Con la presencia del diputado nacional de la CTA, Víctor De Gennaro, y del presidente de la Comisión de Previsión Social de la Cámara de Diputados, Juan Carlos Díaz Roig, el lunes 6 julio los trabajadores, bailarines del Ballet Folklórico Nacional y de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea realizarán en el Congreso de la Nación una conferencia pública a fin de promover el proyecto de Ley sobre un régimen de Jubilaciones y Pensiones que responda a su problemática principal: “la vejez corporal prematura consecuencia inevitable de esta carrera artístico-laboral”.
Esta Ley es conocida como ley 20/40, ya que se le da a aquel bailarín que aportó veinte años al Estado nacional, provincial o municipal y tiene cuarenta años de edad. En la actualidad las provincias de Buenos Aires y Córdoba contemplan un régimen jubilatorio con estas características, y por lo tanto, los bailarines de cuerpos estables de ambas provincias pueden jubilarse cumplidos estos dos requisitos.
“No estamos inventando nada”, dice Celeste Italiano, delegada de ATE que integra hace 13 años el cuerpo estable del Ballet Folclórico Nacional. “Existe también en países de Europa para organismos nacionales. Hoy somos 40 bailarines que estamos reclamando esto junto a los 20 bailarines de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea. En total 60 personas que estamos pidiendo que la carrera – que ya está reconocida en 20 años según el convenio colectivo de trabajo sectorial de Orquestas, Coros y Ballets Nacionales 973/08 – tenga un cierre, porque a los cuarenta no existe una ley de jubilación y hasta entonces deberíamos jubilarnos con la Ley convencional a los 60 y 65 años”, explica.
En la audiencia estarán presentes el Diputado Nacional y candidato a presidente por el Frente Popular Víctor De Gennaro y el presidente de la Comisión de Previsión Social de la Cámara de Diputados, Juan Carlos Díaz Roig, quien presentó el proyecto de Ley en el 2014. El mismo se encuentra actualmente en la comisión de Previsión y va a pasar por dos comisiones más: Cultura y Presupuesto.
“La idea es darle un marco formal y que los diputados se enteren porqué pedimos esta jubilación anticipada. Cuando uno dice ‘soy bailarín me tengo que jubilar’ y explica nuestra carrera, el deterioro físico al que estamos expuestos y lo compara con un futbolista u otro deporte de alto rendimiento, todos lo entienden. Ahora, cuando decimos la edad jubilatoria que pedimos parece una edad muy temprana”, completa Celeste.
“Ensayamos 6 horas por día todos los días y si bien la edad aproximada con que se comienza a trabajar profesionalmente es a los 20 años, la mayoría de los bailarines deciden su carrera y comienzan a prepararse para eso como mínimo a los 10. En mi caso empecé a los 4 años y nunca paré hasta hoy que tengo 35″.
De este modo, Celeste cuenta que lo que quieren demostrar en esta conferencia es que hay dos tipos de deterioros físicos comprobables: “uno es el que te da la edad, por trabajar todos los días de tu vida bailando y el paso del tiempo realizando una tarea profesional y de alto rendimiento. Y el otro es el de un accidente de trabajo. Al estar expuestos constantemente a situaciones de riesgo, te puede pasar en cualquier momento y una lesión por accidente te puede parar varios meses o dejarte inactivo de por vida”.
“Como nuestra carrera es corta, muchas veces cometemos el error de curar mal una lesión, por el afán de seguir trabajando, de no perder un estreno o una gira, porque todas las funciones nos parecen importantes. Seguimos trabajando porque sabemos que en cualquier momento la carrera se termina. Es bastante duro porque uno con los años toma conciencia de la cantidad de veces que quizás tendría que haber parado aunque sea un mes y en vez de eso continua, lo que dificulta la continuidad y lo que puede hacer de una lesión recuperable, una lesión crónica”.
Poner el cuerpo
Por su parte, Margarita Fernández, Subdirectora de Ballet Folclórico Nacional, también destacó lo que significa que el cuerpo sea la herramienta de trabajo, y el desgaste que implica a lo largo de los años. “Si un bailarín tiene una formación temprana conciente para desarrollar determinado trabajo coreográfico, para lo cual tiene que entrenarse mucho porque su herramienta es el cuerpo, el desgaste diario que eso conlleva con el tiempo hace que exponga mucho su cuerpo, porque vos sos tu propio instrumento”.
“Las mujeres, además, en el trascurso de su carera generalmente son mamás, y tienen que volver al trabajo en forma. A veces están dando de tomar y a la vez asistiendo a las clases. El útero tarda un año en volver a acomodarse y en el caso de las bailarinas dentro del año tienen que estar bailando. Por otro lado, en el ballet tenemos formación clásica y contemporánea y el cuerpo recibe impactos a nivel de saltos, de elongación, de giros. Los golpes, repercuten mucho en el bailarín. Nos caracterizamos además por tener coreografías costumbristas que trabajan con elementos y hay esfuerzo en la espalda, la cintura. Con la menopausia también viene la osteoporosis, el hueso se reduce”, enumera.
Finalmente Margarita se pregunta “porque hay que salir lastimado”: “El bailarín debería retirarse consagrado, no lastimado.Es una pena que tengan que estar demostrando el desgaste del organismo para conseguir la jubilación. Esto ya debería estar contemplado dentro de la carrera. Además, permitiría que se le de la posibilidad a otras personas y que ellos no sigan trabajando con dolor, algo que es totalmente contraproducente”.
Celeste Italiano retoma para hablar de los escenarios que se dan hoy, al no existir la Ley de Jubilación temprana: “Te quedas subsistiendo como puedas. Pero además genera una depresión bastante fuerte en los bailarines que tiene más de 40 y casi no pueden bailar. Después se sienten culpables porque no le están dejando el lugar a alguien joven que entre en su lugar, no se produce el recambio. Se siente una incomodidad de parte del bailarín que se queda y por otro lado hay un montón de bailarines jóvenes que esperan a entrar”.
“Si esto sigue así en 10 años el promedio de edad del ballet va a ser de 40 años. El año pasado hicimos 98 funciones, cambiando de clima, de lugar, viajando mucho, a veces en avión y otras en micro. El desgaste también que se provoca en giras y días durmiendo en diferentes hoteles, ensayando en teatros diferentes y realizando funciones y cambios de ciudad diarias, te enriquece muchísimo como artista y tiene un valor incalculable, pero te desgasta muchísimo”.
Finalmente, nos cuenta un poco de su experiencia como delegada e integrante de la Junta Interna de ATE de Orquestas, Coros y Ballets Nacionales, donde hace mas de 4 años, junto a otros compañeros, recorren el país buscando organismos provinciales o municipales y tratando de acercales un poco su experiencia.
“Tratamos humildemente de mejorar las condiciones de trabajo de cada organismo, acercando nuestro convenio colectivo, nuestros reglamentos internos, acercandolos también como trabajadores a ATE, ya que creemos que es fundamental que los artistas se sientan trabajadores y se valoren como tal”.
En este marco, “si el día de mañana sale la jubilación a nivel nacional, una decisión política haría que en cada provincia se puedan sumar a esta ley. Si mejoran las condiciones laborales, y si tenemos una ley de jubilaciones, facilitaría también las cosas para las provincias que son grandes semilleros y tal vez los jóvenes no tengan que irse obligatoriamente a buscar mejores condiciones a otra parte”.
El siguiente reportaje fotográfico corresponde a un momento en el trabajo que realizan a diario los bailarines. Fueron tres horas intensas y rigurosas de entrenamiento en el último piso de la ex Biblioteca Nacional.
Fotos: Micky Viezzoli del Rio
Fuente: www.laolla.tv