos democráticos, que nos sirva para decir que no hay un pensamiento único, qué no es sólo lo que yo pienso lo único valedero? Eso nos pasa también a nosotros y la verdad es que si no empezamos a trabajar en nosotros mismos, y con los pibes con los que interactuamos, y les explicamos que hay una diversidad de pensamientos, de conocimientos, de cultura, y que con todo esto tenemos que construir un mundo nuevo, vamos a quedar con una pata clueca en poder transformar esta ciudad”.
Finalmente, afirmó que “con educación sólo no transformamos el país. Tanto el Gobierno Nacional como el de la Ciudad está diciendo “para combatir la inseguridad necesitamos educación”. Es una mentira. La educación sirve para transformar al país, pero no es lo único para hacerlo: necesitamos trabajo, vivienda, cultura y construir otra correlación de fuerzas y otro tipo de sociedad para lograrlo”.