Entrevistado por Colectivo Porteño, Adolfo «Fito» Aguirre comparte su análisis sobre los tarifazos, sus vínculos políticos y el presente regional: «Hace un tiempo se decía que el oro azul tiene más valor y más ordenamiento hacia el consumo que el agua de la canilla. Fijate que ya no hay jarras de agua en las actividades, sino botellas. Y, si en Bolivia hubo una guerra por el gas, imaginémonos lo que puede pasar acá. Yo, en ese caso, voy a sostener la visión del agua como derecho humano que no puede estar basado en el tarifazo.
Los servicios públicos son derechos humanos para alcanzar una vida digna. No se puede concebir nuestra cotidianeidad sin ellos. El tarifazo hace tambalear este concepto, mercantilizándolos, excluyendo, bajo la única mirada monetarista. Esto va en sincronía con el fin de la primavera que azotó a Latino América y muestra una nueva concepción con nuevas disputas. De todo eso hablamos con Fito Aguirre, secretario de relaciones internacional de CTA-A, quien escribió una serie de artículos al respecto.
En un artículo tilda al tarifazo como un atentado contra los derechos humanos.
Cuando tenemos una sociedad donde hay sobrante humano, desde las políticas neoliberales, lo que antes reconocíamos como servicios públicos y esenciales, hoy son derechos humanos vinculados con la vida, la reproducción de la especie, no podemos aceptar que ese derecho humano se lo compare con una mercancía donde el que tiene accede y el que no tiene no. Hoy vemos una concepción a nivel global donde el consumo está atado a un esquema de inclusión en la cual se necesita, por lo menos, tener un trabajo seguro y estable que garantice las necesidades de la familia, más allá de lo que dice el INDEC (transporte, vestimenta y alimentación). Por eso, sostengo, que debería haber una visión multidimensional de las necesidades y derechos que están privados en una familia y sus componentes. Y, con el artículo quiero decir que este bestial tarifazo hace tambalear toda esa noción de que el agua debe ser un derecho humano fundamental, no una mercancía donde algunos podrán acceder a ella y otros van a tener que buscar el agua a donde no esté vinculada al sistema de mercancía. Hoy llegamos a tipo de desarrollo humano determinado por al agua, la calefacción y la luz. Sin ellos hay otra vida.
La constitución nacional habla del derecho a la vida digna. Hoy en día esto es tener luz, gas, agua. Y también está el hecho de las personas que no tienen agua, como sucede en los barrios informales, que al tener que buscarla de lejos y guardarla en baldes, genera la chatarrería y enfermedades como el dengue, que afecta todos.
La falta de planeamiento del Estado, del desarrollo urbanístico en la ciudad, el incremento poblacional, ha hecho que se expandan las ciudades según el dictamen del mercado inmobiliario o las organizaciones populares en la búsqueda de tener un techo para habitar. Por eso, el Estado debe planear con visibilidad multidimensional, donde todos los derechos son fundamentales, la inversión no es gasto, y se recupera cuando el Estado no debe estar buscando más presupuesto para abordar las consecuencias de la falta de planificación, cuando no se abordan los cambios epidemiológicos que dan las situaciones de hacinamiento, contaminación y baja calidad de servicios. Es un círculo virtuoso.
En una parte de tu artículo decís que esto es un paso atrás a la democratización que supuso AYSA. ¿Qué significa eso?
Tuvimos la ola privatizadora de los 90, luego pasamos a desprivatizar servicios esenciales. En aquel momento, contra, la privatización dijimos que los servicios esenciales debían ser públicos con parte del Estado. Al decir eso nos referíamos a la importancia de las audiencias para marcar las tarifas razonables. Hoy este tarifazo intenta preparar las empresas para insertarlas en el sistema de mercado. Las hace rentables para volver a privatizarlas. Por eso lo público y la democratización de estos derechos humanos fundamentales son elementos políticos de los que deben apropiarse, mediante la generación de estrategias política, las comunidades, porque del agua y la electricidad depende la vida.
Es como que al lema de Esquel, el agua vale más que el oro, se lo tomaron muy literal…
Si, hace un tiempo se decía que el oro azul tiene más valor y más ordenamiento hacia el consumo que el agua de la canilla. Fijate que ya no hay jarras de agua en las actividades, sino botellas. Y, si en Bolivia hubo una guerra por el gas, imaginémonos lo que puede pasar acá. Yo, en ese caso, voy a sostener la visión del agua como derecho humano que no puede estar basado en el tarifazo. No debe haber habitante o niños que en un país con tanta agua como en la argentina pase sed. Y creo que esta concepción ideológica va a ser una de grandes peleas que va a haber en estos tiempos.
Mientras te escucho, recuerdo a Aranguren cuando en la audiencia pública, al indagarlo sobre el tarifazo bestial, dijo que “uno va a aprendiendo sobre la marcha”. ¿Es cínico, nos está cargando? ¿Qué fin busca con esa frase polémica?
Aranguren la tiene bien clara porque él se reporta en el esquema de poder global de las trasnacionales que manejan el pulso de la actualización permanente del capitalismo. Y es gran conocedor de las riquezas de Argentina dice con conciencia. Hasta se animó a decir que el consumidor sabe que tiene o no que consumir, eso es categoría con alto contenido ideológico que anuncia que en Argentina sobra mucha población. Nosotros, desde un pensamiento humanitario y de lucha no podemos aceptar eso. Nosotros queremos disputar las riquezas de la Argentina que haya desarrollo de la humanidad, trabajo y perspectiva inclusiva, vistas como derechos adquiridos. En cambio, Aranguren quiere reportarse a la depredación y la obsesión de los grupos trasnacionales de manejar riqueza para construir desigualdad.
Cambiando de tema, y como sos el Secretario de relaciones internacionales de CTA-A, y la CTA ha marchado mucho por los muertos en México. ¿Podrías contar lo que está pasando?
Justamente, Peña Nieto, presidente mexicano pasó a ser el baluarte en convertir una serie de derechos humanos como la salud y educación pública en mercancía. Y está desarrollando una reforma educativa que apunta a la privatización, al mandato del poder global de las multinacionales de que todo es mercancía. Y los docentes están haciendo una resistencia y lucha muy importante para defender el principio de educación gratuita y de calidad. Eso está teniendo como respuesta un nivel de masacre y represión tan extremo, que dejó a toda Latinoamérica en luto por el asesinato de 12 compañeras y dirigentes detenidos. Y ahora se suma la movilización de los trabajadores de la salud. Así que la situación dejó de ser sólo un tema de México y, hoy, la solidaridad internacional está movilizada y para ponerle fin a estas políticas de exterminio a todo lo que piense de otra manera.
Uno ve lo que sucede en Brasil, Argentina o México, y sentimos que hubo un retroceso y la primavera que asoló a Latinoamérica llego a su fin.
Hay como un fin de ciclo de esa primavera que se tuvo, que en términos de relaciones de fuerzas para profundizar iniciativas, derechos, políticas de justa distribución de riquezas no se llegó a profundizar. Empieza otro ciclo que no sé cómo va a ser. El Estado vuelve a ponerse en disputa, y el capitalismo global nos intenta volver a ubicar como región en el lugar de economía primaria, darnos un rol a nivel global. El de Latino América es de poca manufactura y poca producción primaria, con poca presencia del estado para capturar esa renta extraordinaria y mucha presencia del poder concentrado para no pagar nada de lo que produce y exporta. Y que el Estado haga lo que pueda en contener la demanda del sobrante poblacional. Este será terreno de mucha disputa y construcción de alternativa. Porque el fin de siglo muestra que eso fracasó, y lo que está ganando en la región son gobiernos que se rigen con el exitismo. Inglaterra se fue por plebiscito de la Unión Europea, en Brasil el gobierno golpista plantea revisar aranceles comunes para que cada país se arregle como pueda, rompiendo una integración que lleva más de 20 años construyéndose. Estamos en un tiempo donde hay que agudizar de qué manera frenar locuras y de qué manera construir alternativas de derechos humanos para garantizar que todo tengamos calidad de vida merecida
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