Adjuntamos el Informe sobre los Resultados Electorales de las PASO, elaborado por Claudio Lozano, Coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
En el informe se analizan algunas tendencias como “la puesta en marcha de una estrategia de ajuste en el plano económico y social, no produjo, como podría haberse esperado, un retroceso de la Alianza Gobernante. El oficialismo se expandió en 1.595.159 votos (prácticamente un 25% más que en las elecciones pasadas).
La fractura del justicialismo se profundizó presentando un diverso mosaico en todo el país.
El Justicialismo Kirchnerista como opción nacional obtuvo el 22% de los votos lo que en concreto implicó una merma de más de 3.700.000 votantes, o sea el 43% de sus votantes del año 2015.
La tercera fuerza de la elección del 2015 (Massa), perdió en el 2017 el 61% de los votos que había obtenido en todo el país.
La caída en votos del Justicialismo K y de Massa favoreció el crecimiento de otras opciones Justicialistas. En este sentido, este variado mosaico del PJ obtuvo a nivel nacional el 18,18% de los votos lo que significa 4.257.078 votos.
La evaporación del espacio progresista que señaláramos en las elecciones del 2015 no solo se mantuvo sino que se profundizó de manera extrema. En las elecciones recientes, el acuerdo Massa-Stolbizer, solo obtuvo 1.803.209 votos. Es decir, que el resultado del acuerdo, es haber perdido 3.617.668 votos, o sea, el 67% de los votantes.
El Frente de Izquierda se mantuvo como fuerza nacional creciendo en 133.725 votos (un 18% más)».
Para Lozano, “los resultados de las PASO 2017 aparecen como un espaldarazo para la gobernabilidad conservadora. Estamos frente a una experiencia política que pareciera haber calado en profundidad en la estructura social argentina. Que ha logrado plantear una idea de futuro, creciendo aún en un proceso de ajuste y que ha logrado colocar el discurso de la intervención del Estado, la distribución de la riqueza y el poder popular, en el lugar del pasado, de la corrupción y de un progresismo decadente al que una parte dominante de la sociedad no quiere retornar».
A su juicio, «la desaparición del Progresismo no K del terreno institucional se trata del fracaso de múltiples intentos que pretendieron en diferentes momentos articular una experiencia política y social, distinta al sistema y sus estructuras, pero distinta también a las experiencias de la izquierda tradicional. Seguramente en las limitaciones teóricas y prácticas de estas experiencias, en sus inconsecuencias y debilidades, habrá pistas para persistir en el intento de subvertir el tablero de la dominación. Tarea por cierto compleja en esta Argentina donde lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir”.
El informe
Desde nuestro punto de vista, la irrupción popular del 2001 produjo la implosión del bipartidismo PJ-UCR. A partir de allí se inicia un proceso de reacomodamiento, mutación y fragmentación de las estructuras más importantes del sistema político tradicional, en el marco de las cuales se afirman dos novedades políticas. Una, expresada en el nuevo formato que va a terminar adoptando el Justicialismo dominante en la época (Kirchnerismo), y otra, objetivada en la emergencia del PRO como una fuerza que expresa a una nueva derecha. Durante doce años, el Justicialismo Kirchnerista gobernó el país, y en los últimos ocho de esos doce, el PRO gobernó la ciudad de Buenos Aires. El devenir de la historia mostró en las elecciones del 2015 un conjunto de rasgos que merecen destacarse, sobre todo porque se agudizaron en los recientes resultados de las PASO.
- Esa Nueva Derecha (PRO) logró conformar una Alianza Cambiemos que, por primera vez en la historia argentina, pudo por la vía electoral, sentar en el gobierno nacional a los principales exponentes del poder económico y financiero.
- El tradicional bipartidismo, luego de las distintas fracturas y mutaciones, había devenido en una suerte de sistema de tres fuerzas (El FPV-PJ Kirchnerista; la Alianza Cambiemos y el Massismo).
- En ese marco, el radicalismo se transformó en la base territorial para la expresión del PRO desapareciendo, en la práctica, como opción política nacional.
- Las tres fuerzas dominantes expresaban la fractura y fragmentación del Partido Justicialista, (también del Radical), habida cuenta que la conformación del Frente Renovador de Sergio Massa hacía pie fundamentalmente en la fractura del PJ de la Provincia de Buenos Aires. Y había fragmentos del PJ, que desde un comienzo y al igual que fragmentos de la UCR, se integraron al PRO (Santilli, Rodríguez Larreta, Ritondo, Ocampo, Angelici, etc). También, recordemos que Adolfo Rodríguez Saa encabezó una de las fórmulas presidenciales revelándose ahí otro desprendimiento del PJ.
- El espacio progresista que en el 2011 obtuviera el 17% de los votos a nivel nacional y que fuera segunda fuerza con el FAP, se evaporó reduciéndose a una mínima expresión bajo la candidatura de Margarita Stolbizer.
- En ese marco el Frente de Izquierda (FIT) se posiciona como fuerza nacional superando incluso a Progresistas (Stolbizer) en las elecciones generales de Octubre.
Dicho esto, las recientes elecciones PASO muestran los siguientes resultados:
Cuadro nº 1. Resultados elecciones PASO 2017. Primera categoría política.
CAMBIEMOS | FPV-PJ- KIRCHNERISMO | PJ NO KIRCHNERISTA | MASSISMO | FIT | Total | |
TOTAL NACIONAL | 8.386.437 | 4.948.755 | 4.257.078 | 1.803.209 | 866.576 | 20.262.055 |
35,82% | 21,14% | 18,18% | 7,70% | 3,70% | 100,00% |
Los mismos confirman algunas tendencias y ponen en duda otras. A saber:
- La puesta en marcha de una estrategia de ajuste en el plano económico y social, con efectos negativos concretos en los ingresos de la mayor parte de los hogares, no produjo, como podría haberse esperado, un retroceso de la Alianza Gobernante. Si comparamos el resultado obtenido por Cambiemos con los resultados de las PASO 2015 (28,57%), el oficialismo se expandió en 1.595.159 votos (prácticamente un 25% más que en las elecciones pasadas).
- Dicha expansión se logra sobre la base de un mayor desarrollo territorial del PRO que crece a expensas de la UCR en provincias como Buenos Aires y Córdoba, y con un protagonismo importantísimo de la Coalición Cívica a través de Elisa Carrió en la ciudad de Buenos Aires. Debe consignarse también que el Pro logró romper la alianza histórica que la UCR tenía con el Socialismo en la Provincia de Santa Fe, y juntos desplazaron al Frente Progresista Cívico y Social. Lo que estamos sosteniendo es que el crecimiento de la Alianza oficialista es, dominantemente, crecimiento del PRO.
- Se sigue manteniendo la ausencia de la UCR como fuerza en capacidad de plantearse como opción nacional. En este sentido, algunos intentos de rebelión dentro de la alianza fueron duramente combatidos (UCR Capital, Lousteau) y, en principio, derrotados.
- La fractura del justicialismo se profundizó presentando un diverso mosaico en todo el país, que en la provincia de Buenos Aires incluyó la presencia de tres opciones ( Cristina, Massa y Randazzo)
- El Justicialismo Kirchnerista como opción nacional obtuvo el 22% de los votos lo que en concreto implicó una merma de más de 3.700.000 votantes, o sea el 43% de sus votantes del año 2015.
- La tercera fuerza de la elección del 2015, fue, sin lugar a dudas la más castigada en estas PASO. Perdió 2.836.196 votos pasando de representar el 19,52% de los votos en las PASO 2015 a significar apenas un 7,70% de los votos nacionales en el 2017. Es decir que perdió el 61% de los votos que había obtenido en todo el país.
- La caída en votos del Justicialismo K y de Massa favoreció el crecimiento de otras opciones Justicialistas que, ya sea siendo gobierno o no a nivel local, no se alinean nacionalmente detrás de las candidaturas de Cristina F. de Kirchner o de Sergio Massa. En este sentido, este variado mosaico del PJ obtuvo a nivel nacional el 18,18% de los votos lo que significa 4.257.078 votos
- La evaporación del espacio progresista que señaláramos en las elecciones del 2015 no solo se mantuvo sino que se profundizó de manera extrema en las recientes elecciones. Esto se expresa no solo en la caída al tercer lugar del Socialismo gobernante en la Provincia de Santa Fe, sino en los malos resultados que obtuvo el acuerdo Massa–Stolbizer. La sumatoria del espacio Progresista encabezado por Margarita Stolbizer y acompañado por Libres del Sur (Tumini- Donda) y del Frente Renovador de Massa representaba en las PASO del 2015, 5.420.877 votantes. En las elecciones recientes juntos, solo obtuvieron 1.803.209 votos. Es decir, que el resultado del acuerdo, es haber perdido 3.617.668 votos, o sea, el 67% de los votantes. De representar el 23% de los votos nacionales pasaron a ser el 7,70%.
- El Frente de Izquierda se mantuvo como fuerza nacional creciendo en 133.725 votos (un 18% más).
Hechos los señalamientos anteriores, pueden extraerse un conjunto de conclusiones. Los resultados de las PASO confirman lo que ya evidenciaban los resultados electorales del año 2015. Si los acontecimientos del 2001 habían puesto en cuestión la gobernabilidad del sistema en la Argentina, los resultados del 2015 evidenciaban la reconstrucción de la gobernabilidad conservadora del mismo. Gobernabilidad conservadora que por esa maravilla de los procesos políticos y la semiótica, fue capaz de presentarse en sociedad bajo la idea del cambio. Gobernabilidad conservadora asociada no solo al triunfo de Macri sino por el hecho de que el total de votos absorbido por las tres primeras fuerzas representaban el 85% del total. Y las tres exhibían lineamientos similares en lo relativo a la gestión inmediata de la coyuntura (acuerdo con los buitres, devaluación y tarifazo) y un compromiso pleno con la estructura productiva resultante de las transformaciones de los últimos cuarenta años (endeudamiento, patrón exportador extractivista, armaduría industrial con predominio del capital extranjero y desigualdad distributiva). En este sentido, los resultados de las PASO 2017 aparecen como un espaldarazo para la gobernabilidad conservadora.
El crecimiento en votos a nivel nacional de Cambiemos con su triunfo en 10 provincias y su mejora en los distritos donde perdió (que incluye su elección palo a palo con la ex presidenta en la Provincia de Buenos Aires), son elementos elocuentes para entender que estamos frente a una experiencia política que ha calado en profundidad en la estructura social argentina. Que ha logrado plantear una idea de futuro, creciendo aún en un proceso de ajuste y que ha logrado colocar el discurso de la intervención del Estado, la distribución de la riqueza, el poder popular, etc., en el lugar del pasado, de la corrupción y de un progresismo decadente al que una parte dominante de la sociedad no quiere retornar. Este progresismo decadente es el modo en que aparece hoy el Justicialismo Kirchnerista encabezado por la ex Presidenta de la Nación. Sobre la base del antagonismo y la polarización con el modelo del Justicialismo Kirchnerista es que Cambiemos construyó su avance electoral.
El resto del firmamento opositor, aparece ocupado, en primer lugar por el mosaico PEJOTISTA de las diversas provincias (algunos ganadores, otros perdedores). Pero todos ellos absolutamente funcionales a colaborar de manera expresa con el pacto de gobernabilidad que sostiene el modelo en curso. En segundo lugar aparece Massa fuertemente diluido como posibilidad para consolidar una fuerza nacional, y con importantes referentes dentro de su fuerza que exhiben solidos vínculos y relaciones con el espacio Pejotista de los gobernadores. También, en la debacle de esta fuerza se observa la directa desaparición de ese Progresismo no K, que durante la última década, intentó gestarse por fuera de las estructuras tradicionales. Y que tuvo algunos éxitos en las experiencias del Sabatellismo en la Pcia de Buenos Aires, en Proyecto Sur en CABA o en el FAP en el plano nacional, y que sucumbió fruto de sus inconsecuencias, su defección ideológica y sus debilidades. Por último, se ubica el FIT que ratifica su presencia y crecimiento a nivel nacional, sobre la base de una firme actitud de oposición al gobierno, pero con las debilidades propias de una concepción que le impide interpelar al conjunto de la población, ya que le veda el diálogo con las culturas políticas populares.
De este modo, el 65% de los votantes que no acompañó la opción oficial y que refleja el malestar social existente frente al rumbo económico actual, se distribuye en opciones que le garantizan al oficialismo ampliar su 35% de acompañamiento electoral a cerca de un 62% de la representación Institucional, si se suma la liga de gobernadores pejotista y el massismo (que bueno es recordar han sido garantes de la gobernabilidad macrista de los últimos dos años).
Puede afirmarse a partir de esto que la votación de las PASO, si bien también reflejó el malestar social con la propuesta oficial, lo hizo en el marco de opciones electorales que de mantenerse en Octubre (no vemos razones para que no ocurra), ratificarían un tablero institucional dominado por la gobernabilidad conservadora.
Fuera de lo expuesto, queda la expresión del Justicialismo K representada por Cristina Fernández y la experiencia del FIT. EL Justicialismo K, que constituye la otra novedad política post 2001 junto al PRO, encarna el otro modelo de gestión del capitalismo argentino. Si bien esta experiencia (hoy fuera de la gestión estatal), pierde aproximadamente un 43% de los votos respecto al 2015, sigue siendo la expresión opositora más votada. En este sentido, la ex Presidenta sale de la elección como la líder opositora con mayor caudal de votos, pero a la vez, y como ya lo expresáramos, es el antagonista elegido por el propio oficialismo para construir una dicotomía tramposa y falaz aunque real. Dicotomía que le ha permitido al Macrismo, en un mismo movimiento, aumentar su caudal electoral y al mismo tiempo transformar al Cristinismo en una suerte de Progresismo decadente que actúa como tapón para el surgimiento de una nueva propuesta popular. Posibilidad esta, asociada al hecho objetivo de que dicha experiencia permite embarrar banderas propias de una propuesta emancipatoria en el lodazal de la corrupción y el enriquecimiento personal de los gobernantes. El FIT, por su parte, ocupa el rol de sostener posturas contestatarias en el marco de un discurso, y una práctica incapaz de dialogar con las necesidades inmediatas de la mayoría de la población y con las culturas políticas populares de mayor preeminencia.
En síntesis, los resultados de las PASO plantean una situación de conflicto potencial entre el espaldarazo que representa para el gobierno el aumento de su caudal electoral y haberse transformado en una primera minoría consistente detrás de un proyecto capitalista concreto, y una mayoría electoral refractaria a la profundización del rumbo vigente. Los votos también definieron que ese conflicto potencial se dirime en el marco de un tablero institucional dominado holgadamente por representantes funcionales a la gobernabilidad conservadora, y con un escenario donde la oposición al régimen queda circunscripta al progresismo decadente del Justicialismo Kirchnerista y a las variantes contestatarias de la izquierda.
La desaparición del Progresismo del terreno institucional revela algo más que su propia ausencia. Se trata del fracaso de múltiples intentos que pretendieron en diferentes momentos articular una experiencia política y social, distinta al sistema y sus estructuras, pero distinta también a las experiencias de la izquierda tradicional. Abiertas a nuevos planteos que permitieran interpelar la voluntad popular y posibilitar gestiones gubernamentales capaces de democratizar la sociedad y revertir la desigualdad. Desde el Frente Grande y la CTA de los noventa hasta las experiencias actuales de la izquierda popular y de la CTEP, pasando por Proyecto Sur y el FAP, algo de eso se intentó y no funcionó. Seguramente en las limitaciones teóricas y prácticas de estas experiencias, en sus inconsecuencias y debilidades, habrá pistas para persistir en el intento de subvertir el tablero de la dominación. Tarea por cierto compleja en esta Argentina donde lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir.
ANEXO
- Análisis general comparativo PASO 2017 vs. PASO 2015
Comparación de los resultados de las elecciones PASO 2015 y 2017 en cantidades de votos.
Alianza/Año | PASO 2015 | PASO 2017 | Variación |
CAMBIEMOS | 6.791.278 | 8.386.437 | 1.595.159 |
FPV – KIRCHNERISMO | 8.720.573 | 4.948.755 | -3.771.818 |
PARTIDO JUSTICIALISTA (PJ) | – | 4.257.078 | 4.257.078 |
MASSISMO | 4.639.405 | 1.803.209 | -2.836.196 |
PROGRESISTAS | 781.472 | – | -781.472 |
FRENTE DE IZQUIERDA (FIT) | 732.851 | 866.576 | 133.725 |
Comparación de los resultados de las elecciones PASO 2015 y 2017 en porcentaje de votos sobre el total de válidos.
Alianza/Año | PASO 2015 | PASO 2017 |
CAMBIEMOS | 28,57% | 35,82% |
FPV – KIRCHNERISMO | 36,69% | 21,14% |
PARTIDO JUSTICIALISTA (PJ) | – | 18,18% |
MASSISMO | 19,52% | 7,70% |
PROGRESISTAS | 3,47% | – |
FRENTE DE IZQUIERDA (FIT) | 3,08% | 3,70% |