El ex secretario general y fundador de la CTA y presidente de Unidad Popular, viajó a Brasil a respaldar a Luis Inacio “Lula” Da Silva, junto a un grupo de dirigentes argentinos y del resto del continente. Dijo a que “este año habrá una rebelión de votos” a favor de Lula y comparó la situación con la Argentina, donde “es inaudito que Milagro Sala siga presa sin juicio”.
Víctor de Gennaro viajó a Brasil, junto a un grupo de dirigentes políticos y sindicales de todo el continente, para respaldar y acompañar a Luiz Inácio “Lula” Da Silva. En diálogo con y el programa La Palangana, sostuvo que “no hay plan B, hay un solo plan: Lula presidente”.
Aseguró que la democracia en Argentina sufre “una crisis de representación”, que debe trabajarse para que “recuperar la capacidad de organizar la esperanza” y que el slogan del foro social mundial de Porto Alegre en 2001, “otro mundo es posible”, “ahora ya no sólo es posible sino necesario y urgente”.
Se mostró emocionado “con la enorme movilización popular que apoyó a Lula” y piensa que “el pueblo de Brasil ha recuperado la esperanza”.
-¿Qué es lo que vio en las calles de Brasil?
-Fue muy emocionante verlo a Lula (el martes 23 en Porto Alegre), escucharlo con la fuerza y esperanza que está despertando en la militancia y el pueblo. Ayer hubo una concentración que hoy se repite en muchas ciudades de Brasil. Debatimos los golpes blandos como el que le hicieron a Dilma (Rousseff), que de manera insólita ha permitido que sea presidente alguien a quien nadie ha votado.
A Lula se lo acusa de un disparate producto de la desesperada decisión del poder de Brasil, de impedir lo que se está sintiendo, que es el aluvión de votos que lo devolverá a la presidencia y que hará que esta suerte de regreso de los movimientos neoliberales, como ha pasado en la Argentina con Macri, con Pineda en Chile, pueda frenarse construyendo otra esperanza.
En 2001 estuvimos acá pensando que otro mundo era posible, vinimos miles de resistentes del mundo, y logramos abrir una instancia de participación que ayudó a que Lula al año siguiente fuera electo presidente, después Néstor Kirchner en la Argentina, Tabaré Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, y que brindó el marco para que Hugo Chávez proclamara el No al ALCA en 2005.
Desde aquella oportunidad a hoy, han pasado situaciones diferentes, seguramente habrá autocríticas, pero lo que ayer se vivió acá demuestra nuevamente que otro mundo no sólo es posible, sino que empieza a ser mucho más necesario.
-¿Qué puede pasar en caso de ser condenado Lula?
-En Brasil va a haber una rebelión en los votos este año. El problema central es que hay una desazón con estas democracias formales y las expectativas de cambio que publicitó la derecha. Hay mucho descrédito y falta de esperanza. Lo de Lula es al revés, es empezar a creer que se puede volver a transformar a Brasil como ya lo transformó antes. Pensá que se fue con el 84% de imagen positiva de su gobierno.
Los poderosos lo que hacen, con estas maniobras, es fortalecer la movilización popular. Yo no dudo que pase lo que pase, va a crecer la movilización popular y lo van a tener que ilegalizar rumbo a agosto. Pero como dicen acá, para meter preso a Lula, van a tener que meter a todos presos. Yo creo que el pueblo va a ganar la pulseada de esta movilización popular.
-¿Esa rebelión de votos sucederá con Lula candidato o sin lula candidato de igual manera?
No hay plan B. hay un solo plan: Lula presidente. Porque si alguien le impide presentarse, va a dar por terminada la democracia. Si no podemos elegir a quien queremos, ni siquiera eso, te lo tergiversan te lo corrompen, evidentemente estamos hablando de unas democracias como las que alguna vez soñaba Cavallo, que decía que necesitaban no políticos, sino gerentes, porque los políticos eran inviables.
Por el contrario, lo único a lo que podemos aspirar, es a que el pueblo sea cada vez más protagonista de sus decisiones. Mas democratización, no ésta formalidad, sino avanzar en profundizarla.
-¿En la Argentina existe la misma urgencia?
-No se ha democratización en el movimiento sindical. Hablan de la corrupción, muestran a algunos señores que se han enriquecido para hablar que hay que democratizar el movimiento obrero, para que haya delegados en los lugares de trabajo, para evitar una estructura sindical empresarial donde el secretario general firma convenios a la baja. Se dice una cosa y se hace otra.
Es necesario profundizar la participación y recuperar la convicción de que se puede cambiar la realidad haciendo política, la política es una cosa muy buena por más que haya mayoritariamente políticos corruptos. Estamos peleando por la democracia como se ha peleado en otras épocas.
-¿Encuentra puntos en común con la Argentina en cuanto a la persecución política a dirigentes opositores?
-Hay una diferencia sustancial que uno no puede soslayar. Macri fue electo y votado por una mayoría de nuestro pueblo y ha construido una fuerza política que en Brasil no existe, por eso tuvieron que ir a un golpe institucional. Esa fuerza política logró derrotar al bipartidismo histórico en la Argentina.
El frente amplio en Uruguay, el PT en Brasil, el MAS en Bolivia, etc. fueron experiencias de nuevas fuerzas políticas que superaron el bipartidismo histórico hacia la centro izquierda. Acá sucedió al revés, el bipartidismo fue superado por una fuerza organizada de derecha. Eso es diferente. Pero no entiendo cómo puede haber prisiones preventivas en nuestro país a personas que no están condenadas. Es inaudito lo que pasa con Milagro Sala, que siga presa sin ningún juicio en marcha.
-¿Por qué pasa eso?
–En nuestro país se han ido modificando leyes para que la justicia se convierta en un ariete de presión hacia los sectores populares. La ley antiterrorista votada por el Frente para la Victoria iba en ese camino. También el cambio de lo que era el Código Penal. Darle poder a jueces que no están electos por el voto popular, un cheque en blanco a quienes ni siquiera pagan impuestos como nosotros es un suicidio. La democratización significa ir a fondo en que todo eso se transparente y que evidentemente podamos construir una sociedad diferente.
En nuestro país hay un dato relevante, que fue la derrota del fallo del 2×1 de la corte suprema, o la desaparición de Santiago que movilizó a un país que dijo “no queremos un desaparecido más”, o la rebelión popular que terminó con la ley de ajuste a los jubilados impuesta por la fuerza. Nuestro pueblo está para más pero la crisis de la dirigencia hace que no se exprese con toda claridad en una propuesta política alternativa. No alcanza con ser oposición, hay que recuperar la capacidad de organizar la esperanza, como está sucediendo aquí en Brasil.
En la argentina se ha concentrado la riqueza y se ha inventado el hambre como una herramienta de disciplinamiento social; y en los últimos 20 años no se ha modificado la pobreza, ni la precariedad laboral. Por eso se ha firmado la entrega del sector petrolero, minero, agrícola y financiero, que son las rentas fundamentales que se están concentrando y extranjerizando. Antes había ajuste y ahora hay ajuste sin anestesia. Antes los empresarios delegaban y ahora hacen el trabajo ellos. Tenemos que lograr que nuestro pueblo vuelva a confiar en la política como herramienta de transformación.
Fuente: www.vaconfirma.com.ar