Este 9 de Julio, a 202 años de declarada nuestra independencia, la fecha debe encontrarnos en unidad y hermandad en la defensa común de nuestros sueños, anhelos y derechos. Lejos de permitirnos el desánimo que el gobierno de Cambiemos espera para el conjunto de las y los trabajadores, el próximo lunes debemos convocarnos en las calles para hacer valer nuestro derecho a no perder lo conquistado, a decir que no nos interesa volver a las viejas y ya conocidas recetas de hambre y exclusión que nos impuso el Fondo Monetario Internacional en la década del ‘90.
Lejos de proponernos un 9 de julio de libertad e independencia, las últimas medidas económicas del gobierno de Cambiemos, vuelven a amarrar a nuestra Argentina a la dependencia de la especulación financiera y la corrupción Internacional.
Porque la deuda a la que nos atan es ilegal, inmoral y se paga con el hambre de la infancia de nuestro pueblo. Dos años de Gobierno de Cambiemos no han podido doblegarnos, pero han deteriorado profundamente las condiciones de vida de amplios sectores. Favoreciendo a quienes siempre ganan, a veces más a veces menos, pero sus números nunca están en rojo. Esos sectores económicos sin bandera, sin patria, sin amor por nada más que el dinero, son los que se van al exterior cuando la cosa se pone fea, somos siempre nosotras y nosotros los que nos quedamos trabajando para volver a poner de pie a nuestra Patria. No se puede ni siquiera soñar con la independencia en estas condiciones.
Nuestra tarea es, entonces: avanzar, caminar, organizarnos y discutir las bases de una nueva política para que el sueño por el que murieron miles de personas comprometidas desde hace más de 200 años se encuentre con nuestras luchas de hoy. Junto al movimiento Feminista, los trabajadores y trabajadoras de la economía popular, junto a los pueblos en lucha por sus territorios ancestrales y contra el saqueo de los recursos naturales, junto a todos aquellos que defienden los Derechos Humanos, debemos reinventar nuestra independencia para que no sea solo una palabra sino un proyecto posible y real para nuestro pueblo. Para todos, para todas, para todes.
A la calle entonces porque allí hemos conquistado y sostenido todo aquello que todavía no han podido arrebatarnos. En las plazas, en las calles y en las urnas hemos ganado viejos y nuevos derechos. A la calle contra el endeudamiento eterno, contra la condena del hambre, la pobreza y el descarte. Si la política económica de este país la discuten un grupo de tecnócratas en las oficinas del Fondo Monetario Internacional, la libertad y la independencia de nuestro pueblo está en las calles. Las mismas recetas económicas de hace dos décadas o tres décadas nos conducen al mismísimo lugar.
Ya lo conocemos y no lo deseamos. Quienes tuvimos que enfrentar esas políticas, quienes las vivimos y tuvimos que sufrirlas, este 9 de Julio le decimos no al endeudamiento, no a las recetas del fondo monetario, no al hambre de las pibas y los pibes; no a la exclusión: Estamos En Marcha, este 9 de julio salgamos con alegría a defender nuestros derechos, nuestras vidas y nuestra dignidad.