En los últimos años la creciente desigualdad social se acentuó a lo largo y ancho de nuestro país, lógicamente, la juventud no se quedó afuera de esa ecuación, modificando su forma de vida, sus anhelos, sus consumos, su nivel formativo, y muchos aspectos cruciales de sus vidas.
El aumento del desempleo, complica el ingreso al mercado laboral a las nuevas generaciones de trabajadores y trabajadoras, coartando la posibilidad de acceder a un salario que permita satisfacer las necesidades más elementales, y a su vez no perder la capacidad de proyectar a futuro, se torna una cruda realidad que interpela a toda la población, pero en particular a millones de jóvenes.
A raíz de esta situación, gran cantidad de egresados de la educación secundaria terminan formando parte de una masa de trabajadores en suma precariedad. Además buena parte de ellos se encuentran desempleados. Esta situación de exclusión se agrava aún más a partir de ciertas condiciones de vida encontradas en gran parte de ellos, ya que es evidente como se dificulta el acceso a alcanzar un trabajo estable según el origen, el género, la nacionalidad, entre otras atribuciones sociales.
Para quienes aún no han finalizado sus estudios, la situación no mejora, ni es muy alentadora. El nivel de deserción en las instituciones educativas universitarias y terciarias, como así también los centros de talleres de oficio, es muy grande, y los esfuerzos por parte del Estado para revertir esta situación son insuficientes. Las becas, o las pasantías, buscan remediar, en parte, los gastos cotidianos de lxs estudiantes dentro y fuera del aula. Sin embargo estas se reducen a otorgar una cantidad de dinero mensual a cada uno de ellos, dejando de lado ciertas vicisitudes sumamente importantes que atraviesan sus realidades cotidianas, como la crianza y el cuidado de hijxs o la conectividad para garantizar una continuidad pedagógica (más aún en tiempos de pandemia donde este elemento es vital para mantenerse al día con los docentes y la institución).
Es por eso que desde la Juventud de Unidad Popular exigimos:
- Un Ingreso Juvenil de Emergencia (IJE). Universalizar dicho ingreso para paliar las necesidades en época de pandemia, y que dicho ingreso sirva para poder proyectar a futuro una Renta Básica Universal, para que millones de trabajadores puedan salir finalmente de la pobreza, garantizando un círculo virtuoso de consumo que reactive la economía nacional.
- En materia de cuidados y crianza, la posibilidad de crear un espacio de atención y recreación a los infantes a cargo de lxs estudiantxs (que puede ser utilizado también por el personal de la institución) durante la jornada formativa.
- Con respecto a la conectividad, entendemos que el estado realiza, ya desde el plan conectar igualdad, importantes avances sobre la soberanía educativa de todxs. Sin embargo, esto debe venir acompañado de una política que pueda dotar de recursos para mantener la cursada virtual con acceso internet, solucionando los requerimientos que la institución educativa lxs solicite.
- Actualizar y promover todos los espacios que intenten coordinar a lxs estudiantxs en formación con los trabajadores en ejercicio. Entendemos que el sistema de pasantía posee ciertas irregularidades, profundizando la precariedad laboral bajo esa forma de trabajo. Por el contrario, es necesario empoderar a lxs estudiantes en formación creando y participando del mercado laboral en condiciones dignas. El Estado debe ser el principal difusor, ya sea en el ámbito público como privado, y en el caso que lo permita creando las condiciones de libre asociación en la economía social/cooperativa.
- Facilitar el acceso a la vivienda con leyes que promuevan topes a los precios de alquileres, y a su vez que se multe la vivienda ociosa.
- De la preocupante realidad para acceder a un hogar propio, se nos suma el problema que les toca vivir a miles de mujeres víctimas de violencia de género, que muchas veces tienen que compartir techo con «machos» golpeadores y en el peor de los casos asesinos. Es por eso que en particular, a nuestras jóvenes maltratadas debemos facilitarle la tarea de poder acceder a una vivienda de manera sencilla.
De esta manera, nosotros logramos a través de la propuesta consustanciarnos con tantos jóvenes que habitan cada rincón del país, cuyo sueños y sentido de vida es crecer individual y colectivamente en una sociedad que al día de hoy se empeña en mostrarles una cara hostil. El rol del Estado es y será esencial, como potenciador y protector de los mejores valores del pueblo argentino. Siempre comprometido hoy, con un mejor mañana.