Claudio Lozano y Alejandro López Mieres (investigador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas), sostuvieron que “una vez más, el FMI ha decidido respaldar a Macri en su pretendido objetivo de reelegir, al permitirle utilizar el excedente de dólares que el Tesoro tiene en el 2019 para cubrir el faltante que el mismo Tesoro exhibe, respecto a los vencimientos en pesos del año en curso.
Del mismo modo que a comienzos del 2018 el FMI evitó que Macri y el mejor equipo de los últimos 50 años cayeran en default habilitando un crédito enorme violando sus propias reglas y estatutos, hoy le facilita la locura de pagar con dólares la deuda en pesos. Estamos frente a un último y desesperado intento de estabilizar el tipo de cambio.
Una vez más el FMI apuesta a que con este respaldo la confianza reinará, los exportadores liquidarán y en el marco de las nuevas medidas del Banco Central (que combinan una mayor contracción monetaria con una más lenta actualización de la banda cambiaria) el dólar se ubique por debajo del piso de la banda y permita que el BCRA compre divisas, inyecte liquidez y bajen las tasas de interés. Toda una ingeniería que, si no funciona, (y hasta ahora no se ha cumplido el dogma de que el respaldo del FMI promueva el apoyo de los grandes capitales privados de adentro y de afuera) dejaría a la Argentina en el peor de los mundos.
En primer lugar, si la confianza no aparece, los próximos meses combinarán una inflación del 3% mensual con emisión cero, presión cambiaria, despilfarro de divisas y tasas de interés monstruosas. Contexto este que agravaría el cuadro recesivo con suspensiones, despidos, concursos, quiebras y cierres de empresas. Pero que además debilitaría la posición en dólares del próximo gobierno ya que los 9600 millones de dólares que sobraban este año ya no estarán en el 2020. Fecha está en que hay nuevos vencimientos y donde el gobierno de Macri agotó la casi totalidad del crédito del FMI.
El gobierno y el FMI han fracasado hasta hoy en la idea de generar confianza en razón de que esta se sustenta, cuando de economía hablamos, en cuestiones de orden material. Si Argentina estaba en default al comienzo del 2018 y en lugar de reestructurar la deuda lo que se hace es otorgarle un crédito que aumenta significativamente el endeudamiento del país y al mismo tiempo pone al FMI en el primer lugar de la fila de los acreedores, difícilmente la confianza se restaure. Si además, internamente, fracciones del capital concentrado resultan postergadas tanto por el recorte de subsidios como por la profundidad de la recesión, la confianza tampoco se logra. En suma, una vez más y en un marco de absoluta fragilidad, el FMI respalda electoralmente a Macri y le pone una nueva bomba al próximo gobierno al permitir el disparate de que un país como Argentina, que no tiene dólares, cancele deuda en pesos con las pocas divisas disponibles.