El 2,9% de aumento de los precios en enero impulsado por el precio de los alimentos, y la certeza de un porcentaje igual o superior para febrero asociado a los nuevos aumentos del transporte, los combustibles y la electricidad, no solo vuelven a demostrar el fracaso completo de la política económica y a consumar un nuevo saqueo al bolsillo popular, sino que profundiza problemas estructurales de la Argentina.
Por lo general, la mirada que tenemos sobre la inflación suele referirse dominantemente a que los precios suben y no tanto al hecho de que en su ascenso algunos suben más que otros. En este sentido, la política que el macrismo impulsa desde el 2016 define una evolución de los alimentos y de los servicios esenciales por encima del promedio del nivel general de precios. Una política que construye un escenario de alimentos y servicios esenciales caros no hace otra cosa que encarecer la sobrevivencia para el conjunto de la población y reducir al extremo el dinero disponible para el consumo de otro tipo de producciones.
Este esquema de precios que promueve y sostiene la administración macrista hace desaparecer el mercado para el sector industrial. Este hecho, sumado a los elevados costos de financiamiento y a la apertura importadora es lo que explica la caída permanente del sector industrial, la destrucción de muchas Pymes del sector y el nivel alcanzado de capacidad ociosa que ya se equipara con lo ocurrido en el desastroso año 2002.
Lo expuesto también define la absoluta estupidez que caracteriza a las medidas anunciadas ayer por el Presidente de la Nación y que supuestamente tenderían a ayudar a las Pymes. Frente a la ausencia de mercado y el elevado costo del financiamiento, la anunciada rebaja de aportes patronales no soluciona problema alguno, e incluso incorpora uno nuevo ya que profundiza el desfinanciamiento del sistema previsional. En la práctica, esa rebaja de costos sólo podrá ser aprovechada por aquellas actividades (pocas por cierto) que quedaron bien paradas luego de la devaluación. En síntesis, con alimentos y servicios caros no hay desarrollo industrial. Este camino conduce a la plena primacía del extractivismo exportador de recursos naturales sin agregación de valor, como orientación dominante de la producción argentina.
Claudio Lozano
Presidente UP