Por Claudio Lozano (Infobae.com)
Como era de esperar y en el marco de un nuevo fracaso de las encuestas, los resultados electorales del balotaje fueron reñidos. Sobre el 98,87% de las mesas escrutadas la diferencia fue de apenas 720.107 votos (Frente Cambiemos 51,44%; FPV 48,56%).
La tendencia de oposición al gobierno que se había expresado en el pasaje de las PASO a la Primera vuelta se mantuvo (atenuada) en los votos del ballotage. Los votantes que en esta segunda vuelta debieron optar entre Scioli y Macri sin haberlos votado anteriormente sumaban 7.646.415 ciudadanos. De estos, el 58,8% (entre las PASO y la primera vuelta había sido el 63%) optó por Macri y el 42,2 por ciento por Scioli. La expectativa oficial en los votos peronistas de Provincia de Buenos Aires, Santa Fe o Cordoba no alcanzó para alterar la tendencia dominantemente opositora al gobierno nacional que ya había definido el comportamiento electoral de la primera vuelta. En parte, porque es discutible que exista ese votante de perfil peronista del cual se habla, y en parte también porque se ratifica la fractura del justicialismo como un dato concreto y resultante de estas elecciones.