«Pan, Trabajo, la dictadura abajo» clamaban 35 años atrás, el 7 de
noviembre de 1981, no menos de quince mil gargantas por las cuadras que
separan la cancha de Vélez Sársfield del santuario de San Cayetano, en
Liniers, protagonizando la primera movilización popular motorizada por el
entonces titular de la CGT, Saúl Ubaldini, contra la dictadura y su
política de despidos, cierres de fábricas, inflación y caída del salario
real.
«Fue un exitazo: marcó el quiebre en la calle. Antes las concentraciones
eran sectoriales y defensivas, pero con esta movilización pasaron a ser
confrontativas», resumió el ex diputado nacional Víctor De Gennaro, quien
participó de la marcha integrando la Agrupación Nacional de Unidad y
Solidaridad de la Asociación Trabajadores del Estado (Anusate), creada para
recuperar la Asociación Trabajadores del Estado de las manos de la
dictadura.
Encabezada por el secretario general de la CGT-Brasil, el dirigente
cervecero Saúl Ubaldini, la multitudinaria movilización fue una bisagra que
empujó al movimiento obrero a enfrentar a la dictadura, después del impacto
que produjo el paro general del 22 de julio de ese año, sobre todo en los
gremios industriales, que fue reprimido en Mendoza, San Miguel de Tucumán,
Rosario, Córdoba y la ciudad de Avellaneda.
Por entonces, la política del régimen de facto instalado el 24 de marzo de
1976 de buscar aliados, logró que la CGT estuviera dividida entre
«negociadores» y «combativos». Así, los gremios que respondían a Ubaldini,
crearon en 1979 la CGT Brasil, denominada así por el nombre de la calle
donde efectuaban las reuniones y en la que convergían la Comisión de los
25, que nucleaba a sindicatos con perfil contestatario como el gremio
cervecero y las 62 organizaciones peronistas lideradas por Lorenzo Miguel.
Del otro lado, la CGT Azopardo, de la mano del dirigente plástico Jorge
Triaca, con Ramón Baldasini (correo) y Ricardo Pérez (camioneros), acercaba
posiciones con el gobierno militar.
Si bien la Junta Militar, presidida por entonces por Emilio Eduardo
Massera, comenzaba a manifestar su crisis internas, las libertades
sindicales estaban cercenadas por decreto desde el 24 de marzo de 1976.
La CGT había sido intervenida, lo mismo que numerosos sindicatos,
federaciones y regionales; habían sido suspendidas las asambleas y los
congresos, el derecho de huelga estaba prohibido y se había puesto en
vigencia la ley de prescindibilidad, que autorizaba el despido de empleados
de la administración pública.
Por entonces, el terrorismo de Estado había echado mano a trabajadores y
delegados gremiales: según el informe de la Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas, el 30,2 de los detenidos desaparecidos eran
obreros.
La marcha hacia San Cayetano fue, para De Gennaro, «un estímulo para que
los dirigentes gremiales tengamos esperanzas y comencemos a soñar y diseñar
una gran manifestación popular en la Plaza de Mayo» que se concretó el 30
de marzo de 1982, y que para él representó «el fin de la dictadura».
En ese contexto, De Gennaro explicó que se había elegido ese día no sólo
porque ese día de cada mes los fieles acudían a la iglesia para pedirle al
patrono del Trabajo, sino porque también era sábado y eso permitía que no
fuera necesario declarar un paro para que los trabajadores pudieran
participar.
Los que respondían a Anusate se congregaron en el predio detrás de la
cancha de Vélez Sárfield., entre ellos, Germán Abdala y Héctor Cuagliaro se
identificaban con banderas y pancartas, igual que los otros gremios
enrolados en la Comisión Nacional de los 25.
«Tuvimos problemas con la policía: cuando llegamos intentaron dispersarnos
con gases, hubo corridas, muchos carros de asalto y en ese momento
pensábamos que no íbamos a poder llegar pero de a poco fueron llegando el
resto de los compañeros que fueron imponiendo una presencia muy importante
que les impidió seguir reprimiendo», contó De Gennaro en diálogo con Télam.
Con Ubaldini y los dirigentes de la Comisión de los 25 al frente, marcharon
los gremios: Hugo Curto (metalúrgicos), Osvaldo Borda (caucho), Roberto
García (taxistas), Ricardo Pérez (camioneros), José Rodríguez (Smata), José
Pedraza (ferroviarios), Roberto Digón (tabaco), Diego Ibáñez (petroleros),
Lesio Romero (carne), Miguel Gazzera (fideeros), Fernando Donaire
(papeleros), Natividad Serpa (obras sanitarias), Fernando Galmarini
(prensa), y Horacio Mujica (farmacéuticos), Miguel Candore (Upcn).
Se cumplieron 35 años de la primera movilización de la CGT contra la dictadura
08/11/2016
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