Claudio Lozano sostuvo que “el gobierno rodeó los anuncios de los nuevos datos de pobreza de una conferencia de prensa donde el Presidente hizo gala de un profundo cinismo. Decir y afirmar lo que en la práctica se niega, es la clave del discurso cínico. Macri hizo una conferencia para decirnos a todos que más allá de que sus políticas producen el efecto contrario (amplían la desigualdad y la pobreza), el objetivo de su gobierno sigue siendo reducir la pobreza.
Luego de echarle la culpa a las turbulencias y a la herencia (autocrítica cero), presentó de manera almibarada los resultados que presentó el INDEC para el primer semestre de este año. El 24,3% de pobreza y el 4,86% de indigencia, es resultado de un promedio entre lo que se vivió en el primer trimestre del año (último trimestre de suba de la actividad económica) y lo que se midió en el segundo trimestre. El primero midió 25,5 % y el segundo trimestre ya mostró que la pobreza trepó al 29,1%. En igual sentido ocurre esto con la indigencia que se acercó al 5% (4,95%).
La pobreza ya está en torno al 30% cuando las mediciones anunciadas aún no han relevado los efectos de la segunda corrida cambiaria, ni de la recesión profunda y prolongada que le espera a la Argentina en el marco del acuerdo pactado con el Fondo Monetario Internacional.
Los niveles de pobreza e indigencia presentados por el INDEC, se ubican ya prácticamente en los mismos niveles que estos tenían a finales del año 2015, y está claro que Mauricio Macri finalizará su mandato con niveles de pobreza e indigencia superiores a los que se podían estimar a finales del gobierno anterior.
Argentina ingresa a una recesión prolongada con 12.955.733 pobres y 2.197.723 indigentes. En concreto, casi 1.300.000 pobres más y 219.000 indigentes más que a finales del 2017.
Macri ha dicho que quisiera que se juzgue su gestión por el impacto que esta tenga en la evolución de la pobreza. Pues bien, está cada vez más claro que si por esto se lo juzga, tendría que ir preso.”
