Presentamos eI Informe sobre la actual coyuntura política, elaborado por Claudio Lozano, dirigente nacional de Unidad Popular y coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
En el presente material, elaborado junto a Tomás Raffo y el equipo de investigadores del IPyPP, en el que se toman como ejes de análisis, el acuerdo con los Holdouts; tres lecturas posibles del gobierno de Macri -comparativamente a la gestión Kirchner-; el blanqueo de la gestión anterior; su rol como integrante del sector dominante al cual representa y shock vs. gradualismo, Lozano concluye que “cumplidos los primeros cien días el gobierno propone la recesión como antídoto a la inflación y busca luego retomar la actividad en base a financiamiento externo e inversiones sin plantear absolutamente nada en términos de reforma productiva y disciplinamiento de los mercados.
Por tanto, nada garantiza que este camino no vuelva a ponernos nuevamente frente a los mismos problemas que dieron lugar a las políticas en curso. No está dicho, pero el señalamiento del Ministro Triacca respecto a que los aumentos salariales deben ir en línea con los aumentos de productividad, indica que la estrategia oficial considera que la solución a los problemas pasa por, una vez modificada hacia abajo la distribución del ingreso con inflación y despidos, la nueva pauta distributiva resultante del ajuste debería sostenerse en el tiempo.
Esta es la propuesta de la Argentina de la desigualdad que por supuesto colisiona con un país cuya subjetividad demanda cambios pero que no necesariamente aceptará retrocesos. El cóctel que combina el deterioro en el nivel de vida con la subjetividad construida incluso en la década kirchnerista de cuestionamiento a la experiencia neoliberal, en un contexto donde las organizaciones populares han crecido, puede plantearle serios problemas a un gobierno que tiene dificultades para no aparecer como un “gobierno de los ricos”.
NOVEDADES DE LA COYUNTURA
Arme su propia lectura Macrista:
De blanqueos y traiciones
Shock, Gradualismo, Buitres y perros bailando en la coyuntura.
CLAUDIO LOZANO – TOMAS RAFFO
MESA DE COYUNTURA – EQUIPO DE DISCUSION
Siendo responsabilidad de los autores, el texto se ha nutrido del debate entre un conjunto de compañeros, entre ellos: Horacio Fernández, Alejandro Lopez Mieres, Ana Rameri, Ariel Pennisi, Bruno Dobrusin, Gustavo Lahoud, Mariana Rivolta, Alejandro Ventura, Pablo Tiscornia, Samantha Horwitz, entre otros.
18 de marzo del 2016
TRES LECTURAS POSIBLES DE MACRI
La presencia de Macri en la Presidencia de la Nación habilita debates y caracterizaciones antagónicas. Desde aquellos que señalan que “su gobierno implica un giro copernicano en el tipo de régimen y la forma de Estado, desde uno nacional y popular a otro de carácter neoliberal”, hasta los que lo presentan como una continuidad y profundización de la gestión kirchnerista”. Se ven entonces los dos polos extremos en donde se ubican las interpretaciones de la novedad Macrista. Como de lo que se trata es de enriquecerse en la diferencia, en pos de aportar a la caracterización que resulte más productiva para la tarea política de los sectores populares, queremos realizar un breve ejercicio, muy esquemático, pero que en su sencillez pretende aportar claridad a la caracterización del actual gobierno. Se trata de realizar una sencilla división conceptual en donde se ubiquen por un lado los aspectos, medidas y conceptos que permitan decir que “Macri es lo opuesto/distinto de Cristina” y otro donde incorporemos aquellas cuestiones que “Igualan a Macri con Cristina”. Lo invitamos, entonces a este sencillo ejercicio de lectura e interpretación. Por supuesto, no se trata de una propuesta exhaustiva sino tan solo de algunos aspectos de cada una de las gestiones:
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE MACRI Y CRISTINA
Macri es DISTINTO a Cristina | Macri es IGUAL a Cristina |
Gobierno de los CEOS | Concentración, Extranjerización y Primarización de la economía |
Protocolo Antipiquete | Políticas Sociales de Contención (AUH para monotributistas, Devolución del IVA, Aumento por movilidad de las jubilaciones |
Retenciones, Cepo, Tarifas y Holdouts | Devaluación (2014 y 2016) |
Despidos en el Estado | Precarización del empleo público, techos en las paritaria |
Visto bueno al Acuerdo con la Unión Europea | Importancia del Mercosur, China y Rusia |
Ley de medios |
Emulando aquella estrategia editorial de “arme su propia aventura”, usted, amable lector, es libre de elegir como construir su propia lectura de la gestión Macrista. Le queremos aportar 3 “lecturas” posibles a nuestro entender, de la novedad Macrista.
Primera lectura: MACRI ES DISTINTO A CRISTINA. En ella se leerá solamente la primera columna, negando la existencia de la segunda. Entonces, no habrá dudas de que por el hecho de haber nombrado en los principales puestos del aparato estatal a CEOS de las principales firmas, junto con el diseño (pero no aplicación aún) del Protocolo Antipiquetes en términos de gestión del conflicto social, así como las medidas económicas “claramente” opuestas al herramental de la gestión anterior, eliminando instrumentos que caracterizaban al Kirchnerismo (retenciones, cepo, acuerdo con los buitres y menos nítidamente las tarifas, recuérdese que hubo un intento de aumentarlas por parte de la anterior gestión) en consonancia con una política al interior del aparato estatal de despidos, junto con un giro en la política exterior (mayor acercamiento al acuerdo con la Unión Europea, etc.) y por supuesto la subordinación del AFSCA y el AFTIC bajo la órbita del Ministerio de Comunicación modificando un aspecto clave de la Ley de Medios, que le permite a Macri amigarse con Clarín (El Gran Cuco Argentino, no se vaya a olvidar), constituyen claros elementos (se podrían agregar más, pero la idea es la misma) que permiten afirmar que entre Macri y Cristina sólo priman diferencias.
Segunda lectura: MACRI ES IGUAL A CRISTINA. Sería la lectura inversa a la anterior. En este caso negaríamos la existencia de la primera columna. La igualdad entre Macri y Cristina se sostendría entonces en que ambos convalidan las cuestiones estructurales del funcionamiento económico que tienen que administrar, que se expresan sintéticamente en la Concentración, Extranjerización y Primarización de la aparato productivo, comparten la misma política de planes sociales para la contención social (en este caso Macri se presenta incluso como más Cristinista que Cristina al extender la asignación “universal” a los hijos de los monotributistas que estaban excluidos de ella), apelaron ambos a la devaluación del tipo de cambio como instrumento de política económica (Cristina en el 2014, Macri en el 2016) y ambos conciben el Mercosur como un ámbito de relevancia al igual que los vínculos con China y Rusia. Todos estos aspectos sólo aportan identidades entre Cristina y Macri. Claro que habrá un casillero vacío en esta igualación, la referida al tema medios (conflicto con Clarín) que usted, lector, debe juzgar si amerita la completa anulación de esta lectura.
Tercera lectura: MACRI ES PARECIDO Y DIFERENTE A CRISTINA. Como siempre, lo mejor para el final. Esta lectura se compone de incorporar tanto las diferencias como las similitudes de ambos. Es decir, esta lectura intenta leer todo el cuadro, sin negar uno de los extremos. Su primera versión podría ser: Macri es parecido a Cristina porque si bien es distinto en que gobierna con los CEOS es igual porque respeta la misma estructura económica. Y así en cado uno de los casilleros usted podría construir esta lectura (salvo con el último claro). Sin embargo queremos aportar una nueva versión de esta tercera lectura, que se sustenta en la idea de que, en rigor los casilleros de ambos extremos del cuadro (salvo el último) no siempre son opuestos, incluso en algunos casos son complementarios. Argumentemos brevemente este nuevo dato: Así Macri es parecido a Cristina, porque a pesar de diferenciarse en términos de funcionarios (los CEOS), convalidan los mismos rasgos estructurales del modelo económico (Concentración, Extranjerización y Primarización). Más aún, los CEOS son el reflejo institucional de los rasgos estructurales que definen el comportamiento económico de nuestro país. En este sentido puede decirse que Macri blanquea a Cristina (quién sin CEOS en sus gobierno, administraba el régimen económico del cual ellos son tributarios). Así Cristina, por vía del mantenimiento y profundización del modelo económico sería la partera de los CEOs. Del mismo modo, el “protocolo antipiquete” se revela como el fracaso de la contención social vía planes (aunque continuidad de la legislación K antiterrorista) en un contexto de recrudecimiento del proceso del ajuste, ya iniciado en el 2014. Cristina no es el protocolo, pero este emerge como consencuencia del conflicto social profundizado por la política de Macri, pero ya latente durante los últimos años de gestión Kirchnerista. El protocolo entonces blanquea la fragilidad social de la Argentina de los últimos años (como dan cuenta los 5 Paros Nacionales del 2012 al 2015) En el mismo sentido, cierto es que el herramental de política económica de Cristina se servía de las retenciones, el cepo, las tarifas subsidiadas y el no pago a los buitres, aspecto todos estos que se han modificado con Macri. Cierto también que la adopción de Macri de esta medidas no es neutral sino que profundizan el ajuste en el nivel de vida de la sociedad argentina. Ajuste ya iniciado con intensidad a partir del 2014 con la Devaluación de Cristina que Macri repite en el 2016. Resulta claro que, con las medidas de Macri, el ajuste de la Devaluación adquiere mayor intensidad (punto sobre el que trataremos más adelante). También en el caso de los despidos, la precarización del empleo público es su precondición. No se podrían haber practicado la vasta cantidad de despidos del empleo público si este hubiese tenido las garantías que la ley le adjudica pero que el Kirchnerismo negó con las prácticas de contratación precaria en el Estado. También en el plano de las diferencias en materia de política exterior, el visto bueno a los acuerdos con la Unión Europea (que realizan en sus enunciados los responsables de la política exterior actual) son el correlato de haber renunciado a crear autonomía regional en el Mercosur (por parte de la gestión anterior), el cual no superó su etapa de mera agregación de espacios económicos para la inserción de las firmas trasnacionales.
Resta el vacío de la Ley de Medios, donde obviamente no hay igualación posible entre ambas expresiones políticas. Cristina construyó a Clarín como su enemigo público Nro 1, Macri no. Le queda a usted lector darle su lugar a este dato, si es determinante para diferenciar ambas opciones políticas, o si merece ser subordinado, relegado, puesto como anécdota o bien aquello que imposibilita la reducción de uno con otro. Puede ser quizás el elemento que defina, a fin de cuentas y para muchos, la lectura que cada uno realice de la actual gestión.
EL BLANQUEO DE MACRI
Emergió entonces, una curiosa función de la novísima experiencia de gestión de Macri, a saber: la de blanquear a Cristina. De ser correcta, entonces supone toda una resignificación de la experiencia Kirchnerista. A la luz de Macri, se clarifica la gestión anterior, y se borra como de un plumazo los efectos de relato que se habían enarbolado en aquella etapa. Más aún, se trata incluso de una construcción sustentada en los propios dichos de los funcionarios de la actual gestión, cuando sostienen, en el terreno de la práctica de las políticas económicas, que lo que están haciendo es “blanquear el ajuste”. Es decir, no es que Macri realizó una devaluación, sostienen, sino que blanqueó que el dólar ya estaba a $15 (en el paralelo), Macri blanqueó entonces, lo que ya ocurría con Cristina. Del mismo modo, argumentan los oficialistas, no es que Macri aumente las tarifas de luz, gas y agua en un 300% promedio, sino que Macri blanquea el precio de los servicios que estaba oculto por los subsidios fiscales. El blanqueo también es de Cristina para con Macri. Opera así una retroacción de esta función donde Macri se entiende también a la luz de la experiencia anterior. Quizás el dato más relevante de este aspecto es el affaire “YPF / Chevron – Alonso”. En efecto, la ahora funcionaria de la Oficina Anticorrupción y emblema de la impronta de la “transparencia” de la actual gestión se iguala a Kicillof-Gallucio en el mantenimiento de las “cláusulas de confidencialidad” del Acuerdo entre YPF – Chevron que ella misma, cuando era oposición, criticaba por su falta de transparencia y su presunta corrupción y que ahora se niega a revelar. Alonso como espejo de Kicillof-Gallucio, efecto de la extensión del “juego de espejos” que se establece entre Macri y Cristina, conforma a no dudar, una imagen que seguro espantará a propios y ajenos, de uno y otro lado del mostrador. Si usted amable lector tiene esta sensación recuerde las enseñanzas de un tal Freud, para quien la negación (y más si es realizada en su forma horrorizada) aporta la confirmación de la verdad en juego.
Resignificada entonces, tanto la experiencia Kirchnerista como la Macrista por el significante del blanqueo, emerge la pregunta por la necesidad y funcionalidad del mismo.
REPRESENTANTE VS INTEGRANTE
No caben dudas de que en términos estructurales (definitorios para quienes esto escriben) la experiencia de concentración / extranjerización / primarización (la barra debe entenderse como que los 3 aspectos son parte de un mismo proceso) que se impusiera a sangre y fuego por la Dictadura Genocida del 76 (en la que recientemente se conmemoraron los 40 años), se consolidó con las reformas neoliberales de los noventa y se profundizó con la experiencia de los 2000. Es más, podríamos decir casi sin temor a equivocarnos, que la economía que crece durante los 2000 es la construida por las reformas neoliberales de los noventa y cuyo despliegue y crecimiento se da en un contexto internacional y de política económica distinto. Ahora bien, no cabe dudas de que en términos simbólicos hay una profunda diferencia entre el Gobierno Neoliberal de Menem, el Neodesarrollista de los Kirchner y el de los CEOS que practica Macri. Kirchner (Néstor y Cristina) son distintos (qué duda cabe) en el plano simbólico, de Menem y de Macri. Sin embargo son parecidos en los aspectos estructurales. ¿Cómo es posible entonces que un mismo régimen económico tolere su gestión con improntas simbólicas tan opuestas? Hemos arriesgado una hipótesis, que pretendemos profundizar. Los Kirchner fueron representantes políticos del régimen económico[1]. Macri es un integrante del régimen económico (de la cúpula empresarial). Representante vs Integrante es la dialéctica que pretendemos aportar a la caracterización de la etapa. Como enseña el psicoanálisis, el representante por estructura traiciona. Hay una distancia siempre entre representante y representado. Es de estructura. Y es esta distancia la que posibilita la traición del representado por parte del representante. Traición en el sentido del fracaso inmanente de poder representar plenamente y sin vacíos al representado. No hay representación plena, es otra manera de enunciarlo, sino que esta siempre es fallida. Entonces, el Kirchnerismo como representante del régimen económico estaba destinado a traicionar sus intereses, aún a pesar de que Cristina y sus funcionarios se lamentaban de la “insatisfacción” empresaria a pesar de tener ganancias records durante su gestión. La incomprensión del “malestar empresario” a pesar de haber obtenido márgenes incomparables con la etapa anterior (de crisis) indican, de que más allá de los bolsillos, siempre hubo una sospecha de traición por parte de los actores concentrados con la gestión anterior. Sospecha fundada en la idea de “revanchismo setentista” que se le adjudicaba a la gestión Kirchnerista y que simbólica y concretamente se sustentaba en los avances, ciertos, de la política de derechos humanos. Incorporando a Gramsci, para no quedarnos solo con el psicoanálisis, está claro que frente a una crisis de hegemonía como la acontecida en el 2001, la reconstrucción de la hegemonía dominante implica para toda fuerza política capturar y resignificar los cuestionamientos populares al régimen de dominación. En ese marco, toda intervención política dirigida a salvaguardar la gobernabilidad del bloque denunciante solo se logra a distancia y en conflicto incluso con los poderosos. Papel que ciertamente cumplió el Partido Justicialista en su fase kirchnerista. Sin embargo, esta es una historia ya pasada. Interesa ver la conexión con la nueva experiencia de gobierno. Hemos señalado (en nuestro anterior material sobre las “Novedades de la Coyuntura”) que Macri es un integrante del Poder Económico, y como tal puede practicar una cierta “flexibilidad” en el Ajuste en relación con una propuesta completamente ortodoxa (que no se descarta sino que por el contrario se incuba en sus propias filas al interior del gobierno). Sólo un integrante pleno puede mostrar distancia sin conflicto respecto de la imposibilidad de representar plenamente los intereses de la cúpula (tal nuestra hipótesis del material anterior). Ahora bien, la pregunta a realizarse es nuevamente sobre la eficacia de la estructura. ¿Hasta qué punto un integrante que mantiene distancia con el representado se mantiene como tal y no se transforma en un representante que traiciona? Tal es nuestra pregunta, motivada por los dichos del propio Macri al momento de eliminar las retenciones agrícolas: “Es la hora de invertir” proclamó; “con todo el cariño que les tengo, no me gustaría aplicarles la ley porque no pagan impuestos” avisó días después en una reunión con la UIA (donde lo escuchaban los dueños y representantes de las principales firmas del país); y más recientemente ilumina este aspecto la frase de un aliado radical (el ex Senador Sanz) “Algunos empresarios se merecen un Moreno”. Estas señales se ratificaron en la reciente reunión de Macri en Olivos con los representantes de las primeras cien firmas del país. Allí el Presidente de la Nación volvió a reclamarles responsabilidad con los precios y el empleo. Todos indicios de que el integrante puede pasar a ocupar el lugar del representante, que puede estar más allá del interés inmediato del representado (la cúpula) y con ello atraer para sí el recelo de sus representados (hipótesis a la que pretendemos seguir con atención).
No obstante, es justo reconocer que el conjunto de medidas económicas implementadas en estos primeros 100 días, lejos están de ubicarse a distancia de los intereses de los sectores dominantes, en efecto, ella puede sintetizarse como la resolución de la tensión entre “Shock vs Gradualismo”.
EL SHOCK Y EL GRADUALISMO DE MACRI.
El debate económico de la Argentina por parte de los supuestos “especialistas”, se ha centrado en la oposición entre Shock vs Gradualismo. Los partidarios del Shock apuntan a que es necesario un Ajuste profundo y de una vez, del conjunto de las variables macroeconómicas y de las cuentas públicas (tipo de cambio, tarifas, tasas de interés, etc.); los del Gradualismo sostienen que esta política (que no niegan como necesaria) debe realizarse por etapas. Shock vs Gradualismo ocultan la coincidencia del Ajuste que ambas conllevan y sólo se diferencian por una cuestión de temporalidad. Veamos la respuesta a este “dilema” de la política económica de Macri. No cabe duda que en materia de precios relativos las medidas se inscriben bajo la rúbrica del Shock. De un plumazo produjo un reacomodamiento de precios relativos sin anestesia, llevando el dólar de $9,65 a $13,75 incrementado luego a $15 (como en la cotización actual), al tiempo que eliminó las retenciones agrícolas (salvo a la soja que le redujo un 5% de su retención), las industriales y las mineras. Tomando los valores actuales del tipo de cambio ($15), el precio interno de la soja aumentó un 70%; el del maíz un 95%, el del trigo un 103% y el del girasol un 130%. Este shock de precios relativos, considerando la cosecha prevista supone una transferencia de ingresos de $160.000 millones, que equivalen 2,9% del PBI del 2015. El monto señalado sólo tiene en cuenta al sector exportador de granos y cereales, sin computar las transferencias de excedente en los sectores industriales, mineros, etc. La misma transferencia de rentas que se les otorgó a los que especularon con el dólar a futuro (en lugar de arbitrar mecanismos de neutralización de los mismos). El Shock de precios relativos se completa con los tarifazos en los servicios públicos (en la luz, agua, gas, transporte donde el promedio de aumentos es del 300%) con la política de incremento de los combustibles (las naftas aumentaron un 20% en 4 meses) y el brutal incremento de las tasas de interés propiciado por el Banco Central. Shock de precios relativos que ajusta el nivel de vida de la población expandiendo las situaciones de vulnerabilidad social (incremento de la pobreza y la indigencia) y resintiendo el nivel de actividad (expansión del desempleo vía despidos) Recapitulando entonces, shock en los precios relativos (con transferencia de ingresos a los sectores concentrados y reducción en el nivel de vida de la población) es el primer componente en la política económica de Macri. El Shock incluso se presenta como gradual, por lo menos en materia de tarifazos, donde se los ha presentado como una primera etapa de aumentos, ya que sólo cubren, en parte, la sustitución del subsidio fiscal por pagos directos de los usuarios, por ende, el aumento es gradual, a pesar de ser del 300% promedio! Porque no es completo, ya vendrán nuevos aumentos, (quédese tranquilo, es lo que nos dicen sin decir los argumentadores del gradualismo). Pero fundamentalmente porque el gradualismo también se expresa en las medidas de contención social que aunque parciales podrían no estar presentes y sin embargo aparecen dentro del set de políticas fiscales del gobierno (como por ejemplo, la devolución de la retención a la compra de dólares y modificaciones del impuesto a las ganancias para la clase media, aumento en 15% de las jubilaciones en línea con los aumentos anteriores de la gestión de Cristina, una paritaria docente que cerró en el 34% como pedían los gremios, la propuesta de ampliar la asignación por hijo a los monotributistas y la devolución del IVA a los jubilados[2]) son todas medidas fiscales que indican que el ajuste no es completo ya que se atienden fiscalmente algunas variables claves de la cuestión social y se asume la necesidad de reducir lentamente el déficit fiscal.
Gradualismo Fiscal y Shock de Precios Relativos es el esquema de política económica adoptado por Macri que sin dudas produce un proceso de recesión del nivel de actividad y un ajuste en el nivel de vida de la sociedad. De ahí el argumento común, de los voceros oficiales, de que el primer semestre en materia económica será muy malo. Shock ya realizado y Gradualismo por observarse es también otra forma de precisar la política económica. No sin inocencia le agregamos el interrogante al gradualismo. Son las propias afirmaciones de Macri, y antes de su ministro de economía (Prat Gay), de que dicho gradualismo, “dependía del acuerdo con los holdouts”. Traducido entonces, el gradualismo dependerá del acceso al financiamiento externo que resulte del “éxito” del acuerdo con los buitres. Sin financiamiento externo no habrá gradualismo, sino shock también en materia fiscal, y ello en palabras del propio Presidente será “Ajuste o Hiperinflación” (amenaza ésta sobre la que volveremos más adelante). Sobre este punto queremos hacer una lectura del reciente acuerdo con los Holdouts / Buitres.
EL ACUERDO CON LOS BUITRES
Con el acuerdo sancionado y en ejecución, donde salvo la oposición del FIT, Proyecto Sur, Libres del Sur y del Frente Para la Victoria (en este caso con la fuga dominante de los integrantes del PJ apoyando el acuerdo y la negativa cerrada del kirchnerismo alineado con Cristina) el resto de los sectores políticos acompañaron el proyecto oficial (UCR, Coalición, GEN, Socialismo, Frente Renovador y los distintos sectores del PJ). Se trata de un acuerdo que propone pagar a los buitres (que compraron la deuda a precio de remate) con nueva deuda. Deuda nueva para pagar Deuda vieja es la receta, que no por conocida y ya fracasada, impidió que el sistema político vigente la avalara. Entendemos entonces, que la decisión de pagar esta deuda cuestionable con nueva deuda avalada por el sistema político, pasando por alto toda una serie de consideraciones previas (el tratamiento por parte de la Comisión Bicameral de Investigación de la Deuda, el estudio de los precios a los que adquirieron dichos bonos, el análisis de los acreedores no involucrados en el acuerdo, la posibilidad de nuevos juicios y la más absoluta falta de análisis sobre la efectiva capacidad de repago que el país tiene frente a la deuda actual y futura, etc.) remite nuevamente a una opción política del actual Gobierno de convalidar, legitimar y privilegiar a los acreedores de la deuda pública[3].
Si nos remitimos estrictamente al contenido de la ley del acuerdo, la deuda que se emita sólo servirá para pagar la deuda con estos acreedores. Entonces no hay conexión posible entre esta deuda nueva con el gradualismo fiscal del punto anterior. Si la deuda con los buitres es sólo para pagar esta deuda, entonces, no hay, desde la consistencia lógica del argumento, razón para que si el acuerdo fracasa se practique un mayor ajuste fiscal o una hiperinflación (como lo señalara el Presidente Macri). Lo lógico sería que si el acuerdo no prospera los que tendrían un efecto serían los buitres que no cobrarían. Distinto sería el caso de que el acuerdo contendría un nivel de endeudamiento superior a las necesidades de pago con los buitres, por la vía de que el acuerdo posibilitaría la vuelta al acceso al mercado financiero internacional a tasas razonables. En este caso el Gobierno accedería a divisas provenientes de un mayor endeudamiento, que al colocarlos en el Banco Central se podría hacer de pesos para financiar el proceso de ajuste gradual del déficit fiscal. Por ende, frente a este fracaso del acuerdo, entonces sí fracasaría el gradualismo en el Ajuste y sobrevendría el Ajuste liso y llano, y si este no es políticamente procesable, entonces la hiperinflación sería la estrategia de disciplinamiento que los grandes capitales podrían impulsar.
Vayamos a considerar el supuesto “éxito” del acuerdo; en tal caso no habría ajuste ni mucho menos hiperinflación (“estaríamos salvados” nos dice Macri). Ahora bien, la ausencia de ajuste es contradictoria con el shock de precios relativos y el gradualismo fiscal. El ajuste ya está presente por efecto del shock de precios relativos a pesar del gradualismo fiscal que se expresan en un crecimiento de la tasa inflacionaria pero fundamentalmente por el contexto de despidos y suspensiones en la actividad privada y la ampliación de la pauperización social. Si el acuerdo con los buitres supone un éxito más allá de los buitres, es porque entonces el mismo redunda en dos aspectos claves: el primero, lo dijimos, en el acceso al financiamiento externo de las cuentas públicas que tendría un doble efecto, por un lado financiar el gradualismo en el ajuste fiscal (léase instrumentar políticas de contención social que permitirían paliar la situación de pobreza e indigencia incrementada); y por el otro lado, al mejorar la posición en divisas del Banco Central habilitando un proceso de financiación de importaciones que permitiría relanzar el ciclo en el nivel de actividad (saliendo de la recesión). Así sí se logra acceder al financiamiento externo, la deuda nueva permitiría relanzar el nivel de actividad en el 2do semestre del 2016 o en todo caso en los primeros meses del 2017, previo al momento electoral que conformará el primer gran test político de la actual gestión. Claro que la recuperación económica probable del 2017 se realizaría sobre la base de la caída cierta del 2016, y por ende, no haría más que dibujar oscilaciones, de caídas y subidas, sobre una misma recta (estancada) del nivel de actividad y de vida de la sociedad argentina.
Sin embargo, y más allá de esta hipótesis, siempre el tiro puede salir por la culata.
MACRI TAMBIÉN SE MUERDE LA COLA
A semejanza de la metáfora canina, si el acuerdo con los buitres redunda en un shock de financiamiento e inversiones que evita el ajuste (gradual en lo fiscal y de shock en los precios) una nueva contradicción aparecería en el horizonte. Se sabe que el nivel de actividad de nuestro país es dependiente del volumen de importaciones al que accede; se sabe que este volumen es hoy insuficiente (el saldo comercial del 2015 fue negativo en U$S 3.000 millones como lo informara recientemente el INDEC), con lo cual un incremento del mismo, estrangula aún más las cuentas externas. Aún en la hipótesis del financiamiento de las importaciones, también se sabe que el incremento en el nivel de actividad, dada la capacidad instalada y los oligopolios productivos existentes, puede redundar en un incremento en los precios. Se sabe que los precios ya han aumentado por efecto de la devaluación. Entonces el shock de financiamiento e inversiones podría luego de la recesión y frente al repunte de la actividad, agravar el estrangulamiento del sector externo y plantear un nuevo problema de precios. Estrangulamiento externo e incremento de precios que fueron los argumentos por medio de los cuales se activó la demanda empresaria de “corrección” del tipo de cambio con que se inaugura la gestión Macrista podrían volver a hacerse presentes. Por ende, como la metáfora del “perro mordiéndose la cola, que nunca alcanza y que lo tiene girando en el mismo lugar” el dispositivo de política económica, en su hipótesis de éxito (luego del invierno recesivo), nos reenvía nuevamente al escenario devaluatorio en que se inicia la gestión del actual gobierno.
REFLEXION FINAL
En síntesis, cumplidos los primeros cien días el gobierno propone la recesión como antídoto a la inflación y busca luego retomar la actividad en base a financiamiento externo e inversiones sin plantear absolutamente nada en términos de reforma productiva y disciplinamiento de los mercados.
Por tanto, nada garantiza que este camino no vuelva a ponernos nuevamente frente a los mismos problemas que dieron lugar a las políticas en curso. No está dicho, pero el señalamiento del Ministro Triaca respecto a que los aumentos salariales deben ir en línea con los aumentos de productividad, indica que la estrategia oficial considera que la solución a los problemas pasa por, una vez modificada hacia abajo la distribución del ingreso con inflación y despidos, la nueva pauta distributiva resultante del ajuste debería sostenerse en el tiempo.
Esta es la propuesta de la Argentina de la desigualdad que por supuesto colisiona con un país cuya subjetividad demanda cambios pero que no necesariamente aceptará retrocesos. El cóctel que combina el deterioro en el nivel de vida con la subjetividad construida incluso en la década kirchnerista de cuestionamiento a la experiencia neoliberal, en un contexto donde las organizaciones populares han crecido, puede plantearle serios problemas a un gobierno que tiene dificultades para no aparecer como un “gobierno de los ricos”.
[1] Para una primera aproximación de esta temática, ver Lozano, C y Raffo, T “Novedades de la coyuntura: Decisionismo, Temeridad y Flexibilidad (los significados macristas)”. Disponible en www.ipypp.org.ar
[2] Problemática objeto de un futuro material de nuestro Instituto.
[3] En un próximo material realizaremos una evaluación de los contenidos económicos de la propuesta.