Hugo Godoy, presidente de la UP bonaerense y secretario de ATE, relata el derrotero del Instituto en la última década.
Por Hugo «Cachorro» Godoy
Hambre, desnutrición y muerte. Sarasas de funcionarios que hacen malabarismos con estadísticas de dudosa interpretación, y de absurda justificación. Pobrezas y muertes de las imperdonables en plena década ganada.
Gobernantes millonarios con gestos distraídos manipulando los resortes del relato sin que sus muecas los delaten.
Que la mortalidad infantil en su piso histórico, que satélites al espacio, que sucursal del Banco Nación en China, que Fútbol para Todos….
Pero Alan, Marcos y Néstor, y otros pibes más que son escondidos de las estadísticas se nos siguen muriendo de hambre. La mayoría de poblaciones originarias (wichis).
O como en Misiones, bombos y platillos para iniciar un 2015 con mortalidad de un dígito del que casi todos dudan, pero los datos aportados por los compañeros trabajadores del sector y dirigentes de ATE, indican, por ejemplo, que el departamento Gral San Martín tiene la tasa más elevada de la provincia, el doble de la media provincial. En este departamento se encuentra el mayor número de comunidades originarias, con un total de 24 Comunidades Mbya Guaraní.
En estos días, se cumplen 8 años de la Intervención del INDEC por Moreno y su patota como parte de un engranaje desarrollado por este gobierno para la manipulación del relato social. Así, ya no sabemos qué cantidad de pobres hay en la Argentina, cuánto aumenta el costo de vida, cuántos los desocupados. La heroica resistencia de sus trabajadores, devolverán más temprano que tarde, la confiabilidad necesaria al Organismo.
Es evidente que la “batalla” de las estadísticas es un fenómeno que por estos tiempos se incorpora al escenario político.
La crisis de confiabilidad de los mecanismos y sistemas de información, ha sido producto indudablemente, de la manipulación bastarda de funcionarios a los que les pasaron el chisme de que se podía alterar el relato, “tocando” algunos puntos del proceso de obtención, procesamiento o publicación de cualquier tipo de dato.
La “producción” de información estadística, ha pasado a ser un “producto” al servicio no precisamente de la verdad sino para “soportar” intereses, generar climas sociales, ocultar realidades.
Se alteran los indicadores de pobreza y exclusión, de diferencias entre pobres y ricos, de empleados, subempleados y desempleados, tasas de homicidio, cantidad de muertes por Gripe A, y así podríamos seguir.
El actual Ministro de Salud, hace algunos años cuando todavía era funcionario en Tucumán y su cuenta bancaria tenia algunos “ceros” menos, fue tapa de diarios y de informes televisivos por una macabra alteración de datos para “mostrar” una reducción “histórica” de la mortalidad infantil en la provincia. Mientras, según sus propias declaraciones juradas, el patrimonio de Manzur creció al menos 22 veces entre 2003 -cuando asumió como ministro de Salud de la primera gestión del gobernador de Tucumán José Alperovich- y 2011. El incremento estuvo ligado a inversiones inmobiliarias.
Manzur es hoy uno de los ministros más millonarios del Gabinete de Cristina Fernández.
Por estos días, los funcionarios de Salta hacen uso de una necedad impactante, con malabares discursivos para justificar lo injustificable. La muerte evitable. El desamparo imperdonable. Las excusas obscenas.
La observación de uno solo de esos rostros de niños sin edad, sin infancia, de mil carencias, es el estandarte del escándalo ético del que los argentinos nos debemos más rebeldía y bronca organizada.
La “batalla” de los datos no debe deshumanizar cada tragedia humana en el país del pan.
Otro país es posible.
Nos lo merecemos.