Claudio Lozano, presidente de Unidad Popular y Diputado Nacional mandato cumplido, participó este mediodía en el Plenario de Comisiones que está debatiendo el Proyecto de Ley sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Congreso.
Para Lozano, “aprobar este proyecto implica terminar con la hipocresía, reducir la desigualdad y fortalecer la democracia. Terminar con la hipocresía porque estamos hablando de lo que ya ocurre, no es que estamos discutiendo si va a haber abortos, el aborto existe. Reducir desigualdad porque está claro que la clandestinidad en la que sumimos estos mercados que lucran con la vida de las mujeres discriminan en la calidad del servicio que se presta, y discriminan contra aquellas mujeres jóvenes y pobres. Por último, “fortalecer la democracia”, ya que la democracia es aquel régimen que logra garantizarle a todos los individuos la posibilidad de decidir sobre su propia historia y mal podemos pensar que estamos garantizándole autonomía a la hora de decidir sobre su propia historia cuando la mujer no puede decidir sobre su propio cuerpo. La maternidad no puede ser nunca un acto de imposición, tiene que ser una elección de vida.”
Discurso Completo
Claudio Lozano: Participo con sumo placer de un debate que considero histórico. Me parece sumamente importante que el Parlamento Nacional se haya abierto a reconocer una discusión de esta naturaleza, esto supone un avance en términos de calidad democrática y ciudadanía. Y que es un reconocimiento a la tarea persistente e impecable del movimiento de mujeres, que a lo largo y a lo ancho del país ha planteado esta discusión y que incluso de acuerdo a todas las encuestas hoy, queda claro que hay un consenso social dominante a favor de la despenalización del aborto.
Desde que por primera vez la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito pisó este Parlamento, siendo yo diputado nacional de la fuerza política en la que participo, Unidad Popular, acompañamos este proyecto. Lo hicimos básicamente porque en esta Argentina que es una Argentina donde lo que prima es la infantilización de la pobreza, en donde prácticamente la mitad de los pobres son pibes y la mitad de los pibes son pobres, cada año tenemos más de 100.000 chicas menores de 19 años que quedan embarazadas y 7 de cada 10 de esos embarazos no son intencionales. Tenemos mujeres que a los 29 o 30 años ya son abuelas de hijas que tienen 15 años y que ya tuvieron uno o dos hijos, tenemos una realidad en los asentamientos y en los barrios más postergados donde una generación equivale a 16 años.
Tenemos una Argentina donde a 12 años de la Ley de Educación Sexual, solo dos de cada 10 de los alumnos de la secundaria declaran haber recibido contenidos integrales en materia de educación sexual. En 5 años de secundaria, el promedio de horas de educación sexual que reciben los adolescentes está de las ocho horas y media, el 70% sale de la secundaria desconociendo esa ley y los presupuestos asignados para este tipo de objetivos son absolutamente insignificantes.
Tenemos una Argentina con estimaciones entre 360.000 y 500.000 abortos al año, donde desde el comienzo de la democracia el relevamiento nos habla de más de 3000 mujeres muertas por embarazos que terminan en abortos. Tenemos cerca de 50.000 egresos hospitalarios, ligados a esta problemática, 19% de ellos menores de 20 años, e incluso en la era de los medicamentos, donde el misoprostol permitiría resolver esta situación sin intervención quirúrgica, este medicamento aún no ha sido autorizado por el ANMAT para uso ginecológico. En realidad, monopolizado por un laboratorio tiene hoy precios que llegan a un 1000% por encima de lo que cuesta en otros países del mundo. En el 2013 el 50% de las muertes por embarazo terminadas en aborto, involucró a mujeres entre 15 y 29 años, dentro de esto nueve adolescentes entre 15 y 19. En el 2010 la mortalidad materna, 77 mujeres cada 100.000 nacidos, pero 14 en la Ciudad de Buenos Aires y 116 en Formosa.
El 30% de la mortalidad materna tiene que ver con la problemática del aborto, y el 23% de esas muertes tiene que ver con chicas menores de 20 años y el 54% con menores de 35. Este escenario obliga a cientos de miles de mujeres a tener que optar entre el aborto ilegal, o tener un hijo no deseado.
Frente a esto, las consignas que levanta la Campaña, son una demanda clara, plena, respecto a la necesidad de una política integral donde este proyecto que se está discutiendo hoy, ocupa un lugar fundamental.
Desde nuestro punto de vista, aprobar este proyecto implica terminar con la hipocresía, reducir la desigualdad y fortalecer la democracia. Terminar con la hipocresía porque no estamos hablando de lo que va a ocurrir a partir de que apliquemos este proyecto, estamos hablando de lo que ya ocurre no es que estamos discutiendo si va a haber abortos, el aborto existe. Hay una realidad objetiva de la cual hay que hacerse cargo, e ignorarla, es un acto de hipocresía.
Reducir desigualdad es porque está que la clandestinidad en la que sumimos estos mercados que lucran con la vida de las mujeres, en primer lugar discriminan en la calidad del servicio que se presta, y en segundo lugar, centralmente discriminan contra aquellas mujeres jóvenes y pobres, que efectivamente tienen las mayores dificultades frente a esta situación.
Cuando digo “fortalecer la democracia”, me refiero a que la democracia es aquel régimen que logra garantizarle a todos y cada uno de los individuos la posibilidad de decidir sobre su propia historia y mal podemos pensar que estamos garantizándole autonomía a la hora de decidir sobre su propia historia cuando la mujer no puede decidir sobre su propio cuerpo. La maternidad no puede ser nunca un acto de imposición, tiene que ser una elección de vida.
Está claro que penalizar el aborto no resuelve el problema de que haya menos abortos, lo único que genera es que los procedimientos para llevar adelante el aborto sean más inseguros y consecuentemente lo que hacen es elevar el riesgo de las mujeres.
En los países donde esto se ha legalizado, en algunos los abortos se mantienen igual, en muchos otros han bajado, pero en todos los casos ocurrió que las muertes por aborto bajaron de manera sustancial.
Hay miles de vidas en juego, está claro que aprobada esta ley, nadie que tenga una creencia que vaya a contramano de esto, está obligada a abortar, y me parece que estando miles de vidas en juego, los legisladores tienen una decisión histórica en sus manos.
Lozano: “La maternidad no puede ser nunca un acto de imposición, tiene que ser una elección de vida.”
12/04/2018