El Cordobazo fue sin duda alguna, uno de los momentos más épicos de la historia del sindicalismo argentino, y Agustín “El Gringo” Tosco, su principal referente. El pasado 4 de noviembre se cumplieron 39 años de su fallecimiento, ocurrido en 1975, cuando tenía sólo 45 años de edad. Para homenajearlo y recordarlo, el programa de la CTA Estación Central, que se emite por Radio Sur 88.3 Mhz los miércoles de 12 a 14, convocó a Julio Macera, Vicepresidente de UP CABA y Secretario Adjunto de la CTA Capital, referencia obligada cuando se trata de hablar de este inolvidable representante de los trabajadores.
-¿Qué te surge cuando evocás al Gringo?
-Lo primero que quiero decir es que por esos misterios de la vida he terminado siendo convocado para hablar de Tosco. Yo no soy un historiador ni mucho menos. Soy un militante político. Lo que me ocurre cuando lo evoco a él y a otros compañeros, lo primero es que nuestra propia historia tiende a desarmar al hombre para armar estatuas. Y eso termina siendo contradictorio con lo que nosotros queremos, que es construir muchos Toscos, porque todos lo podemos ser. Éste es un tema que me parece central y que repito en cada oportunidad. El Tosco que construye, es uno de los actores principales del Cordobazo y es el mismo hombre que se enamora de Susana Funes, una delegada de base cuando él estaba casado. Le pide tiempo, como tantos hombres han hecho en la historia de las relaciones humanas. Y terminan viviendo juntos en una casita que originalmente había alquilado ella con su salario. Todo lo que Agustín ganaba se lo dejaba a su ex esposa y a sus hijos. Tosco fue un ser humano en un contexto histórico determinado, y esto también hay que decirlo. Él tenía valores inmensos pero además era un producto de su época.
¿Qué te gustaría destacar del pensamiento político de Tosco, propio de la época?
-Yo tuve la suerte de poder ver el debate con Rucci cuando lo dieron por televisión ese día, por Canal 11. Si bien hay algunas partes en youtube, lo más completo que encontré fue una nota en una agencia de noticias, Paco Urondo, donde está bastante íntegro el debate. Yo recomiendo verlo. Un claro debate de época, porque los dos eran productos de ese momento. Uno de los que condujeron ese debate –para demostrar que la época –aquella y ésta- condiciona a los hombres, fue Gerardo Sofovich, que era periodista y que estaba preguntando en serio con Jorge Conti. Y daba la impresión que simpatizaban más con Tosco que con Rucci. Lo que quiero destacar es que en un momento, le preguntan a Rucci si hay burocracia. Y él se pregunta que es la burocracia sindical. “¿Qué es lo que hay que hacer para no ser un burócrata sindical?”, se pregunta Rucci. Y luego le formulan la misma pregunta a Tosco. Y, visto desde hoy, uno presupone que esto es como hablar de la entrega de los trabajadores, del enriquecimiento de los dirigentes, de los acuerdos patronales, no. Eso ya era mucho peor. Para Tosco, la burocracia sindical, y es textual, es el ejercicio de los cargos sindicales con el criterio de reducir todo al sindicalismo. De administrar los beneficios sociales desde posiciones de poder. De discutir especialmente los convenios colectivos de trabajo. De quedarse gobernando al movimiento obrero desde posiciones administrativas. Es decir, que surge desde el mismo término burocrático: gobierno de empleados. Significado gramatical que, trasladado al campo sindical significa no asumir esa proyección general de la lucha del movimiento obrero como factor de liberación nacional y social. Él pone en discusión el origen de la burocracia. Y lo hace frente al Vandorismo, que expresaba exactamente eso aunque no era que no luchaba sino que, necesariamente, traicionaba arreglando con las patronales… la tarea sindical solamente era algo conceptual para el Vandorismo. Y en este debate con Rucci, Tosco pone eso en discusión. Y dice “no, burocracia es otra cosa”. Ese me parece que es un dato central para entender su lucha. Un compañero que aun cuando tenía diferencias dentro del campo, como las que tuvo en privado con SITRAC – SITRAM, en público las bancó siempre. Absolutamente siempre.
-Otra cuestión política que habría que destacar del Gringo es su vocación unitaria en un momento donde no era una de las más usadas en el campo popular…
-Exactamente. Él pone un límite que, cuando era necesario, lo transgredía: “yo no arreglo con la derecha de la burocracia –decía- Ése es mi límite”. Agustín reivindicaba al sindicalismo peronista de base. Permanentemente y cuestionaba a los burócratas de la derecha del peronismo sindical. De ahí para el otro lado, era un marxista independiente, como se autodefinía, y acompañaba a todas las luchas. Tenía fuertes vínculos con el PC y en especial con el PRT en la última etapa a través del FAS pero claramente era una prenda de unidad. Su accionar concreto, real, efectivo. Y digo que a veces lo transgredía porque hacer el Cordobazo significó acordar con un burócrata de aquellos: Elpidio Torres, el Secretario General del SMATA, que terminó fuera del sindicalismo. Pero los dos fueron imprescindibles en el Cordobazo. Les recuerdo que es el paro de ese gremio y la marcha de los trabajadores de las automotrices hacia el centro de Córdoba lo que genera, inicia el conflicto, y donde muere el primer trabajador del 29 de mayo, que, además, era un metalúrgico afiliado radical. Digo como para mostrar las características de esa unidad que se daba. Cuando termina el conflicto, Tosco y Elpidio Torres caen presos. Este último es liberado pronto y públicamente le pide perdón el interventor militar de Córdoba y le dice que él nunca más va a volver a hacer una cosa así. Y efectivamente cumplió. Lo que no pudo fue que, los centenares y los miles de trabajadores del SMATA, algunos que ni siquiera todavía eran delegados y que participaron de ese Cordobazo, no siguieran construyendo lucha, SITRAC – SITRAM, porque la historia va más allá de la voluntad individual aunque lo personal influya. Él le cumplió a la burocracia y al gobierno militar de entonces pero no a los trabajadores del SMATA Córdoba no. Y en la construcción de ese conflicto Tosco planteó el acuerdo, lo que hoy se podría llamar –por supuesto, sin querer comparar etapas ni mucho menos- esa unidad en la acción que es en definitiva el centro neurálgico del Sindicalismo. Es decir, nosotros acordamos en luchar juntos en un punto común. Los delegados con los trabajadores, ese contrato es “pensés como pensés, estés donde estés, yo reivindico tu derecho a reclamar y te represento también a vos aunque no estés de acuerdo políticamente”. En el plano sindical puede producir el Cordobazo o grandes paros en la medida en que uno logra construir una unidad en la acción, que no es ni siquiera táctica, es menos que eso. Yo creo que Tosco empezó con todas esas cuestiones. Los trabajadores de la energía eléctrica en Córdoba –como en otros lados en ese momento- eran trabajadores del Estado. Es decir que “contaban” con un beneficio similar –que quede claro que no estoy desmereciendo a nadie- al que pueden tener los trabajadores de ATE o cualquier gremio estatal, ya que no podían ser despedidos –no existían las tercerizaciones ni los contratos basura- tan fácilmente como los del ámbito privado. Eso es cierto. Pero también lo es que de eso construían política porque salían a la calle todos los trabajadores de Luz y Fuerza a cada una de las peleas que había. Como decía Tosco, “yo tengo el honor de no haberme negado jamás a un paro”, porque le cuestionaban que no participaba en los congresos de la CGT ya unificada con Rucci al frente. Y él decía “no, decidan los compañeros quienes van”. Ahora, lo que sí, la decisión que se tome de lucha jamás la ha rechazado. Luz y Fuerza Córdoba ha parado siempre que se resolvió parar. Tosco es un personaje al que, además, hay que investigar fundamentalmente por ese lado: por el tipo que decía “yo decido hacer lo que la asamblea decide hacer”.