El viernes 18 de septiembre, las calles del centro de la ciudad de Buenos Aires se volvió a llenar del pedido de aparición con vida de Jorge Julio López, desaparecido en democracia en 2006. La multitudinaria columna, que marchó desde Plaza Congreso a la Plaza de Mayo, enarboló banderas y carteles con su cara y la pregunta que hace 9 años no tiene ninguna respuesta por parte del Gobierno: “¿Dónde está Julio López?”.
«Desde Unidad Popular, acompañamos y adherimos a esta marcha en memoria de Julio López, para saber que pasa con su paradero. Pero también marchamos por Luciano Arruga, víctima del gatillo fácil. Nos sorprende, además, ver cómo, desde que se aprobó la ley antiterrorista, este Gobierno, en vez de denunciar y judicializar a los culpables del genocidio, ha puesto gente como Milani a cargo de la “seguridad”,y se ha encrudecido la represión a lo largo del país como mediación de los conflictos laborales y de tierras, como en los casos del INTI, LEAR, los colectiveros de la línea 60 o los hermanos Qom», explicó Martin Brunás, referente de Unidad Popular Capital.
En la marcha también estuvo presente Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, quien puntualizó cual es, desde su punto de vista, el verdadero sentido de estos 9 años de impunidad:“significa que el Gobierno no lo buscó, que se lo llevaron agentes del Gobierno, se supone la Policía, y no se hizo nada por encontrarlo. No se que pasó, no quisieron tocar a los que tendrían que haber tocado. Es indiferencia, podríamos seguir investigando el porque, pero no se lo buscó. Y los ex detenidos – desaparecidos dieron mucha información y pistas porque ellos buscaban algún hilo que los condujera al lugar donde podía estar López. Sin embargo, en ningún momento la Justicia los escuchó. Así que, bueno, hoy estamos a 9 años y esto es una impunidad total de los autores”.
Para Jorge Cardelli, de CTA Nac.,“lo de Julio López es como una especie de espina que tiene este Gobierno, porque realmente ha sido un desaparecido y hoy, por toda la información que tenemos, la verdad es que no pusieron todo el esfuerzo necesario para encontrarlo. Hoy se sabe, por ejemplo, que una buena parte del Servicio de Informaciones del Estado, la SIDE, Stiuso y toda esa gente, sabían exactamente quienes lo tenían a Julio López, pero como ellos no quisieron enfrentar a la policía provincial, que seguramente debe haber sido algún sector de la fuerza, terminó siendo un desaparecido en esta democracia. O sea que nosotros creemos que tenemos que seguir peleando por su aparición con vida y que se haga justicia con este tema, porque además no se ha avanzado absolutamente nada. E insisto: ellos tenían en ese momento todos los elementos para saber donde estaba Julio López porque eso se demostró después cuando apareció el poder que tenía la SIDE en cantidad de información, por eso era más que obvio que ese organismo tenía conocimiento de donde estaba”.
Nora Cortiñas, en la misma línea, lamentó la situación actual en cuanto a la lucha que viene llevando adelante hace tantos años:“hay un desmadre, un retroceso en lo que se había logrado en Derechos Humanos en el sentido que de no iba a haber represión, que iba a haber un respeto a las protestas sociales y evidentemente no lo hay porque sigue judicializando a los trabajadores en cada reclamo justo”. Y como prueba de la injusticia, citó a “este cercamiento de 4 comunidad indígenas que hace 7 meses que están pidiendo que la Presidenta los reciba”. A su vez, sostuvo que “también hay indiferencia, discriminación y racismo. Esto es muy preocupante”.
Jorge Cardelli, además, hizo un rápido diagnóstico y agregó que “la represión está creciendo. Y lo está haciendo al compás del crecimiento de las luchas populares. Nadie puede decir que no las hay. Lo que hay son en diferentes lugares, diferentes características. Pero hay una decisión de todos los gobiernos y candidatos que tienen posibilidades de ganar en las próximas elecciones, de tratar de frenar el conflicto social fundamentalmente por la problemática salarial y la de la inflación. O sea que en ese sentido, la represión ha crecido porque el Gobierno no ha cumplido promesas en cuestiones importantes en las que se había comprometido. Hay una cosa que nos tendría que llamar la atención: acá, en la ciudad de Buenos Aires, hace 8 años había una sola Policía. Hoy tenemos a la Federal, a la Metropolitana, a la Gendarmería, y hasta a la Policía Aeronáutica. En la provincia de Buenos Aires, además de la Policía provincial, que crece, y que Scioli se jacta en decir que cada vez tiene más cantidad de gente, encima de eso, han aparecido las policías comunales. O sea, el aparato represivo y antipopular ha crecido. Eso es una muestra de que hay un cierto temor justamente hacia las luchas populares por reivindicaciones justas e históricas”.
Al finalizar la marcha, a metros de la Casa de Gobierno, en la plaza de todos, se leyó un documento que hizo memoria y dejó explícito que muchos de los responsables de estos años de silencio, impunidad e injusticia son los mismos que hoy se postulan en las próximas elecciones: “Aníbal Fernández, entonces Ministro del Interior y hoy candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, junto al Duhaldismo, no quiso reconocer el secuestro de Julio, diciendo que “podía estar tomando té en la casa de su tía”. El entonces Gobernador Felipe Solá, hoy alineado con Sergio Massa, sostuvo que su principal preocupación era la gobernabilidad de la Policía Bonaerense. Su sucesor, Daniel Scioli, nunca recibió a los organismos de Derechos Humanos ni impulsó el avance de la investigación. Los funcionarios nacionales y provinciales renunciaron a encontrar a nuestro compañero Jorge Julio López y, por lo tanto, renunciaron también a individualizar a los responsables de su secuestro. Por eso, en la Causa López, a 9 años de su secuestro, no hay sospechosos, imputados ni detenidos. Así quedaron también impunes el asesinato de Silvia Suppo, los secuestros de Jerez y Putod, las incontables amenazas que sufrieron testigos, querellantes y familiares de desaparecidos que denunciaron y continúan denunciando a genocidas y represores en las calles”.
Asimismo, el documento señaló sin dudar a quien debe responder por la situación de López: “Decimos que el Gobierno Nacional es responsable por la aparición con vida de Julio y lo es también de la impunidad porque debió haber dado los pasos precisos que les exigimos: exonerar y denunciar ante la Justicia a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad que se desempeñaron durante la Dictadura, y promover la remoción de jueces y fiscales cómplices. Impulsar juicios por campo de concentración o por circuito represivo donde se juzgue por el delito de genocidio a todos los represores y sus cómplices civiles. Hoy, a 9 años de la dolorosa desaparición de Julio, estamos en esta plaza para ratificar la lucha popular contra la impunidad, denunciar el encubrimiento y reclamar justicia. Basta de silencio, de encubrimiento, de impunidad. Por eso, hoy le exigimos al Gobierno la aparición con vida ya de Julio López. Juicio y castigo a los responsables. En consonancia con este aniversario de la desaparición de Jorge Julio López, denunciamos una ofensiva para avanzar con los mecanismos de impunidad. Desde el Gobierno, se pretende dar vuelta la página y rehabilitar la intervención de las Fuerzas Armadas en la política interior. Esto es lo que han ensayado con el envío de tropas a Haití, imponiendo la presencia del Ejército en los barrios inundados de La Plata, en el barrio La Carbonilla de Capital y en retenes militares en la provincia de Mendoza”. Frases, consignas y deseos que quedaron rebotando cual ecos en los oidos de todos los presentes, que se pueden resumir en pocas palabras, que no por tener décadas de un profundo significado, dejan de ser las justas para el caso de la desaparición –esta vez en democracia- de Jorge Julio López: nunca más.