La mesa de coordinación de Unidad Popular de la provincia de Buenos Aires, expresó su repudio y su rechazo a todo tipo de violencia de género luego de la denuncia pública de la actriz Thelma Fardin contra el actor Juan Darthes.
La integrante de la mesa, Alejandra Taboada, reflejó con claridad la posición partidaria en un escrito en el que se asegura que pareciera que “el mandato de la violencia es el silencio. Callar porque ser violada es una vergüenza, un castigo, una deshonra. Quizá hasta hayas hecho algo para que te violen. Esa es la estrategia del violador: “Mirá cómo me ponés”. Vos, mirá lo que hacés. Mirá lo que provocás. Ahora bancatelá”.
Los casos de violencia sexual no son fallas en el sistema. El Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) viene trabajando desde 2016 en el Registro Único de Casos de Violencia contra la Mujer, en el que buscan sistematizar todos los hechos registrados a nivel nacional de todos los hechos de violencia vividos por las mujeres. Registros de diversos tipos: policiales, de los centros de salud, de líneas de asistencia y de la Justicia. Ese registro muestra que, entre 2013 y 2017, se registraron 260.156 casos de violencia (de todo tipo) y que el 7,9% de ese total corresponden a agresiones sexuales. Es decir que, según la estadística actual, en la Argentina se registra un (1) caso de violencia sexual cada dos horas. Lejos de ser monstruos, el accionar de los violadores, acosadores y violentos es sistemático y constante.
Pero este dato resulta más alarmante si tomamos la respuesta de otro informe del Indec. Según la Encuesta Nacional de Victimización que publicó el organismo en febrero de 2018, el 87,4% de los casos de ofensa sexual no se denuncian.
En Argentina una mujer cada 31 horas es asesinada por su pareja, o ex pareja, para lo que resta del 2018 se esperan 16 muertas más. Asesinadas a golpes, acuchilladas, ahorcadas, empaladas… tiradas a la basura, descuartizadas, desaparecidas…
Frente a esta sistematicidad de la violencia, la respuesta no se agota en el Código Penal. La tarea es llegar antes y la respuesta feminista es profundizar la Ley de Educación Sexual Integral, que garantiza una enseñanza respetuosa, libre de estereotipos, en la que se rompa el silencio y el tabú como mandato principal. Entender la sexualidad y el género no se agota solo en la biología”.