Los dirigentes de UP CABA sostuvieron que si el Gobierno no condena el fascismo enquistado en ciertos sectores, será «cómplice».
Ante los hechos de violencia política ocurridos este fin de semana contra trabajadores y militantes populares, Claudio Lozano y Fabio Basteiro, en representación de Unidad Popular de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), sostuvieron que «corresponde al Gobierno pacificar el discurso, condenar el fascismo enquistado en ciertos sectores de la sociedad con el mismo o mayor empeño con el que condena al “populismo”, aclarar estos hechos y llevar a la justicia a los responsables. De lo contrario será cómplice de los mismos.”
La lista va siendo larga. Los ataques con balas de plomo al local de Nuevo Encuentro y al de La Cámpora de Mar del Plata, a los que se suma el ocurrido en Mendoza contra trabajadores de ATE movilizados por despidos, cuando una numerosa patota los agredió con palos y piedras dejando a varios heridos y fracturados y el sospechoso robo en la casa del Adolfo Pérez Ezquivel, “ponen de manifiesto la sensación de impunidad que creen tener sus autores y de la cual hacemos responsable, por acción u omisión, al gobierno nacional y a los gobiernos provinciales».
«Creemos que estas prácticas, que tienen como destinatarios a trabajadores y militantes populares, no solo marcan una tendencia. Lamentablemente se reconocen herederas de un pasado nefasto. Por eso alertamos, pero también reclamamos al Poder Ejecutivo nacional y a los provinciales, que le ponga un freno a quienes actúan en la oscuridad», continuaron en su comunicado.
Para los dirigentes, «corresponde al Gobierno frenar y prevenir esta escalada de violencia y reparar en el discurso irresponsable de sus principales figuras, cuando anuncian que van a “despejar” en “cinco minutos” las protestas sociales y cuando estigmatizan como “ñoquis” a los trabajadores del Estado».
Por otro lado, agregaron que «no corresponde ni al periodismo ni a la ciudadanía» investigar si estas agresiones son producto de una “guerra de servicios”, o si proceden de aquellos que quieren “cumplir los deseos del amo” y que, cuando el gobierno “blinda” el lenguaje, usan las armas de verdad.
Estas declaraciones se dan en el marco de una serie de hechos de extrema violencia, como la que se produjo el sábado a la noche cuando balearon a un grupo de militantes que participaba de la inauguración de un local partidario de Nuevo Encuentro en el barrio porteño de Villa Crespo. Los disparos fueron efectuados desde una torre de 24 pisos ubicada enfrente y alcanzaron a dos mujeres, de 30 y 19 años, que participaban del evento. De milagro, no hubo que lamentar muertos.
También el último sábado, en horas de la madrugada, la unidad básica de La Cámpora, ubicada en 9 de Julio 3575, de Mar del Plata, recibió varios disparos de escopeta.
Por último, dirigentes de ATE de Mendoza fueron agredidos el domingo por una patota paraestatal de más de 50 personas, armadas con palos, piedras y ladrillos mientras protestaban por los recientes despidos en el Casino de Mendoza. La patota salió del interior del casino con cánticos con los que se identificaban con el gobernador Cornejo. Como resultado de este ataque, Roberto Macho, secretario gremial de ATE en la provincia y otros tres sindicalistas terminaron con serias heridas y fracturas.
Ademàs, la casa de Adolfo Pérez Esquivel en Mar del Plata, sufrió un sospechoso robo en la última semana, durante el cual destrozaron las instalaciones.