La “IV Cumbre de las Américas” se desarrolló en Mar del Plata los días 4 y 5 de noviembre del 2005.
La llegada del presidente George Bush (h) despertó una enorme repulsa, por ser la expresión del “Consenso de Washington” (que era la cartilla para imponer las recetas neoliberales), por sus posiciones militaristas y por las “invasiones” a Irak y a Afganistán.
Las Cumbres Presidenciales constituyen el órgano político superior de la OEA (Organización de Estados Americanos), muchas veces denominada el “Ministerio de las Colonias” e históricamente utilizada por Estados Unidos, como un brazo de su política hacia Latinoamérica y el Caribe, como vemos recientemente en Venezuela y Bolivia.
La reunión era organizada por la OEA, pero quien la presidió fue el presidente anfitrión, Néstor Kirchner, y el coordinador, nuestro Canciller Jorge Taiana.
Concurrieron 34 presidentes -o jefes de Gobierno- de los países de América, solo faltaba Cuba, que había sido excluida de la OEA después de la Revolución.
El temario era muy importante: la desigualdad social; las consecuencias de las políticas neoliberales; la necesidad de promover prioritariamente programas económicos que impulsaran el desarrollo y la creación de trabajo. En la apertura, el Presidente Kirchner, en una excelente exposición, introdujo los temas de la Agenda.
Pero Bush, junto con el Primer Ministro de Canadá, Paul Martin, y el Presidente de México, Vicente Fox -un gran multimillonario-, desnudaron sus propios objetivos: pidieron apartarse de la agenda prevista, y discutir la aprobación e implementación del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), que era la cuestión que realmente les importaba y que a Bush le hubiera reportado un enorme triunfo, al conseguir que la Asamblea aprobara su principal objetivo en este viaje.
A partir de ese momento surgió una verdadera expresión del espíritu latinoamericano-caribeño, con una oposición demoledora al intento del “libre comercio” promovido por el Norte, y las intervenciones magistrales de Lula da Silva (Brasil); de Hugo Chávez (Venezuela); de Tabaré Vázquez (Uruguay), y nuevamente de Néstor Kirchner (Argentina). Bush reiteró que el “mundo” no entendería el rechazo al ALCA; pero la oposición fue muy firme y el ALCA quedó prácticamente enterrado. Nunca un presidente de los Estados Unidos -en este caso George Bush (h)- había salido tan mal de una reunión de este nivel.
Al margen de la IV Cumbre de las Américas, se desarrolló la “Cumbre Social”, que fue una verdadera contracumbre, pues el objetivo de esa enorme reunión era precisamente la oposición al ALCA y el repudio a la presencia de Bush en Argentina.
En esta Cumbre, con la presencia de miles y miles de militantes sociales, participaron Hugo Chávez, Evo Morales (quien todavía no era presidente de Bolivia), el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, las “Madres de Plaza de Mayo”, los organismos de Derechos Humanos, la CTA y numerosos gremios.
Ahí fue donde Hugo Chávez pronunció su célebre “¡ALCA, ALCA, ALCA … al carajo!”.
Y así fue cómo la firmeza de los presidentes sudamericanos, con muchos otros colegas de diferentes países, tuvieron el respaldo popular y multitudinario para oponerse al llamado “Libre comercio” que propugnaban los gobiernos del Norte, para beneficio de las grandes multinacionales y los centros de poder económico-financieros.
Debemos integrarnos solidariamente en el ámbito regional sudamericano y con toda Latinoamérica y el caribe, defendiendo nuestros valores e intereses comunes. Más allá de la OEA, debemos profundizar el MERCOSUR (Mercado Común del Sur) y recuperar la UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas) y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), todos distintos procesos de integración complementarios.
Carlos Custer
Mesa Nacional UP