Estamos a las puertas de un hecho político y cultural inclasificable y esperanzador. A contrapelo del clima de angustia que recorre gran parte de nuestra América, una increíble mezcla de artistas, comunicadores y organizaciones populares se moviliza desde 17 países hacia la Argentina, en una gran Caravana por la Cultura Comunitaria de nuestros Pueblos.
Desde la Secretaría de Cultura de nuestro Instrumento Electoral para la Unidad Popular, el hecho es más que un evento continental…es la prueba de que nuestros valores políticos guardan una fecundidad invencible, no sólo en la geografía que recorremos todos los días en nuestros barrios, sino en infinitos puntos del corazón de “Abya Yala”, como le dicen nuestros Pueblos Originarios a Latinoamérica. Por eso luchamos por la Cultura Comunitaria a través de un proyecto de Ley, defendido en su momento por Claudio Lozano y Victor De Gennaro.
Lo cierto es que después de un año de encuentros y debates en sus lugares, se fue conformando ese colectivo de 600 referentes de México, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Brasil, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Perú, Paraguay, Chile, Uruguay, Venezuela, Cuba, Honduras, Chile y Argentina que se congregarán en Mayo. Y no vienen a quedarse quietos; van a atravesar nuestra tierra, desde Mendoza a Buenos Aires, pasando por San Francisco, Córdoba y Paraná, en una secuencia de festivales, talleres, peñas y muestras populares de Arte y Comunicación. Tampoco es la primera vez que sucede; es el IV Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, y ya se realizó en Bolivia (2013), El Salvador (2015) y Ecuador (2017), visibilizando y dando impulso a infinidad de redes y colectivos en todos los países. Los y las 600 serán el primer “anillo” de un grupo humano que se espera vaya sumando a más de 1200 adherentes en el camino y decenas de miles de apoyos en sus acciones públicas.
La bandera común es luminosa: dice que hay una Cultura que se realiza todos los días en los barrios y territorios, por fuera del Mercado y sin pedir permiso a los gobiernos: se llama Cultura Comunitaria, y necesita ser protegida; la forman los centros culturales, bibliotecas populares, medios alternativos, grupos de teatro, circo, plástica o danza que florecen en cada lugar; son la clave de un modelo de desarrollo que ahora mismo involucra a los pibes, mujeres y abuelos en las comunidades y en el cuidado de nuestros hogares naturales. Son más de 200 mil procesos en todo el continente, dando color a las plazas y calles de nuestros barrios, prefigurando una política distinta, cercana, cotidiana. Por algo dicen que la Cultura Comunitaria no viene a “decorar” la Democracia sino a transformarla de raíz. Y por eso dicen que si la UNESCO aconseja dedicar el 1% de los Presupuestos nacionales a la Cultura en general, la décima parte debería asignarse a estas pequeñas iniciativas que le cambian la vida a la gente. Más del 25% de la población de la Argentina participa de alguna actividad de Cultura Comunitaria, según las estadísticas del mismo gobierno que le recorta presupuestos.
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Mucho viene hablándose acerca de la “batalla cultural” que parece estar dándose al interior de la conciencia de la sociedad y en el seno del corazón de nuestro Pueblo.
Pero…¿Qué es lo que se está dirimiendo? ¿Cuál es el contenido de esa pulseada?¿qué visiones de futuro, qué urgencias están haciendo fuerza?¿con qué fragmentos de tradiciones, y con qué nuevas imágenes? ¿será solo resistir los embates de este neoliberalismo feroz… o hay lugar para un renacimiento transformado de lo popular?
Encima la “batalla cultural” tan mentada se desarrolla en un escenario dramático. Para saber lo que el capitalismo “en serio” quiere de la Argentina sólo hay que ver las políticas que implementa el actual gobierno de Mauricio Macri: saqueo de nuestros bienes comunes, pobreza, extranjerización, subordinación al poder económico, precarización laboral, desmantelamiento de las herramientas públicas y estatales que estén en condiciones de defender los intereses de la gente y desintegración de lo social. Para las grandes mayorías la cosa está más clara que nunca, y la crisis está desatada.
¿No será el momento de arriesgarnos a poner las bases de una sociabilidad distinta?¿Podremos, aún en el dolor de la urgencia, poner los mojones de una economía, una cultura y una política distintas?
Allí está cifrada la más honda batalla cultural que estamos transitando; la que no sólo señala la crueldad inhumana de este modelo de hambre y saqueo, sino la que puede plantear, fortalecer y desarrollar una política a la medida de eso que llamamos “lo popular”.
Lo popular tiene un principio estructurante: la colaboración, lo cooperativo, lo solidario. Es el principio que hace que surjan sindicatos, mutuales, cooperativas, merenderos…y también grupos de danza folclórica, milongas o bandas de rock. No es la reacción ante la existencia de un otro poderoso y amenazante arriba nuestro; mas bien es la celebración de la cercanía del que tenemos al lado, la Amistad como forma de vida y caldo del juego y la creatividad indisciplinada. Y es que hay una diferencia sustancial entre competir y colaborar. Para colaborar, necesito que el otro esté vivo y contento; para competir, ni siquiera es necesario que el otro respire mucho. Necesito que exista pero para… para que siga perdiendo.
Cuando el capitalismo y la democracia representativa nos invitan exclusivamente a competir saben muy bien lo que hacen; nos enseñan a vivir a su manera.
Podríamos hacer otra cosa. Terminar con el Hambre todos y todas juntos, fundar cien pueblos por año con nuestros jóvenes, cambiar nuestras cartas orgánicas municipales y que los vecinos voten todos los días. Ganar y perder batallas, pero en un camino claro basado en la autoconfianza colectiva, como en un gran baile popular. Hacer converger las mayores y mejores capacidades colectivas de construcción, incluso (y sobretodo) aunque pensemos distinto en algunos temas.
El IV Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria ya está lanzado y transformándonos; un proyecto de Ley se plesbicitará en las comunidades y decenas de plazas de nuestro país serán por una semana “Cabildos”, “Ferias” y fiestas de la Cultura Popular. Democracia Participativa, Economía Social y otra decena de ejes de trabajo serán el sistema nervioso de una subjetividad andante.
El 16 de Mayo a la noche, este modesto movimiento popular, junto con cientos de colectivos y organizaciones sociales va a celebrar un festejo a la altura de las generosas visiones de nuestro Pueblo. En el Estadio de Chacarita Juniors, desde el claroscuro del corazón de la Clase Trabajadora bonaerense, una bocanada de deseo colectivo se va a levantar hacia la luna; será el turno de los tambores y los estandartes, de los “caporales”, de las bailarinas y los muñecos gigantes, de las banderas multicolores de nuestra Puebla en Marcha, pero en una fiesta con olor a Historia.
Haremos muy bien en no perdernos esta Caravana. Su camino no ha sido trazado sobre los senderos sinuosos de la mezquindad y el cálculo; por el contrario, va derecho al poder solidario que fluye en lo compartido, un viaje sin escalas a la semilla que prometimos cuidar junto a hermanos como el querido Iván Nogales.
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