Convocamos a marchar en todo el país por los Derechos Humanos. En CABA, concentramos en Plaza Lorea a las 15.30.
El 24 de marzo se cumplen cuarenta años de la batalla permanente que de diversas formas, con diversas estrategias, dando muestras de notables signos de creatividad, con avances y retrocesos pero caminando siempre, viene dando nuestro pueblo para confrontar con el golpe genocida y sus efectos en nuestra sociedad. Efectos devastadores en términos económicos, políticos, sociales y culturales.
El golpe del 76 no fue un golpe más. No fue un golpe contra el gobierno anterior. De hecho la represión clandestina y el ajuste neoliberal comenzaron en las entrañas mismas del gobierno constitucional de Isabel Perón. En marzo del 76 los sectores dominantes decidieron poner en marcha una estrategia fundacional dirigida a cambiar de cuajo el funcionamiento económico, social y político de la Argentina. Lo hicieron produciendo un salto cualitativo en términos de la doctrina represiva. A diferencia de la represión ejercida en los 60 dirigida a contener el avance de las organizaciones populares, la nueva doctrina militar puesta en marcha por el golpe tuvo por objeto el aniquilamiento del movimiento popular y sus organizaciones.
Este es el marco que explica el genocidio como intento explícito de quebrar la voluntad de nuestro pueblo. Esa doctrina militar incluía y definía el carácter de la política económica dictatorial. La economía pasó a estar gobernada por el terror. El objetivo era desmontar a través de las políticas de apertura, endeudamiento y desindustrialización, las bases productivas que durante décadas habían posibilitado el desarrollo y fortalecimiento del movimiento obrero y que habían facilitado la conformación de alianzas sociales que, una y otra vez, cuestionaron la distribución del poder y la riqueza en nuestra patria. En ese objetivo se articularon, en una clara asociación ilícita, las fuerzas armadas y los grupos empresarios locales y extranjeros más importantes del país. Esta alianza que se materializaba, de manera obscena en la existencia de campos de concentración al interior de las empresas (Ford, Acindar, Astarsa, Ledesma, etc), se expresaba en términos institucionales con el presidente del Consejo Empresario Argentino y presidente de Acindar, José Alfredo Martínez de Hoz, conduciendo el Ministerio de Economía. Se trataba de desarticular para siempre a la clase trabajadora y a sus organizaciones para hacer posible un nuevo proyecto de las clases dominantes.
Hoy desde Unidad Popular entendemos que estamos obligados a contrastar los objetivos del golpe con la realidad que estamos viviendo. Ya no está Martínez de Hoz al frente del Ministerio de Economía, está Macri como expresión genuina del poder económico más concentrado gobernando democráticamente la Argentina. El 52% de los funcionarios del gabinete gubernamental están vinculados a las principales firmas de nuestro país (dominantemente bancos y empresas trasnacionales). Está en marcha una política de ajuste con devaluación del 50%, eliminación de retenciones, aceleración de precios, ajustes tarifarios cercanos al 500%, subas significativas de las tasas de interés, política de despidos y caída del salario real y caída de los ingresos en general, de jubilados, trabajadores y pequeños y medianos empresarios. En suma, políticas manifiestas de agresión sobre nuestro pueblo acompañadas de alquimias represivas como el protocolo antipiquete.
En este marco también, el gobierno nacional vuelve a colocar en el escenario político la idea de la reconciliación sostenida en una suerte de recuperación de la teoría de los dos demonios y pretende, con la presencia provocadora de Barack Obama en la Argentina, un 24 de marzo, asociar su política de derechos humanos a la tradición que en la materia tiene el partido demócrata de los Estados Unidos. Tradición profundamente contradictoria que hoy, como ayer, puede combinar la visita al Parque de la Memoria en nuestro país cuando al mismo tiempo sostuvo y sostiene una política de guerra y destrucción sobre Medio Oriente. Tradición profundamente contradictoria ya que nació como necesidad del Estado Norteamericano de recomendar las democracia de baja intensidad en la región latinoamericana, frente a los procesos de represión genocida que comandados por sus obedientes dictadores amenazaban con llevar al extremo las contradicciones en nuestras sociedades. Visita de Obama que en el marco del 24 de marzo trae bajo el brazo el respaldo al ruinoso acuerdo del gobierno con los fondos buitres y la decisión de promover nuevos acuerdos de cooperación entre las fuerzas de seguridad locales, el FBI y la DEA en el marco de la lucha contra el narcotráfico, nueva excusa con la que se promueve hoy la intervención de las Fuerzas Armadas en los conflictos internos de nuestra sociedad.
Es en este marco que desde Unidad Popular convocamos a llenar todas las plazas de nuestro país. Convocamos a mantener lo que hemos sostenido durante cuatro décadas, porque fue así que hicimos retroceder a la dictadura, porque fue así que hicimos saltar por el aire la estrategia del terror, las leyes de impunidad y los indultos. Fue así que enfrentamos las distintas políticas de hambre y de entrega y que pudimos, en diciembre del 2001, poner en crisis el sistema de dominación. Fue así que logramos la extraordinaria conquista de los juicios a los genocidas que se han hecho en diferentes lugares del país, y que este año han comenzado con los nuevos juicios de ESMA en Buenos Aires, La Perla en Córdoba y Arsenales y Jefatura de Inteligencia en Tucumán.
Convocamos a llenar las calles de todo el país como modo de afrontar este nuevo tiempo histórico que nos toca vivir. Conscientes que la presencia de Macri al frente del ejecutivo nacional no quita ni oculta el crecimiento y desarrollo que han tenido las organizaciones populares. Es por eso que a solo cien días de la nueva gestión la resistencia popular se extiende a lo largo y ancho del país. El paro y las movilizaciones de los estatales convocadas por ATE el 24 de febrero y el 16 de marzo contra los despidos y el ajuste; la lucha de los trabajadores de Tierra del Fuego contra el impuestazo y el saqueo de las cajas previsionales; la lucha de los trabajadores en Santa Cruz, de los docentes de Santiago del Estero; de los periodistas del Grupo 23 y de los Movimientos piqueteros frente al Ministerio de Desarrollo Social, son algunas de las evidencias de este proceso.
Es más, la decisión del presidente norteamericano de desclasificar antes de tiempo los archivos relativos a la dictadura militar es la respuesta y el límite que la movilización y el cuestionamiento del pueblo argentino le pone a la provocación que significa la presencia de Barack Obama el 24 de marzo. Triunfo popular en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia que es más grande aún al conocerse la decisión del Vaticano y la Iglesia argentina de abrir también sus propios archivos.
Pero sabemos desde Unidad Popular, que este desarrollo y este crecimiento organizativo está atravesado hoy por profundas discusiones políticas que estamos compelidos a resolver en una nueva práctica histórica. Discusiones que hacen al ocaso de paradigmas que en algún momento alimentaron las estrategias transformadoras. Desde Unidad Popular estamos convencidos de que el hecho objetivo de que el socialismo no haya podido transformarse en la alternativa de la humanidad, no puede ser excusa para creer que el maquillaje del capitalismo puede ser opción para nuestras sociedades. Estamos convencidos de que debemos forzar el pensamiento para escribir un nuevo manifiesto y alumbrar una nueva práctica emancipatoria.
Sabemos, porque ya lo vivimos en los últimos 24 de marzo, que más allá de las discusiones políticas, en las calles el 70% de los que se movilizan son jóvenes que no habían nacido en 1976. Esta es la mejor demostración del triunfo popular frente al genocidio. La memoria rebelde de nuestro pueblo triunfó sobre el intento de quebrar su voluntad permitiendo alumbrar la verdad sobre lo ocurrido. El camino de la justicia está indiscutiblemente ligado a la capacidad que tengamos como sociedad de vertebrar una nueva estrategia emancipatoria.
- A cuarenta años del golpe.
- A veinte años de la creación del espacio de Memoria, Verdad y Justicia.
- A diez años de la desaparición de Jorge Julio López.
- Y a 200 años de la declaración de la Independencia es tiempo de no olvidar y reflexionar.
- Porque todavía hay genocidas sueltos.
- Porque debemos lograr la apertura de todos los archivos que contienen información sobre el genocidio.
- Porque hay que derogar toda la legislación antiterrorista y el protocolo antipiquete.
- Porque hay que terminar con la criminalización de la protesta de la juventud y de la pobreza.
- Porque hay que derrotar el ajuste.
Por todo esto convocamos en Plaza Lorea (Luis Sáenz Peña entre Rivadavia e Hipólito Yrigoyen) a las 15.30 el próximo 24 de marzo para acompañar la marcha a Plaza de Mayo.